Once días bastaron para que el multimillonario Elon Musk hiciera tambalear la mesa de negociaciones de Twitter, la empresa tras la red social homónima, con una oferta de 44 000 millones de dólares (41 000 millones de euros) que disparó las acciones del consorcio en más de un 5% a comienzos de esta semana. Contrario a la primera postura de rechazo al magnate, este 25 de abril el consejo de administración de Twitter aceptó de manera unánime el traspaso a Musk, quien asegura que su objetivo es llevar la libertad de expresión a la red social.
“La libertad de expresión es el cimiento de la democracia, y Twitter es la plaza digital donde se debaten temas vitales para el futuro de la humanidad”, dijo en un comunicado el también consejero delegado de Tesla (automóviles), SpaceX (aeronáutica), Neuralink (inteligencia artificial) y The Boring Company (infraestructuras).
El hombre más rico del mundo había mostrado su interés por adquirir la compañía cuando se difundió hace unas semanas que era dueño del 9,2% de las acciones. Finalmente, el 14 de abril, Musk, con una influencia notoria sobre la red social, como prueban sus 83 millones de seguidores, se lanzó a comprar la totalidad del emporio, en otra de sus arriesgadas hazañas financieras.
Para él, la empresa “tiene un enorme potencial. Tengo muchas ganas de trabajar con la firma y con la comunidad de sus usuarios para sacarle todo el partido”. Así, Musk pasará a suceder dos gestiones fallidas en Twitter: la de Jack Dorsey, cuya dimisión en noviembre pasado sorprendió al mundo y la de Parag Agrawal, cuyo trabajo ha sido puesto en dudas por los accionistas.
El multimillonario de 50 años y 219 000 millones de dólares de fortuna neta, antes de la nueva adquisición, pretende incorporar a Twitter “nuevas prestaciones, compartir los algoritmos en código abierto [de modo que cualquier pueda consultar el funcionamiento de sus decisiones], derrotar a los bots [dedicados a la difusión] de spam y certificar que todos los usuarios son humanos”.
Para muchos, no cabe dudas de que la llegada de Musk significará una revolución en la red social, como ha sido el impulso de los autos eléctricos desarrollados en Tesla o los viajes al espacio de forma privada con los que SpaceX desbancó a la mismísima NASA. Para otros, se trata de otra arista con la que el ciber magnate se prepara para su plan de colonizar Marte.
Otro grupo asegura que la compra de Musk permite el regreso a su campo de batalla al influyente Donald Trump, vetado de la red social en la que era seguido por más de 89 millones de personas, en sus últimos días en la presidencia de Estados Unidos. Sin embargo, Trump, enterado de la reciente compra y de la política a la que aspira Musk, afirmó que no regresaría a Twitter y se quedará en su plataforma Truth Social. "Twitter se ha vuelto muy aburrido. Se han deshecho de muchas buenas voces en Twitter, muchas de sus voces conservadoras", dijo el expresidente.
Musk, quien comparte enemigos en común con Trump, como el caso del senador demócrata Bernie Sanders, escribió en uno de sus últimos tuits: “Espero que hasta mis mayores críticos permanezcan en Twitter. Eso significa la libertad de expresión”.