Dictadura, vulgar tiranía,
que ensangrientas mi pobre bandera:
¡Desintégrate! ¡Esfúmate! ¡¡Fuera!!
Con tu alma luctuosa y sombría
mancillaste la enseña cubana.
La bandera más bella que existe.
Tinta en sangre la vi esta mañana
y no he visto una cosa más triste.
Ya este pueblo la usó en la pelea,
amparado en su azul legendario.
¡Al cubano que, hambriento, la ondea
no lo puedes llamar mercenario!
Dictadura que has roto, a porrazos,
nuestra Cuba de fe y de alegría...
se te acaban ya todos los plazos.
Y habrá un día, cabrona, habrá un día
en que envueltos en gloria y abrazos
juntaremos los rotos pedazos
y veremos tu fin, tiranía.