Unas 35 toneladas de cemento procedente de EE.UU. llegaron a Cuba en 2023, en plena crisis del sector y con una producción nacional desplomada. Pero ese cemento no fue para hospitales, escuelas ni viviendas populares: terminó en negocios vinculados a la familia de Raúl Castro.
Una investigación de CubaNet reveló que parte de ese cemento fue utilizado para remodelar el local de Gaia, una supuesta “pequeña empresa privada” en El Vedado, gestionada por Lisa Titolo Castro, hija de Mariela Castro, y su pareja. Todo fue financiado con fondos de cooperación internacional destinados a proyectos comunitarios.
La operación fue camuflada a través de la Oficina del Historiador y empresas estatales que figuraban como destinatarias oficiales. El envío se hizo vía Apacargo Express, una firma de paquetería desde Miami usada para sortear el embargo y mover materiales con rapidez.
¿Quién está detrás de la empresa Gaia?
Detrás de Gaia hay una red de empresas, testaferros y beneficios fiscales que permite a esta “mipyme” importar insumos, evitar impuestos y acceder a millones en ayudas externas. Un modelo de negocio perfecto para una élite que se presenta como emprendedora mientras sigue amparada por el poder.
Este caso prueba cómo el régimen cubano no solo instrumentaliza el “sector privado” a su conveniencia, sino que canaliza recursos internacionales hacia los “emprendimientos” de las familias que detentan el poder en Cuba.
Entre 2019 y 2022 solo el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) entregó más de 1 millón de dólares a Cuba, mientras que otros organismos, como la cooperación suiza y la ONU, aportaron millones más bajo el rótulo de “igualdad de género” y “desarrollo local”. Sin transparencia ni control real, estos fondos han terminado alimentando los negocios como Gaia.