La estrofa de los diez versos octosílabos, cápsula sonora como fenómeno de los procesos de la oralidad, tiene sus antecedentes, tratándose de la región más occidental de Cuba, fundamentalmente como consecuencia de la migración canaria desde los predios habaneros, después de los trágicos sucesos en la segunda década del siglo XVIII, persecución y masacre que sufrieron los cosecheros de tabaco y que más tarde enrumbaran hacia Vuelta Abajo soñando nuevas tierras pródigas para este cultivo, así como también de la décima cubana.
Los incipientes grupos poblacionales con sus referentes productivos en la caña de azúcar, café, tabaco, así como la cría de ganado vacuno y porcino, tuvieron entonces en sus fiestas típicas a la décima como elemento esencial a través del canto, tonadas y controversias en las celebraciones santorales, canturías y otros eventos fortuitos de festividad; expresión criollista en el regodeo del entorno paisajístico, costumbres, tradiciones y acendrado amor a la tierra.
El signo preferencial por la décima malara (Calificativo que se sustenta en el hecho de que, más de una década antes de que Lope de Vega le adjudicara la paternidad de la décima a Vicente Espinel: abbaaccddc, ya el sevillano Juan de Malara la había concebido en su obra Mística Pasionaria, lo que lo sitúa como el más cercano precursor) entre las manifestaciones de la poesía desde los villancicos, romances, coplas, quintillas, todas cantables, fue adquiriendo preponderancia, de tal suerte que hasta las faenas agrícolas o domésticas adquirían la categoría de canciones de trabajo.
El sello de identidad y cubanía le viene dado desde la impronta existencial de los primeros fundadores hasta la contemplación bucólica o acaso el sentimiento patriótico que siempre ha caracterizado a los criollos. De manera que esta forma poética devenida, según los textos encontrados en la época, mediados del siglo XVI con la obra Mística pasionaria, atribuida al sevillano Juan de Mal Lara y polarizada por su coterráneo Vicente Espinel, estructura que aún conserva, ha sido la estrofa por excelencia del proceso de la oralidad a través de la crónica, festejos o expresión escrituraria.
La llegada triunfal de Maceo a Mantua fue agasajada por los patricios de toda la zona con espectacular alegría y no faltó, en la memorable fiesta en honor a los libertadores, el canto decimístico. Este ejercicio de la crónica bélica nos viene desde los juglares españoles con sus gazetas o noticieros versificados que se remontan al siglo XIV donde los versificadores cantaban en los diez versos octosílabos dichos sucesos como es el caso del asalto a la ciudad de Baena en 1328.
El Titán de Bronce en persona declamó una décima sobre la libertad que había aprendido muy pequeño de labios de su madre. Otros poetas acompañados por la bandurria hicieron improvisaciones.
No hay dudas de que el proceso sociopolítico y cultural de Vuelta Abajo como el de todo el país ha tenido en esta viajera octosilábica el vehículo por excelencia de la crónica social que ha ido nutriendo la memoria colectiva. No escapa a su expresión oral o escrita el más amplio panorama ontológico: el amor, la amistad, la sátira, el patriotismo, la ironía, el humorismo, la publicidad comercial y las más inusitadas muestras vivenciales.
Lo que fuera una expresión típica de la campiña vueltabajera fue ganando terreno en la preferencia popular para situarse en la posteridad como una manifestación más del arte y la cultura en los predios citadinos. Prueba de ello lo han sido los escenarios de radio y televisión. Las emisoras locales y de la capital con la fundación de la radio en la década de los veinte, así como la televisión en los años cincuenta, han propiciado espacios estelares con el folclor campesino, tanto en su música criolla como en el repentismo. Esto dio lugar a que los intereses comerciales se vieran favorecidos por el dilecto gusto de la población hacia la décima en las voces de sus más destacados creadores.
En lo referente a la radio ha tenido, no solo en la capital provincial, sino en las emisoras locales de Guanajay, Artemisa, San Cristóbal, Sandino y otras, hasta la actualidad, sus programas dedicados al folclor campesino a través de la malara con buena aceptación popular. Otro tanto ocurre en la televisión local donde además de la presencia de los poetas consagrados en De la tierra sus encantos, se han creado programas con adolescentes como es el caso de Juglares del pinar.
Si bien el protagonismo en el vasto repertorio de esta manifestación folclórica ha tenido participación marcadamente masculina, la presencia de voces femeninas no deja de ser de notable importancia desde los programas radiales con los sucesos cotidianos matizados en sus primicias por el ritmo de La Guantanamera en la voz de Carmelina Barberi hasta la exquisita presencia de la Reina del Punto Cubano, la vocalista Celina González y otras valiosas intérpretes.
El XIX nos deparó la presencia improvisadora de una de las tres mujeres más importantes de ese siglo, sanjuanera (1836), Francisca González Ruz de Montoro.
Una clara evidencia de la popularidad tan arraigada de este metro poético la tenemos en Celestino García (1832), el Rey de los Versadores, quien cobró fama más allá de nuestros predios y ha dejado una huella imperecedera en la tradición repentista. De ahí que aún hoy no pocos admiradores sigan recitando muchas de sus obras como expresión de la saga popular en este género.
De igual manera en todo el país muchos rememoran con increíble espontaneidad las novelas en décimas de Chanito Isidrón, uno de los poetas más populares de todos los tiempos.
No ha sido casual entonces que los más diversos territorios de esta provincia pinareña tengan sus continuadores: Pascual Germán en Cueva de los Portales, Anastasio Groero en Guane, Benito Hernández Cabrera en Viñales, José Miguel Mederos y Porfirio Valdés Álvarez en Bahía Honda, Manolo Álvarez Sandino en Pinar del Río, Aniano Coro en el Entronque de Herradura, Ramón Cordero Espinosa en Consolación del Sur. Este protagonismo poético acentúa el pensamiento martiano de que dar pruebas de su poder y dejar memoria de sí, son ansias vivas del hombre, pues gracias a estas huellas concientizamos nuestra razón de ser.
En la zona de Minas de Matahambre con las voces de los poetas Chicha y el joven Wilfredo Caro se ha experimentado, junto a otros versadores, la hegemonía de la improvisación en fiestas de cumpleaños de las jovencitas que arriban a sus quince años, curioso aspecto revelador del alcance, arraigo y predilección de que goza el repentismo.
Los acontecimientos político-sociales no han dejado de marcar el referente existencia! de estos precursores que en sus primeros tiempos, algunos de ellos, fueron reconocidos como peseteros teniendo en cuenta que a su paso dejaban hojas sueltas con sus obras al precio de 5 centavos la cuartilla; en ocasiones por encargo.
La décima como crónica social desde los íntimos jolgorios del hogar campesino hasta los sucesos cotidianos de todos los tiempos e incluso los instantes de meditación para quienes la escriben, se ha convertido en el soporte más eficaz para dejar constancia en la oralidad de la historia, vida y costumbres de Vuelta Abajo como sello de pertenencia, identidad y, de hecho, expresión patrimonial.
Además de ser una de las provincias de su mayor auge poético en este sentido, Pinar del Río tiene la primicia de haber sido la cuna del punto libre. No exenta del continuo auge de la popularidad, ha devenido escenario permanente de las Jornadas Cucalambeanas, así como otros eventos importantes como el de la Oralidad con sedes en Guane y Consolación del Sur por varios años consecutivos.
Otra muestra de la presencia decimística, su continuidad y reconocimiento, lo son los concursos literarios con este fin que se realizan en Bahía Honda, Sandino, San Luis, San Cristóbal, Pinar del Río, Viñales, todos con carácter provincial. A lo que puede sumarse el evento La Cruz de Mayo, en San Juan y Martínez; también los talleres infantiles de repentismo con resultados promisorios.
En no pocos escenarios disfrutan los poetas del acompañamiento musical en las cuerdas de orquestas con un ganado prestigio como es el caso de Conjunto Cuyaguateje. Otros grupos musicales de no menos importancia se pueden apreciar en otros territorios de la provincia como Consolación del Sur, Bahía Honda, Guane, San Cristóbal.
La fundación de la Casa de la Décima Celestino García (marzo de 2008) por iniciativa de poetas y admiradores de la estrofa nacional en uno de los barrios periféricos de la ciudad, Reparto Celso Maragoto, ha sido un paso muy importante no solo para continuar difundiendo estas voces de la pluma y el canto, sino que constituye un sitio de reservorio, incentivo promocional y a la vez memoria histórica de sus raíces y frutos.
Frutos constantes de este esfuerzo son contentivos de las Ediciones Amauta, promoción oral y escrita de escritores e improvisadores, no solo en folletos, plegables y cuadernos, sino por vías de internet a través de sitios y blogs que nos acogen y divulgan.
Es importante agregar a esta impronta promocional los nexos de colaboración que hemos establecido con instituciones y amigos de otros países como es el caso del Frente de Afirmación Hispanista de México A.C., en cuyas publicaciones aparecen, entre otras, dos antologías muy importantes: Antología de la décima cósmica en Pinar del Río, así como los Cantos al Valle de Viñales y donde además de los poetas reconocidos han tenido la posibilidad de darse a conocer otros tantos de no menor valía.
Otro tanto debemos a la revista Carta Lírica bajo los auspicios del poeta y promotor cultural Francisco Henríquez.
Siempre ha causado admiración el hecho de que en Cuba, con una proyección hispanoamericana, desde Martí hasta Nicolás Guillen, los más prestigiosos poetas han abordado la décima en su creación lírica, de ahí que las dos editoriales de Pinar del Río, Cauce y Hermanos Loynaz, hayan editado no pocos libros de décimas de autores pinareños, tanto los improvisadores como escritores.
Al ser la cultura la más auténtica huella de la identidad, la décima viene a ocupar un importante espacio en la evolución histórico social de nuestra provincia. Los poetas: literatos o repentistas, son depositarios de este bagaje cultural.
Sea esta selección decimística, aunque no en la más auténtica medida en que lo quisiéramos, un ejemplo de cómo, a través de los resortes visuales, del sentimiento, la persuasión, la descripción o acaso el filo de la palabra sonora, el arte de escribir o improvisar constituye en la estrofa mágica el más rico tesoro de la poesía cubana.