En Cuba se filtra todo a través de un trapito al que se le llama humor, pero en realidad es un escudo que sirve para que la gente se proteja de las desgracias.
Las décimas humorísticas han servido por años como vehículo para (casi siempre desde el choteo) denunciar o dibujar los sufrimientos del cubano.
Desde inicios de los noventa, con la llegada del Periodo Especial, la inmensa mayoría de los hogares abrieron sus puertas y (sobre lo que apareciera) se colocaron las reliquias familiares con el fin de venderlas para luego, con esa platica, adquirir un poco de sobrevida.
Tal costumbre quedó tan enraizada en la Isla como el mal hábito de "la chismosería".
Sobre ambos temas versa esta entrega de El Torniquete.
"La chismosería" (en Cuba, como se sabe, el chismoso es más común que la aspirina) ha cambiado poco, pero “las ventas” han ido ganando espacio hasta tomar las redes sociales. En ellas nos podemos encontrar las propuestas más insólitas, ya sean por los artículos que se ofertan o por el modo de proponerlos.
Es pertinente esclarecer una palabra de la obra “Hanunsio”, que como se percibe desde el título juega con ese lugar común de las faltas de ortografía en la promoción de lo que se vende. Me refiero al vocablo “sulfruto” (usufructo). Tal palabreja significa una figura que usa la Ley de la Vivienda para alquilar de por vida casas de las que jamás sus moradores serán propietarios.
También se debe diferenciar al chismoso del chivato. El primero es un personaje entrometido, que se alimenta del comentario o la suposición y, aunque es (la más de las veces) alguien molesto, forma parte del folclore del barrio. En cambio, el chivato, resulta un ser maléfico, ruin, que ha dañado en lo más profundo el alma de la nación.
Sirvan estás décimas humorísticas para caracterizar ambos casos.
El Caimán Panzudo
Hanunsio
Bendo sulfruto biplanta
muy sentrico, por Balbosa,
con techo de biga y loza
que se le puzo una manta.
Todo el que biene se encanta:
es un cualto aclimatado
con de todo equiparado,
chopin en vaño y cosina,
y lo mejor, ase esquina…
y el punto de gaz al lado.
Se le deja la valita,
una batidora rusa,
la aurika que no se usa
y una camita chiquita.
Arreglo no necesita.
Solo es yegar i vivir.
Yamar antes de venir
o escrivirme por guasá.
si yo no estoi, mi mamá
lo puede igual recibir.
Con el agua si no ahi lio,
una ves a la semana
la pipa de Sentro Habana
se paga y ase el envio.
Este sulfruto no es mío,
está a nombre de un difunto
y por eso ni pregunto
como se resuelve el tema,
pero no ay ningún problema
¡se compra el papel y punto!
Ada Isabel Machín Álvarez
Chismosa por cuenta propia
A las seis de la mañana
Chencha siempre se levanta,
sin asiarse ella se planta
pegadita a la ventana.
Tiene dotes, la paisana
de captar todo el ambiente.
Sin Internet ni corriente
cumple el rol de vigilante,
su currículo es brillante
despellejando a la gente.
“Pipo tiene una querida…
A Yake le dieron carro…
No es su hijo si no un tarro…
Mi compay tiene movida”.
Pasa el tiempo entrometida,
es un noticiero andante.
No queda vivo el amante,
el negocio o la pelea
sin que la vieja lo vea
desde un palco bien alante.
Si la vieran desplayada
hablando hasta por los codos
de los vecinos, de todos
sin sentimientos ni nada.
Fue elegida diputada
que atiende el control interno.
Ya se peleó con su yerno
y no lo quiere tratar
porque salió a protestar
hablando mal del gobierno.
Echó palante a Pedrito
que revendía el jabón
y hasta habló mal de Gastón
cuando alquiló su cuartico.
Aparece al momentico
con todito su esplendor.
Dice el jefe de sector
que es tan eficiente ella,
que el guion de Tras la Huella
con Chencha sale mejor.
Es la doña una figura
de la cuadra y de la zona,
hoy le gritan “chismosona”
mas no coge calentura.
El karma pasó factura,
tuvo Chencha un problemón:
en los días del ciclón
se le cayó la ventana
y ha pasado una semana
entera sin conexión.
Yoenis Pantoja Zaldívar