La temperatura media de Groenlandia ha subido 8 °C en los últimos 40 años. Lo ha hecho dando pequeños saltos repentinos, sin que nadie sepa muy bien por qué. El agua dulce del deshielo se ha acumulado en el mar de Labrador, a donde llega en forma de icebergs que se desprenden de la capa de hielo que cubre la isla.
El sistema de corrientes del Atlántico Norte se está viendo afectado, alterando el clima en todo el planeta. Así ocurrió en el año 10.000 antes de nuestra era, cuando la última edad de hielo llegaba a su fin.
Cambio climático irreversible
Los llamados eventos Dansgaard-Oeschger fueron rápidas fluctuaciones climáticas que tuvieron lugar unas 25 veces durante la última edad de hielo y de las que tenemos constancia gracias a los registros paleoclimáticos en las capas de hielo en Groenlandia.
Los eventos Dansgaard-Oeschger son, también, el mejor ejemplo que tenemos de cómo funcionaron en el pasado los puntos de inflexión del sistema climático de la Tierra, umbrales críticos que, si se traspasan, generan cambios significativos e irreversibles en el planeta.
Los puntos de inflexión se han alcanzado y superado antes por causas naturales. Pero, si seguimos emitiendo gases de efecto invernadero, deforestando, contaminando y destruyendo la naturaleza como hasta ahora, pondremos en marcha una serie de efectos catastróficos en cascada que amenazarán la supervivencia de nuestras sociedades y nuestro bienestar como nunca antes.
Así lo concluye el último informe de evaluación sobre el estado de los puntos de inflexión del planeta, liderado por el Global Systems Institute de la Universidad de Exeter y presentado en la COP28 en Dubái.
El informe cuenta con el apoyo del Bezos Earth Fund, un fondo de 10.000 millones de dólares creado por el fundador y accionista mayoritario de Amazon, Jeff Bezos, para luchar contra el cambio climático.
Cinco puntos de inflexión climáticos
El último informe de evaluación define los puntos de inflexión como umbrales críticos más allá de los cuales un sistema se reorganiza en busca de estabilidad, a menudo de forma abrupta y/o irreversible.
Ahora, el informe Global Tipping Points 2023 ha concluido, tras analizar 26 puntos de inflexión negativos, que la subida de las temperaturas de las últimas décadas nos ha llevado a estar a punto de cruzar cinco de esos umbrales: el colapso de las capas de hielo de Groenlandia y de la Antártida occidental, la desaparición de los arrecifes de coral de aguas cálidas, la ralentización de las corrientes del Atlántico Norte y el deshielo del permafrost.
“Es cierto que todavía existen áreas de incertidumbre en el estudio de los puntos de inflexión, pero basándonos en la ciencia que tenemos hoy en día parece muy probable que esos cinco umbrales se superen si la temperatura media global sube más de 1,5 °C respecto a la época preindustrial”, explica Manjana Milkoreit, investigadora de la Universidad de Oslo, experta en gobernanza ambiental global y una de las autoras del informe, en el que han participado más de 200 científicos.
De acuerdo con el estudio, estos cinco puntos de inflexión podrían cruzarse en las próximas décadas, incluso a niveles de calentamiento global más bajos de lo esperado. Superar estos umbrales podría desencadenar cambios negativos para el ser humano, como la reducción repentina de la capacidad mundial de producción agrícola.
Además, alcanzar un punto de inflexión pondría en marcha un efecto dominó de daños acelerados y difíciles de gestionar. Otra de las conclusiones centrales del informe es que, en un mundo tan conectado y comunicado como el actual, las consecuencias de cruzar un punto de inflexión en un territorio concreto podrían extenderse rápidamente por todo el mundo, como pasó durante la pandemia de COVID-19, y provocar daños sociales y económicos importantes.
Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
“Para muchos de estos puntos de inflexión, el factor clave es el calentamiento global. Si queremos evitar que se alcancen, lo más importante es llevar a cabo un cambio radical en nuestros esfuerzos de mitigación, tenemos que aumentar la velocidad con la que estamos reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero”, señala Manjana Milkoreit.
El informe va más allá de los puntos de inflexión negativos y traslada la misma lógica a la acción climática: existen puntos de inflexión positivos, acciones coordinadas que pueden desencadenar cambios que contribuyan a detener el calentamiento global.
“Es cierto que los sistemas sociales no funcionan igual que los sistemas naturales. No podemos hacer algo concreto y esperar un cambio milagroso de todo el sistema”, explica Laura Pereira, investigadora del Stockholm Resilience Centre y otra de las autoras del estudio. “Pero no podemos ignorar que necesitamos re-configurar el sistema si queremos evitar alcanzar los puntos de inflexión”.
Esta re-configuración positiva incluye no solo cambios tecnológicos, como la electrificación del transporte, sino también de organización, como la mejora del transporte colectivo y la modificación de los hábitos de las personas, como la reducción del consumo de carne.
“Creo que hay uno que tiene mucho más potencial que el resto, y tiene que ver con el sistema financiero”, añade Pereira: “Necesitamos desplazar el capital de donde está haciendo daño, de donde causa el problemas, como la inversión en combustibles fósiles, hacia donde puede empezar a ser parte de la solución”.
Seis recomendaciones para cambiar el rumbo
Teniendo esto en cuenta, el informe establece seis recomendaciones clave para cambiar el rumbo y evitar cruzar los puntos de inflexión del sistema climático:
- Eliminar el uso de los combustibles fósiles y reducir las emisiones derivadas del uso del suelo.
- Reforzar la gobernanza global para la adaptación climática y el mecanismo de pérdidas y daños.
- Tener en cuenta los puntos de inflexión en las revisiones de las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés), los planes de cada país para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.
- Coordinar acciones globales entre países y otras entidades no gubernamentales para impulsar los puntos de inflexión positivos.
- Convocar una cumbre mundial en el marco de la ONU sobre la gestión de los riesgos de cruzar los puntos de inflexión negativos.
- Profundizar en el estudio de los puntos de inflexión.
“Los puntos de inflexión del sistema climático representan un riesgo serio para la biosfera y el bienestar humano”, concluye Laura Pereira: “Los datos muestran que el cambio climático avanza con rapidez, pero también que todavía tenemos una pequeña ventana para actuar. Tenemos que transformar el sistema y reducir emisiones, eliminar los combustibles fósiles. Y tenemos que asegurarnos de que lo hacemos lo más rápido posible”.
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