El lastre que implican la ausencia de una industria y/o mercado del arte, así como la poca solvencia de una infraestructura tambaleante, les impide a los creadores asumir su oficio de manera profesional.
Si no existe una cámara, un sintetizador o un lienzo, es bastante complicado que podamos hacer cine, música o artes plásticas. Por supuesto, si no hay papel, el formato físico de lo que entendemos como libro no es ni siquiera concebible. Asimismo, en un país de conectividad tan limitada y en el que apenas se tiene noticia del e-commerce, las versiones digitales de poemarios, novelas o ensayos devienen, cuando menos, en una espinosa búsqueda para los lectores.
En el caso del cómic, por ejemplo, sucede mucho peor: “No hay una historieta cubana”, había asegurado ya Montos en una entrevista de 2015.
Episodio I: el ascenso
Osvaldo Pestana Montpeller (La Habana, 1985) es, muy probablemente, el cubano más exitoso de todos los tiempos en la industria del cómic. De formación autodidacta, Montos −pseudónimo con el que se identifica− publicó su obra inaugural a la edad de 14 años, una pieza de nombre Hércules: El reto (1999) que causó sensación en el fanzine La Anguila Cerrera. De esta revista, cuyo único número solo circuló en la ciudad espirituana de Trinidad, se imprimieron alrededor de 300 copias.
“Mi historieta trataba sobre Hércules y los 12 trabajos, de los cuales el más importante era llegar al [año] 2000”, declaró el autor en una entrevista.
Tiempo después, conseguiría su primer empleo ejerciendo como ilustrador de Ediciones Luminaria, institución radicada igualmente en la provincia de Sancti Spíritus. Aquí, Montos supo mixturar sus responsabilidades cotidianas, encargado de la visualidad de títulos como Tesoro verde (2007) o Paquelé (2009), con su labor de historietista. La rutina de trabajo y la asiduidad de sus publicaciones, sin dudas, tonificaron el músculo creativo del artista.
Sería en esta etapa, poco antes de arribar a la segunda década de los dos mil, cuando Montos se sumaría definitivamente a la élite del cómic nacional. Ya formando parte del periódico Escambray, en el que militó desde 2006 hasta 2013, dibuja Auroria: La Gran Alianza (concebido en 2006 y publicado en 2010), acaso la más pulida de sus obras hasta ese momento.
Montos se dará a la tarea de individualizar visualmente los atributos históricos, geográficos y ecológicos más representativos de los continentes, planetas y civilizaciones fundados por su imaginación.
“Es el tercer cómic realizado por Montos y el poseedor de todas las características significativas del inicio del autor como profesional del género”, declara Jennifer Cartaya Díaz, historiadora del arte, en un texto inédito que ha tenido la deferencia de compartirme. “Desde esta etapa inicial”, se lee en esta propia investigación, “el autor se vuelca hacia el género de la fantasía heroica y de mundos de ciencia ficción”.
A partir de aquí, la técnica del worldbuilding o “creación de mundos” será un recurso transversal en su ejercicio artístico, un rasgo distintivo de su modus operandi como dibujante. Sumado al diseño de personajes y al bosquejo de argumentos, en conjunto con el guionista de turno, Montos se dará a la tarea de individualizar visualmente los atributos históricos, geográficos y ecológicos más representativos de los continentes, planetas y civilizaciones fundados por su imaginación.
En Auroria: La Gran Alianza, varias razas antropomórficas han cohabitado en guerra durante mucho tiempo. El escenario del cómic, que reitera el nombre de la obra, está siendo asolado por una bestia temible, una amenaza para la subsistencia de los pobladores. Estos, enemigos durante muchos años, deben sobreponerse a sus rencillas y antipatías, declarando una insospechada tregua y unificando sus energías en favor de erradicar al monstruo.
Junto al escritor Fermín Vega Boyce, Montos articula un relato donde los diálogos le ceden su espacio a una serie de peripecias “heroicas”, representadas en combates ágiles y minuciosos. Asimismo, este cómic no sugiere el movimiento de sus personajes a través de símbolos cinéticos, esto es, cualquier línea o trazo que insinúe algún desplazamiento al interior de la viñeta. “El dinamismo de la narración secuencial lo llevan las elipsis y los encuadres”, señala Cartaya Díaz en su trabajo
De esta etapa provienen, también, La Presa (2008) y The Runaway (2010), un par de trabajos que comparten principios estéticos y temáticos con Auroria.
Episodio II: la consagración internacional
Los perfiles en redes sociales parecen conformar una especie de compendio visual de sus usuarios, sus hobbies y preferencias de consumo, más o menos fiel a la realidad. El Instagram de Montos, por ejemplo, nos descubre la consistencia de su carrera a través de los años. A pesar de haber publicado aquí por primera vez en 2018, Osvaldo Pestana Montpeller comparte con cierta asiduidad algunas viñetas de obras anteriores, fundadoras de su estilo.
Los Hijos del Quasar (2013), una de sus últimas piezas totalmente “cubana”, fue editada antes de su incorporación definitiva a la industria del cómic estadounidense. Este cómic, a cargo de la espirituana Ediciones Luminaria, compartió el espacio de un mismo volumen con trabajos de Fermín Gerardo Vega Boyce, Dariee Valle Borges y Arístides Hernández Guerrero (ARES), entre otros.
Aquí, Montos se desenvuelve con una maestría técnica que parece alejarlo cada vez más del humor gráfico y las tiras cómicas de los periódicos, haciendo confluir su estética con expresiones más “serias” como la novela gráfica. Como bien recuerda Arturo Delgado Pruna en el prólogo a esta obra, “el reconocido caricaturista Ares vaticinaba que a Montos se le abrirían en lo adelante más espacios editoriales”. Aun así, todavía podemos toparnos en su Instagram con dibujos que remedan la performance semiótico-visual de la sátira y la parodia políticas.
Por su parte, Los Hijos del Quasar presenta un relato exquisito en la composición de sus encuadres, el minucioso (aunque sutil) bosquejo del mundo que acoge a la historia y la tensión narrativa construida alrededor de los “jumäin”, una raza sospechosamente familiar que ha invadido y saqueado un planeta ajeno. Montos continúa abordando la ciencia ficción desde su exótica simbiosis con varios de los preceptos de la fantasía heroica, concibiendo universos que referencian a obras literarias previas y renuevan su significado.
Ya en esta propia década de 2010, Osvaldo Pestana comienza a ser invitado a festivales y convenciones internacionales sobre el noveno arte. De esta forma, asistió a la Alamo City Comic Con y a la Orlando City Mega Con. Asimismo, se presentó dos veces en la célebre San Diego Comic Con, uno de los acontecimientos historietísticos más relevantes del mundo, junto a la Comiket japonesa y al Festival International de la Bande Dessinée, en la ciudad francesa de Angulema. En el continente africano estuvo presente en el Festival International de la Bande Dessinée d´Argel, representando a la Isla en 2017.
Episodio III: el camino hasta DC Comics
“Si (…) con obras premiadas como Los Hijos del Quasar¸ Montos se coloca dentro de las figuras más significativas de la escuela contemporánea del cómic cubano, con Gears and Bones, en 2015, logra trascender las fronteras nacionales para hacerse un espacio en la producción historietística internacional”, señala Jennifer Cartaya en la investigación citada más arriba.
Publicados por la editorial Guardian Knight Comics entre 2015 y 2016, los seis números de Gears and Bones se convirtieron en los más vendidos de dicha compañía.
En este trabajo, Gears and Bones, Montos retoma definitivamente el uso del color en sus obras, como ya hizo tres años antes en Donarr the Unyielding (2012), lanzada por la editorial estadounidense Ape Entertainment. En esta, combina el suceso de una intervención alienígena con la estética “rústica” de la Prehistoria; en aquella, un conejo antropomórfico y su tripulación de mercenarios reciben el encargo de asesinar al Rey de la nación.
Publicados por la editorial Guardian Knight Comics entre 2015 y 2016, los seis números de Gears and Bones se convirtieron en los más vendidos de dicha compañía. La performance visual del dibujante ha mutado, trocando su característico blanco y negro por la abundancia cromática.
En esta pieza, “el tratamiento anatómico y morfológico de los personajes no es tan agresivo”, aunque, según lo nota Cartaya Díaz, “se les otorga más importancia a elementos como la vestimenta, el tono del pelaje y las expresiones faciales y gestos a la hora de conformar las cualidades de los actantes”. Este trabajo le permitió a Montos insertarse definitivamente en el mercado internacional, dentro del cual ya ha podido codearse grandes realizadores del medio.
Para Osvaldo Pestana, el papel de su agente ha sido crucial en su desarrollo, puesto que ha sido “Luis Aramburu de Agencia Butxido, quien con sus contactos ha marcado un antes y un después en mi carrera. Christopher Priest, Jimmy Palmiotti e incluso Neil Gaiman han sido algunos de los grandes nombres con los que he podido trabajar gracias a su buena gestión”, de acuerdo a lo revelado en una entrevista de 2022.
Siguiendo esta línea, Montos comenzó a colaborar con DC Comics a principios de este 2023, en una serie limitada del personaje Black Adam.
“¿Qué puedo decir? Una verdadera alegría y honor. De nuevo. Gran guión del señor leyenda viva Christopher Priest, editado por Paul Kaminski y Chris Rosa. Súper colores de Matt Herms. Un gran equipo. ¿Qué podría salir mal?”, declara Osvaldo Pestana en la recién citada entrevista.
Así, el artista nos ha dado cuenta de su ascenso meteórico en DC a través de su cuenta en Instagram. Se ha hecho cargo, igualmente, de un personaje tan icónico en la continuidad argumental de este universo como Linterna Verde, siendo uno de los dibujantes de una nueva serie protagonizada por este héroe, estrenada en abril de 2023.
De esta forma, solo queda por ver hasta dónde llegarán el talento y la calidad de Montos. Su carrera, que aún no parece haber arribado a su cénit, tiene mucho que mostrarnos. Muchísimo, diría yo.
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