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Educación | Apuntes para la historia de la educación superior en Cuba (segunda parte)

Aproximarnos a la complejidad de la historia de la educación superior, pilar fundacional de la cultura cubana, y conocer sus aportes al desarrollo de la nación, sigue siendo una prioridad.

Vista del "Alma Mater" escultura que preside la entrada a la Universidad de La Habana.
Alma Mater, Universidad de La Habana, Cuba.

Con el fin de la guerra de independencia y el establecimiento de la dominación militar estadounidense, Cuba fue sometida a un proceso de nivelación socioeconómico, que contempló desde el sector sanitario hasta la actividad educativa. Fue precisamente el sector educativo donde se acometió una de las principales reformas del período denominado Plan Varona. Encargado por el entonces gobernador Leonardo Wood al pedagogo Enrique José Varona, la ley estaba encaminada a reformar tanto la enseñanza secundaria como el nivel universitario.

La Universidad de la Habana según diagnóstico del propio Varona se encontraba en una situación deplorable, como bien nos presenta en las siguientes palabras:

De puertas adentro escribía el filósofo la Universidad tenía que ser intolerable para quien se sintiera con una parte siquiera de responsabilidad en tal estado de cosas. Todo allí es añejo e inservible; no hay aulas, ni laboratorios, ni bibliotecas. En viejos desvanes hay arrinconados algunos instrumentos comidos de herrumbre; por una escalera desvencijada se sube a una buhardilla donde está lo que se le llama el laboratorio de química; los apolillados infolios de la librería del convento de Santo Domingo son todavía los libros de fondo de la biblioteca, donde solo de casualidad se encuentra una obra relativamente moderna.

La primera medida destinada a contrarrestar el estado ruinoso que presentaba el inmueble se basó en el traslado de la sede universitaria desde el antiguo convento San Juan de Letrán a las nuevas instalaciones que se construían en la colina Aróstegui, o "de la Pirotecnia", en mayo de año 1902. En cuanto al contenido del pedagógico del Plan Varona se debe señalar la influencia de la filosofía positivista. Así como el peso que se le otorgó a la enseñanza científica sobre el método repetitivo que dominaba la enseñanza durante la época colonial. Además, con esta estrategia se modernizó la estructura de gobierno docente, creando nuevas facultades y actualizando los planes de estudios.

"El Pan Varona constituye la puerta de entrada para la enseñanza superior a la vida republicana. Pero fue con la reforma universitaria desarrollada durante el gobierno de Alfredo Zayas, cuando se le dará el impulso necesario a la democratización de la vida docente, el gobierno universitario y la relación con el estado"

El Pan Varona constituye la puerta de entrada para la enseñanza superior a la vida republicana. Pero fue con la reforma universitaria desarrollada durante el gobierno de Alfredo Zayas, cuando se le dará el impulso necesario a la democratización de la vida docente, el gobierno universitario y la relación con el estado.

Originada en el año 1918 en la Universidad de Córdoba, Argentina, este proceso consagró una nueva forma de autogobierno en las casas de altos estudios. A partir de ese momento las autoridades docentes serían elegidas del consenso nacido entre el claustro y los estudiantes. Con esta forma de gestión se blindaba la independencia institucional frente a las injerencias gubernamentales, así como se obligaba al poder ejecutivo a destinar los fondos necesarios para el sostenimiento de las universidades.

La reforma situaba a la universidad en un escenario moderno, donde se acentuaba el papel del estudiantado en la cotidianidad docente y se blindaba la libertad de cátedra. Esta medida que fue impulsada en el caso cubano por el estudiantado que incidía en la vida política del país, reforzando la incidencia de las casas de estudio en el contexto social y generando nuevos espacios que protegieron la diversidad de pensamiento al interior del plantel.

"La Constitución de 1940 introdujo un nuevo marco legal en el país en correspondencia con el ciclo de reformismo burgués que se extendía por la región"

La Constitución de 1940 introdujo un nuevo marco legal en el país en correspondencia con el ciclo de reformismo burgués que se extendía por la región. En el caso cubano nos situamos frente a una carta magna progresista, que legisla en su corpus jurídico un grupo aspectos que fortalecerán la vida universitaria. En el articulado del texto constitucional se brindó la autonomía universitaria y la obligatoriedad del estado para entregar financiamientos a la casa de altos estudios.

En el artículo 54 de la Constitución se legislaba sobre la fundación de nuevas universidades ya fueran públicas o privadas, abriendo la puerta a la fundación de nuevos centros. Bajo esta nueva circunstancia legal se fundaron un grupo de casas de estudios a todo lo largo del país. En el ámbito de la formación pública fueron inauguradas la Universidad de Oriente en el año 1947, y la Universidad Central de las Villas “Marta Abreu” en noviembre de 1952.

Esta legislación también inició un clico de apertura de centros privados, que fortalecieron y diversificaron el ecosistema de universitario cubano. Atención particular merece la fundación de la Universidad Masónica en 1955 y la Universidad Católica Santo Tomás de Villanueva, creada por los Padres Agustinos de Villanova en el año 1946. Este centro, que fue demonizado por la propaganda comunista de la época y posterior a 1959, se destacó por la calidad de su propuesta formativa introduciendo nuevas carreras en el país.

También dentro del ámbito de la educación religiosa se fundaron la Universidad de la Salle, la Universidad de Belén y la Universidad Candler oficializadas en el año 1957 en medio de la lucha antibatistiana, lo cual le valió varios cuestionamientos, debido a que los centros públicos se encontraban clausurados y el país sumergido en un conflicto civil.

Una de las políticas que destinó la dictadura de Fulgencio Batista para eliminar la influencia cívica de los centros de educación superior públicos fue la creación de las denominadas universidades oficializadas. Las casas de altos estudios fundadas en este marco histórico fueron: la Universidad de Camagüey “Ignacio Agramonte” (1954), la Universidad de Pinar del Río “Rafael González Morales” (1955), y la Universidad Norte de Oriente (1956). Esta red de universidades privadas y religiosas fueron expropiadas por el gobierno revolucionario en el año 1961, mientras que los centros públicos conocieron una amplia limitación de la autonomía universitaria y la extinción de la libertad de cátedra con la Reforma de 1962.

"Urge pensar y apostar por proyectos de reforma y adecuación de la enseñanza universitaria, donde prime la diversidad de pensamiento y propuestas docente"

La educación superior ha sido uno de los pilares fundacionales de la cultura cubana, aproximarnos a la complejidad de su historia y conocer sus aportes al desarrollo de la nación sigue siendo una prioridad para la sociedad civil. Urge pensar y apostar por proyectos de reforma y adecuación de la enseñanza universitaria, donde prime la diversidad de pensamiento y propuestas docente. Más allá de las diferencias políticas se deben impulsar agendas consensuadas basadas en varias trasformaciones democratizadoras: actualizar los planes de estudios, recobrar la autonomía universitaria, someter a los académicos vinculados a la represión a una comisión de la verdad y restaurar la libertad de cátedra.

Leonardo M. Fernández Otaño

Leonardo M. Fernández Otaño

(Sancti Spíritus, Cuba, 1992). Historiador. Licenciado en Historia por la Universidad de la Habana en 2016 y Máster en estudios interdisciplinarios sobre América Latina y el Caribe en el año 2019. En la actualidad cursa sus estudios doctorales en la Universidad de Alcalá, España. Ha ejercido la docencia y la investigación en diversas instituciones de la sociedad civil cubana: Centro Loyola, Centro Fray Bartolomé de las Casas, Observatorio de Libertad Académica (OLA) y la agrupación teatral Perséfone Teatro, donde se desempeñó como asesor histórico. A su vez ha realizado una amplia labor de acompañamiento social apoyando experiencias de formación ciudadana como el Voluntariado Sagrado Corazón y el Instituto de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR), donde se desempeña como coordinador académico.

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