Debemos salvar pronto a la doctora Mariela Castro que parece estar al borde de un paro respiratorio con peligro para su vida. El 28 de mayo publicó el siguiente mensaje en su cuenta de Twitter:
“¡No puedo respirar! Otro incidente desgarrador de racismo y brutalidad policial en los #EEUU, una de las sociedades más injustas y violentas del mundo!”.
El mensaje hace referencia al brutal asesinato del afroamericano George Floyd, de 46 años, a manos de un policía blanco. El vídeo que muestra los hechos ha circulado en las redes y ha causado indignación en todo el mundo.
Pero me preocupa la vida de la doctora Castro, que a estas alturas podría estar en el hospital. Sería preciso que alguno de sus colaboradores, en aras de salvarla, la convenza de que esas imágenes no corresponden a un suceso acontecido en los Estados Unidos, sino en Cuba. Y que el hombre no falleció, sino que solo perdió la visión de un ojo.
Para persuadirla, podrían mostrarle la foto de Silverio Portal Contreras. Sin lugar a dudas, la doctora Castro empezaría a mostrar signos de recuperación: primero, porque afortunadamente, el implicado no habría fallecido. Segundo, porque se trataría de un cubano y ya la doctora Castro ha demostrado que ninguna represión policial contra cubanos le quita el aire.
El 11 de mayo de 2019, una parte de la comunidad LGBTI cubana, decidió realizar una marcha alternativa, tras la suspensión de la Conga contra la Homofobia y la Transfobia que realiza el CENESEX. La marcha, en la que también participaron personas heterosexuales que defienden los derechos de la comunidad LGBTI, fue reprimida por agentes policiales. La doctora Castro, presunta defensora de los derechos de esta comunidad, no solo no condenó la represión contra los participantes, sino que la justificó. Aquella marcha era “un show convocado desde Miami y Matanzas, respaldado por funcionarios de la Embajada de Estados Unidos”. En otras palabras, si no la convocaba ella o alguien legitimado por el poder que ella representa, no era legítima.
En tercer lugar, la doctora Castro recuperaría el aire enseguida, porque Silverio Portal no fue encarcelado, ni aislado en una celda de castigo ni golpeado hasta perder la visión de un ojo, por negro, sino por desacato y desorden público, pues protestó ante la incapacidad del gobierno para reparar edificios en ruinas. Un contrarrevolucionario malagradecido… y negro.
Pero tenemos que salvar a la doctora Castro que podría morir de un paro respiratorio por las preocupaciones que seguramente le provocan el hambre y la miseria… en los Estados Unidos, como a la periodista Irma Shelton. Y la brutalidad policial que ha cobrado la vida de un hombre negro en los Estados Unidos, otro hombre negro, que desgraciadamente no será el último en morir a manos de la policía norteamericana y la de otros países, donde la violencia policial no llama tanto la atención de los medios oficiales cubanos.
Cualquier persona, de cualquier raza, sexo, género, religión e ideología política (cualquier ideología política que no promueva el odio) sentirá indignación ante el asesinato de George Floyd y ante cualquier represión policial, independientemente de que se cometa en una potencia capitalista o en una islita socialista; independientemente de que se cometa en nombre de la supremacía blanca o para salvar la Patria, la Revolución o el Socialismo; independientemente de que el motivo sea que la víctima presuntamente opuso resistencia cuando la policía le pidió salir de su vehículo (como hizo George Floyd, según un comunicado de prensa de la policía) o porque la víctima (mujer) grabó el arresto violento de otra que no llevaba el nasobuco, así es que la policía se vio obligada a golpearla. A ambas, en realidad.
A estas alturas, los medios oficiales cubanos y los tuiteros oficialistas habrán inundado las redes para difundir la noticia del brutal homicidio de George Floyd. Oportuno suceso para hacer que el pueblo cubano se pregunte sobre la autoridad moral del gobierno norteamericano para exigir el respeto de derechos humanos en Cuba y la liberación de delincuentes comunes, no de presos políticos que en Cuba no hay.
Si los medios cubanos se permiten mencionar el nombre Silverio Portal como uno de los presos cuya liberación pidió recientemente el Departamento de Estado de EEUU, no harán alusión a la pérdida de la visión de un ojo debido a una golpiza recibida en la cárcel.
Si a alguien se le ocurre mencionarles a los periodistas de los medios oficiales y a los tuiteros oficialistas, y a la doctora Castro, que ya debe haberse recuperado de la falta de aire, que a Silverio Portal lo dejaron ciego, podrán responderle que Silverio en realidad es un tipo afortunado. En Estados Unidos a los negros los matan, en Cuba sólo los dejan ciegos… y solo de un ojo.