El sábado 10 de junio, en la señal del Canal Educativo 2, la televisión cubana transmitió arbitrariamente el documental La Habana de Fito en su espacio Espectador crítico. El director del largometraje, Juan Vilar, declaró de forma manifiesta en su perfil de Facebook que no consintió en momento alguno la transmisión televisiva del filme: “Explícitamente, esta mañana, después de consultarlo, dije que NO autorizaba la proyección en televisión.”
Según el propio Vilar, el metraje que pudo ser visto en Espectador crítico “es una copia mala y robada (…) No es el corte definitivo”. Este “desenlace” llega precedido por una serie de irregularidades que empañaron el recorrido de la película en la Isla. Censura, vulneraciones al derecho de autor y manipulación del material original son algunas de las acusaciones que pesan sobre el gobierno cubano, propietario de todos los medios de comunicación “oficiales” en el país.
La Habana de Fito fue uno de los proyectos ganadores de la Segunda Convocatoria del Fondo de Fomento del Cine Cubano en 2021, iniciativa estatal, en el apartado de producción de largometrajes de ficción, documental y animación. El documental fue exhibido sin ningún conflicto en el Havana Film Festival celebrado en noviembre de 2022, en Nueva York. Incluso, tanto esta como otras de sus presentaciones han recibido cobertura de la prensa cubana pro-gubernamental.
Tomando todo esto en cuenta, no parece existir coherencia alguna al interior de las instituciones culturales cubanas. Aprueban, financian, publicitan, censuran y luego exhiben en televisión, sin el permiso de sus propietarios, un filme manipulado, solo con el fin de contradecir “El modo superficial e irresponsable de tratar en el documental algunos pasajes de nuestra historia”, según lo declara Abel Prieto en su cuenta de Facebook.
La censura inicial y “Espectador crítico”
El pasado 26 de abril, el Ministerio de Cultura (MINCULT) suspendió una exhibición de varias piezas audiovisuales independientes. La proyección había sido programada en la sala de teatro El Ciervo Encantado, en el Vedado capitalino. El evento incluía las emisiones de El encargado, de Ricardo Figueredo; Existen, de Fernando Fraguela y Yulier Rodríguez, y La Habana de Fito, de Juan Vilar.
Como era de esperar y ya se ha hecho costumbre, el MINCULT (o lo que es lo mismo: el gobierno cubano) no se pronunció a este respecto.
Seguidamente, el director intentó solventar la situación o, cuando menos, obtener una explicación sobre el suceso. Después de una reunión con un funcionario del MINCULT el 16 de mayo y de otra, el 22 de mayo, con el embajador de Argentina en Cuba, todo siguió igual. De igual forma, Juan Vilar le envió una carta al presidente Miguel Díaz-Canel ofreciendo su opinión sobre el caso. Por supuesto, nunca recibió respuesta.
Así, el programa Espectador crítico transmitió La Habana de Fito el sábado 10 de junio, con el fin de “deshacer malentendidos y manipulaciones [del filme] entorno a la desaparición de Camilo y a la aplicación de la pena capital en el contexto peligrosísimo del año 2003”, según, otra vez, el Facebook de Abel Prieto.
Entre los presentadores del documental en el espacio televisivo estuvieron Magda Resik, directora de Radio Reloj y el periodista Pedro de la Hoz, del diario estatal Granma. Asimismo, fue invitado el historiador Elier Ramírez, subdirector del Centro Fidel Castro. Con esta selección de comentaristas, resultaba bastante claro el propósito del programa.
Estos analistas rebatieron la opinión de Fito Páez con respecto a la Revolución cubana y sus prácticas. De igual forma, confrontaron las ideas políticas del largometraje, escenificando una suerte de monólogo sin derecho a réplica. Alina Bárbara López Hernández, una de las internautas que reaccionó al ya citado post de Abel Prieto, comentó lo siguiente en el :
Es una lástima que no se atrevieran a invitar a Juan Vilar que vive prácticamente al lado de los estudios de televisión a explicar su punto de vista como creador, en lugar de intentar desacreditarlo como hace usted violando todo principio ético.
La respuesta del oficialismo
Los partidarios del gobierno, por su parte, no han hecho esperar sus reacciones.
Fernando Rojas, viceministro de cultura, negó el 11 de junio en su perfil de Twitter que haya existido censura en este caso. De igual forma, deslegitimó la inconformidad de los realizadores ante tal situación y justificó la exhibición del documental con el argumento de la “gratuidad” y la condición “pública” de la televisión cubana.
Sumado a esta matriz de opinión, el ministro de cultura Alpidio Alonso también emitió su criterio, de una manera un tanto retórica y poco explícita:
¿Es legal la mentira de quien injustamente nos acusa de censurar el documental La Habana de Fito? ¿Son legales sus manipulaciones, que repiten y refuerzan los tópicos d la campaña contrarrevolucionaria contra Cuba? ¿Con qué moral invocan legalidad quienes demuestran no respetarla?
Por último, regresando a Abel Prieto, un tweet suyo del 12 de junio pretende avalar la transmisión televisiva del filme, apelando al marco legal existente en el país: “son útiles las precisiones sobre el artículo 86.1, e y f, de la Ley 154/2022 "De los derechos de autor"... Es decir, no hubo violación legal alguna al exhibirlo y debatir pasajes de nuestra historia mencionados en este documental.”
Dicho artículo, titulado “Es lícito y no requiere autorización ni remuneración alguna, pero sí referencia al nombre del creador”, afirma básicamente en sus incisos “e” y “f” que es “legal” la presentación pública de “creaciones para su análisis, comentario o juicio crítico con fines de enseñanza o de investigación”.
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