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Poesía cubana | El velo

"...Las cortinas se deslizan, ponen fin al concierto y / vuelven, / una lluvia de lirios del valle cae como diminuta brizna / sobre la solista y el saxofón, el velo se corre de su / rostro...".

Interior de un teatro.
"Teatro". | Imagen: Pixabay

Es primavera en Nápoles y la estación llega,

con sus derroches armónicos, y el teatro San Carlos

abre sus recintos para ofrecer un nuevo concierto de

     primavera.

Todo reverdece en su realeza, la esencia de las flores,

el resplandor dorado de las columnas que imprimen

     matices

a las manos pequeñas que se deslizan ágiles

sobre las llaves de nácar, y expanden las notas que

     emanan

del saxofón soprano cual quejidos musicales

para embriagar el aire e imprimirle ese deleite,

el toque supremo que ofrece la magia seductora de la

     música.

Las cortinas se deslizan, ponen fin al concierto y

     vuelven,

una lluvia de lirios del valle cae como diminuta brizna

sobre la solista y el saxofón, el velo se corre de su

     rostro,

el hedor de la carne quemada queda sin cubrir,

cual hermosa kadapul que muere cuando es cortada,

se dobla en su talle, las huellas del ácido moran en su

     piel,

surcan su rostro, se adentran en ella para quedar

     clavadas

en su sangre, correr por sus arterias y diluirse

en sus huesos, sus ojos, sus sienes y quedar atrapada

para siempre en su garganta junto a un alarido mudo y

     ciego,

el que nadie escucha porque lo tragó la noche.

Alguien se inclina para recoger el velo, la solista vuelve

sus labios al saxofón, los dedos se crispan sobre las

     llaves,

los arpegios se escuchan en sus notas más altas,

     trepidan

los cristales, y el cuerpo en dolor latente se estremece.

En cada acorde se deshace para recomponerse como un

     clamor,

una bocanada de aire que se escapa y se torna elíxir,

aliento divino, en la nota sublime que sólo emana del

     alma.

Publicado originalmente en la antología Más allá del miedo es mi casa “Mujeres poetas contra la violencia” (Ediciones Deslinde, Madrid, 2021), con selección de Ivonne Sánchez-Barea e Ileana Álvarez, y prólogo de Milena Rodríguez Gutiérrez.

Vivian Dulce Vila

Vivian Dulce Vila. Foto en revista Árbol Invertido

(Florida, Camagüey, Cuba, 1956). Ha publicado los poemarios La cierva imagina alas a sus costados (Ed. Fidelia, Ciego de Ávila, 1991), Jeremías aún canta (Ed. Ávila, 2001), A espaldas de Dios (Ed. Ávila, 2004) y Antología de la poesía cósmica de Vivian Vila Morera (Frente de Afirmación Hispanista A. C., México, 2005); además, la noveleta para niños y jóvenes Mayet y el planeta azul (Ed. Ávila, 2008). Obras suyas han sido publicadas en revistas como Videncia, Imago, Imagen, Árbol Invertido, Alhucema (España), Norte (México), La Tinta Suelta (México) y Carta Lírica (EE. UU.) y en selecciones como Antología de la poesía cósmica cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002), La sombra en la espiga canta (Ed. Ávila, 2004), Cuarto creciente (Ed. Ávila, 2007) y Esta cárcel de aire puro (Casa Editora Abril, La Habana, 2010).

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