Durante dos años, los cubanos estuvieron privados de su tradicional desfile por el primero de mayo a causa de las restricciones establecidas para disminuir el impacto de la Covid-19 en la isla. Algo que ha estado incidiendo dolorosamente en el ánimo del pueblo, por encima de las carencias provocadas por las dificultades económicas del país, las dificultades ocasionadas por el brutal bloqueo yanqui o las pérdidas humanas sufridas durante los meses de enfrentamiento a la pandemia.
Un comunicado de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), firmado por Ulises Guilarte de Nacimiento, su secretario general, se emite cada una hora desde la mañana de este viernes en todas las emisoras radiales del país y poco a poco va devolviendo la sonrisa al cubano: como la histórica zafra de los 10 millones, este año el desfile va.
Durante toda esta semana, la central termoeléctrica Antonio Guiteras Holmes, de Matanzas, ha estado presentando problemas para la sincronización al Sistema Electroenergético Nacional, lo cual ha ocasionado algunos apagones programados durante el día y casi a toda hora, y amenaza con provocar descontentos similares a los que, junto a la confusión ideológica y la instigación de los sectores más reaccionarios de la emigración cubana, dieron origen a los disturbios del 11 de julio del pasado año.
Sin embargo, tras una pausa de siete meses sin enviar una cucharada de petróleo a Cuba, la empresa estatal venezolana Pdvsa alista un cargamento de 190 000 barriles de diésel, que deben llegar a la isla caribeña entre el 29 y el 30 de abril, en vísperas de la más grande celebración del proletariado cubano. Esta ayuda solidaria permitirá cubrir más de la mitad de la demanda cubana de combustible y dibujar una sonrisa feliz en el rostro de cada obrero, intelectual, ama de casa o estudiante, en el amanecer de este primero de mayo.
“Necesitamos llegar a más de cien personas en cada plaza”, puntualizó el dirigente.
Aunque el propósito del Día de los Trabajadores es rendir homenaje a al grupo de sindicalistas ejecutados en Chicago en los albores de la Revolución Industrial en los Estados Unidos, el Primero de Mayo en Cuba se convierte en una jornada dedicada al movimiento sindical cubano que culmina en gigantescas marchas del pueblo trabajador en la capital y las principales ciudades del país, en apoyo de la mayoría de los cubanos al socialismo y a su revolución.
Pero mientras en todo el mundo este día resulta una jornada reivindicativa de los derechos de los trabajadores en sentido general y un homenaje a los Mártires de Chicago que muchas veces acaba con trabajadores apaleados, presos o muertos a causa de los excesos policiales, para los cubanos degenera en una especie de carnaval después del desfile en cada ciudad y el discurso de los líderes sindicales en cada localidad. Y si hay obreros apaleados, presos, apuñalados y hasta muertos, matrimonios rotos, algún que otro robo o alguna exhibición impúdica por la carencia de baños públicos, la razón hay que buscarla en los termos de cerveza que se colocan en las plazas después de los desfiles.
En estas demostraciones contundentes de la unidad del heroico pueblo cubano y su respaldo a la inmensa obra de equidad y justicia social de la Revolución cubana, participan trabajadores de todos los sectores, estudiantes y pueblo en general.
Y es a esta explosión de alegría proletaria a la que invita el máximo líder sindical cubano a toda la disidencia del país.
Guilarte reconoce que el año 2022 ha encontrado a la población cubana muy diezmada. No solo debido al insuficiente esfuerzo reproductivo de las federadas, sino también a los decesos causados por la Covid-19 y al sangrado demográfico que ha significado la emigración, tanto legal como ilegal, de miles y miles de cubanos engañados por los cantos de sirena capitalistas. “Necesitamos llegar a más de cien personas en cada plaza”, puntualizó el dirigente.
Respecto a los rencores que puedan guardar en sus corazones algunos disidentes, debido al justo castigo aplicado a algunos de los cabecillas y participantes de los hechos violentos de julio pasado, el secretario general de la CTC les recuerda que de aquí a un par de décadas estarán todos fuera, si mantienen buena conducta en prisión, y, añadió, “todos volveremos a tomarnos de las manos para marchar juntos en apoyo al esfuerzo del Partido Comunista de Cuba y su dirección, en la construcción de un futuro mejor para todos los cubanos”.