Augurios del ciervo
No perturbes al ciervo junto al vado,
sombra al ocaso y chispa en la pupila.
Goza el ciervo del agua que destila
en el húmedo abismo del bocado.
No atribules al ciervo que asustado
es un puro temblor mientras ventila
con olfato intranquilo y asimila
cada ruido a sus astas imantado.
Baja la cornamenta entre la bruma
y brillan en el agua ondas de espuma.
Se bebe los segundos, queda inerte
y otra vez al otear alza la testa,
sabe bien del descuido y la respuesta
cuando llega en las garras de la muerte.
Visiones
Sopeso en el pecado irreverente
las aves que se fugan con la luz,
esos ángeles que fulgen de la cruz
y han dejado sus ritos al poniente.
Hoy galopan caballos por mi mente
y me asomo al cristal. En el trasluz
me detengo, me alejo. Veo en tus
ojos claros el iris que no miente.
Y vuelvo a regresar desde el silencio
que oculta la mudez, la reverencio.
No me importa morir de lenta herida
en su mezcla de azares, a la suerte,
si al gotear los latidos de la muerte
hay alientos de fe para la vida.
Pronósticos
Cuando el largo silencio evada el paso
y apenas se vislumbre leve huella,
cuando tras el adiós no haya una espera
y al eco de algún nombre estalle el llanto…
Cuando en vez de recuerdo escriba olvido
en el margen del último poema,
cuando inmóvil y sola entre la arena
llore ausencias la barca sin destino…
Cuando el ave sin trinos ceda al viento
y en lágrimas se enlute algún pañuelo,
cuando lama hasta el fin la postrer llama
los frágiles suspiros de una vela,
en su esperma indolente se delata
el fantasma invisible de un poeta.