Mi hermana duerme
angélica
pero deja el alma despierta
para que la abrace dolor adentro
y luego de invocar a sus delirios
encenderles velas a tantas destrucciones,
la dejo quieta en sus batallas
porque el sueño es también un enemigo.
La mano de la noche
cierra el candado de las criptas de los infelices,
un chirrido endémico oxida mi paciencia,
le grito a la carcelera ojalá…
y los tres puntos suspensivos hacen noticia.
Acuesto lo que queda de mí
pero se contorsiona un desvelo bajo mis dudas,
no tiene huesos para escapar de mis cavilaciones.
¿Qué soñará mi hermana
con el mar de Canasí
en su humedad verdísima?
¿Que la libertad es un pájaro que emigra
y no regresa?
Mi hermana sueña conmigo
porque soy la gemela de su tristeza.
Ella me besa con todos los perdones que no se dijeron,
de hija sin padre y padre sin entierro,
de madre de los hombres y hombres sin abrazos,
me besa con todos los recuerdos de sus ojos.
Mi hermana duerme
inquieta
y yo me quedo con domicilio en su fantasma,
abro de par en par sus ilusiones,
sacudo sus telarañas de enojo.
Su pesadilla se la exilio
se la tiro lejos.
No quiero que sueñe que el pájaro se queda,
que sus playas serán un espejismo de lodo,
que me voy cargando la libertad para mí sola.
Poema publicado originalmente en el libro Voz Cautiva (Poemas escritos en la cárcel). Colección ALAS, Poesía (Ediciones Deslinde, Madrid, 2023).