Con frecuencia me quedo sin argumento frente a la desesperada pregunta por qué le ha tocado sufrir tanto al pueblo cubano.
Hay varias respuestas, pero siempre queda el sinsentido del sufrimiento y del dolor, sobre todo cuando es evitable e injusto.
Ante el sufrimiento, la primera actitud debe ser de respeto y consideración con el que sufre. Acompañados de la necesaria solidaridad hacia la víctima del sufrimiento. Todo ser humano debe sentir como en carne propia el dolor que provoca la injusticia.
Sin embargo, hoy quisiera, como siempre, proponer otra actitud y otro sentido para el sufrimiento.
"...el sufrimiento no debe hacerse el ´dueño´ de la persona sufriente, sino que la actitud que más se corresponde con la dignidad de la persona humana es cuando esta asume, domina y controla su actitud ante el dolor sea físico, psicológico o espiritual"
Propondría una actitud ante el sufrimiento en la que la persona del que sufre asume de tal forma el sufrimiento que se hace dueño de ese estado de dolor. En efecto, el sufrimiento no debe hacerse el “dueño” de la persona sufriente, sino que la actitud que más se corresponde con la dignidad de la persona humana es cuando esta asume, domina y controla su actitud ante el dolor sea físico, psicológico o espiritual.
Además de esta actitud propondría al pueblo cubano y a muchos pueblos sometidos a la guerra, las injusticias y la opresión, darle un sentido trascendente al sufrimiento. Es decir, convertirlo en una ofrenda permanente en el altar de Dios y de la Patria. Toda cruz redime si es asumida, si es ofrecida y si se le da sentido y se convierte en ofrenda.
Quiera Dios que la nación cubana, que sufre tanta injusticia sin sentido, aprenda a vivir una espiritualidad que le dé sentido y carácter redentor a los inenarrable sufrimientos que vivimos.
Que en nuestras familias se forje el carácter de las nuevas generaciones, de modo que puedan asumir esta mística del sacrificio.
"Cuba, educa a tus hijos en la fortaleza de alma para que puedas convertir tu sufrimiento en redención de tu propia libertad"
Que en las Iglesias se forme esa espiritualidad sólida, sobria, recia, de modo que los cristianos podamos dar ejemplo de fortaleza de alma y reciedumbre de espíritu.
En Cuba hay mucha debilidad de carácter, se educa a personas frágiles para que sean mejor manipulables. El miedo es el caldo de cultivo para ese debilitamiento del espíritu.
Cuba, educa a tus hijos en la fortaleza de alma para que puedas convertir tu sufrimiento en redención de tu propia libertad.
Publicado originalmente en Convivencias.