En apenas un mes, he tenido dos pretextos para conversar con el biólogo y ambientalista Ariel Ruiz Urquiola: el primero fue el aniversario de la marcha alternativa del 11 de mayo de 2019, en la que participó. El segundo, el Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra cada 5 de junio desde 1974.
Aunque el compromiso de los Estados y los ciudadanos con el cuidado del medio ambiente no debe limitarse a una fecha específica, la efeméride no deja de ser propicia para que este científico ofrezca sus criterios sobre la protección del medio ambiente en Cuba y la gestión ambiental del Estado.
Más que calificar, Ruiz Urquiola prefiere ofrecer ejemplos concretos que permiten a los lectores hacer su propia evaluación de cómo el Estado cubano protege (o no) el medio ambiente. El primer renglón básico a que se refiere es el ordenamiento forestal.
“Cuba posee una de las especies nativas de mayor valor maderable a nivel mundial que es la caoba antillana, te puedo decir que el ordenamiento forestal no incluye a esta especie y deja fuera, en las otras pocas de importancia forestal, la diversidad genética. Todo el sistema de siembra de vivero ha sido en función de recolectar semillas de los árboles plus, como si estuviéramos hablando de plantaciones agrícolas intensivas con monocultivo”.
“Si se considera que previo a 1492, el 98% del archipiélago estaba cubierto por bosques y ha sido reducido en su espacio natural a porcentajes que van hasta un 13.7% de bosques naturales a finales de la década del 90, y toda la repoblación que se hace es sin considerar el background genético de las poblaciones de estas especies, te da idea de que ha sido un fracaso. No solo la política forestal y la explotación de los bosques, sino los bosques como hábitat de nuestras especies”.
Otro punto que analiza Ruiz Urquiola y nos permite valorar la gestión ambiental del Estado es el manejo de los recursos pesqueros y señala que han sufrido sobrepesca “desde las tortugas marinas, los camarones, la langosta. Esto te da una magnitud de que la política pesquera de Cuba ha sido errada, desde su comienzo y en todo su desarrollo, que ha logrado el colapso del propio Ministerio de la Pesca”.
“Si consideramos que la biodiversidad de Cuba se centra en ecosistemas cuyas especies básicas han sido disminuidas, en términos generales, a tamaños críticos, ¿qué puede quedar para el resto de la biodiversidad?”.
“Los recursos naturales: si tenemos en cuenta que el desgobierno cubano se ha basado en el embargo de los Estados Unidos para justificar el avance inescrupuloso de las explotaciones de los recursos naturales, ya sea la explotación de recursos mineros a cielo abierto, de petróleo sin las medidas de control, que han implicado derrames petroleros en la Bahía de Cienfuegos y hasta en los propios yacimientos de exploración, y la industria hotelera, irrespetando todas las zonas de playa para la ovación de las tortugas marinas, por poner un ejemplo, estamos hablando de que en Cuba los recursos naturales han colapsado de manera general”.
“Si consideramos que el grueso de los asentamientos rurales y de muchas ciudades de Cuba aún vierten todos sus recursos líquidos, sus aguas albañales directamente al río y al manto freático, sin pasar por tratamientos de potabilización, estamos hablando de que los recursos hídricos también están colapsados”.
Los ciudadanos no cumplen los objetivos de la Ley de Medioambiente y el Estado tampoco.
La Ley de Medioambiente de Cuba data de 1997. Pese a que esta norma tiene más de veinte años, no está incluida su actualización dentro del Cronograma Legislativo aprobado en diciembre de 2019. Los objetivos de esta norma incluyen promover la participación ciudadana en la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible; desarrollar conciencia ciudadana sobre los problemas del medio ambiente, integrando la educación, la divulgación y la información ambiental; regular el desarrollo de actividades de evaluación, control y vigilancia del medio ambiente, y propiciar el cuidado de la salud humana, la elevación de la calidad de vida y el mejoramiento del medio ambiente en general.
Ruiz Urquiola también ofrece ejemplos que permiten valorar hasta qué punto se cumplen los objetivos de esta Ley en nuestro país.
“Si tenemos en cuenta que el recurso humano de Cuba, tanto el campesino como el citadino, vive en condiciones básicas y en muchos casos infrahumanas, donde los desechos, incluso sólidos van directamente a parar al manto freático, ¿cómo podemos hablar de prácticas de energía verde, de reciclaje, si las personas viven básicamente en estado de precariedad y hacinadas?"
“¿A dónde va a parar lo que llamamos basura? A quemarse a cielo abierto, directamente. Ni siquiera son clasificados en orgánicos, plásticos, cristales. Estos basureros contaminan el aire de las ciudades; no están en lugares aislados donde no existe población”.
“Las poblaciones costeras de Cuba, que no tienen otro medio de vida, no solo para comer, sino para calzar a sus hijos, comprarles lápices, plumones, libretas, porque no son suficientes las de las escuelas, tienen que pescar las tortugas marinas para vender su carne, su concha… a los turistas obviamente, o a cubanos radicados en otras partes del mundo. O personas con determinados conocimientos sobre moluscos, reptiles, anfibios, o que se dedican al tráfico de aves pequeñas como el tomeguín del pinar, el negrito, etc., hacia los Estados Unidos y otras Islas”.
“¿Cómo les vas a decir que no talen árboles para hacer carbón o para cocinar, calentar el agua? ¿Cómo les vas a decir que no echen los residuos líquidos directamente al río? ¿Cómo les vas a decir que no críen animales domésticos extremadamente dañinos para la naturaleza, como los puercos, cerca de los parques nacionales, que se comen todos los recursos naturales? ¿Puedes dar alguna enseñanza en una clase sobre educación ambiental? Cuando ese niño llegue a su casa, lo menos que puede recibir del padre es un bofetón y que le diga ‘cállate, que aquí la comida te la pongo yo, porque tengo que salir a pescar estos animales y no te mueres en la peste de tu caca porque esto va directo al río, para que te puedas bañar con agua caliente tengo que cortar los árboles. ¿Qué tú estás hablando?’”.
“No se cumple nada. Pero no es solo que no se cumplan por parte del ciudadano, sino que no se cumple a nivel de la empresa estatal cubana, que ha destruido la plataforma costera en el desarrollo de la industria del turismo, con la sobrepesca de las especies en la época de reproducción, para poder vender y satisfacer deudas a costa de nuestros recursos naturales. Las langostas son conocidas en Europa y muy pocos cubanos han tenido la posibilidad de degustar esos platos en su casa, como si se trataran de algo exótico venido de otro planeta”.
“Las empresas mineras que explotan a cielo abierto con absoluta impunidad, y las poblaciones locales de Moa, Niquero y demás, tienen altos índices de incidencia de cáncer y enfermedades respiratorias. ¿Y qué pasa con eso? Absolutamente nada, porque todo está en manos del Estado”.
No se puede hablar de una estrategia medioambiental cuando el ciudadano del país no puede expresarse.
Ante la pregunta de qué acciones podrían llevarse a cabo para mejorar el cuidado del medio ambiente en Cuba, su respuesta es simple y directa.
“El establecimiento de una república con Estado de derecho. No se puede hablar de medio ambiente cuando el poder está concentrado en una hegemonía bruta que carece de todo tipo de conocimiento, no solo sobre medio ambiente, sino de producción, sociedad, industria, todo. Son personas que toman decisiones como el difunto Fidel Castro Ruz, por todos los demás, en todas las áreas del saber, como si fueran unos eruditos, y lo que han llevado a una Isla poblada en un 98% de bosques y con una agricultura de las más prestigiosas y privilegiadas por su clima antes de 1959, a una crisis alimentaria. No se puede hablar de una estrategia medioambiental cuando el ciudadano del país no puede expresarse ni constituirse en una sociedad civil y ejercer y exigir una protección del entorno donde vive. En Cuba, todos los caminos conducen al establecimiento de una república con Estado de Derecho”.
También la falta de un Estado de Derecho constituye, en su opinión, el mayor obstáculo para el trabajo de los ambientalistas independientes en Cuba.
“Cualquier tipo de denuncia, de iniciativa privada o local que no sea del Estado cubano va a ser vista como una provocación, como un mercenarismo, como algo que hay que eliminar, que hay que combatir. Y se convierte en un foco delirante para las autoridades del medio ambiente cubano, que son soldados verdes, al servicio de un sistema dictatorial que ha corrompido la esencia de una sociedad que es la familia, el individuo, el derecho del ser individual y a exigir en consecuencia con ser un individuo consciente”.