Esta semana volvió a estallar la polémica en Cuba en torno a la celebración de Halloween tras el cierre del Centro Cultural Maxim Rock, uno de los pocos espacios para los amantes del rock en la isla, debido a que en una fiesta de Halloween realizada en el recinto fue premiado un hombre vestido de nazi por su disfraz.
No obstante, en lugar de centrarse en la desafortunada elección del jurado, las autoridades cubanas arremetieron contra la celebración pagana y culparon a la “colonización cultural” del suceso.
El Instituto Cubano de la Música (ICM), organismo al que pertenece el Centro Cultural Maxim Rock, anunció en un comunicado publicado en sus redes sociales el cierre del recinto “hasta tanto se esclarezcan los hechos” y dijo que lo ocurrido “vuelve a poner sobre la mesa el tema de los peligros de la colonización cultural”.
"Incidentes lamentables como este, que violan flagrantemente la política cultural de la Revolución Cubana, vulneran la moral y los principios sobre los que se funda el proyecto social cubano y hieren la sensibilidad ciudadana antifascista, antirracista y antisionista, merecen todo nuestro repudio y recibirán la más enérgica respuesta del sistema institucional de la Cultura", agregó el ICM en el comunicado.
Las fiestas de Halloween en Cuba se comenzaron a popularizar la pasada década, pero no sin tensiones, pues desde el inicio las autoridades cubanas intentaron frenar la expansión de esta celebración “estadounidense”.
El periodista oficialista cubano Pedro de la Hoz arremetió contra esta festividad en noviembre del 2014, cuando en un texto publicado en el diario Granma criticó a los centros culturales del país por “dejarse arrastrar por la lógica del mercado o la asimilación acrítica, o, mejor dicho, neocolonial de influencias foráneas”.
No obstante, un mes después de la publicación del texto de Pedro de la Hoz el gobernante estadounidense Barack Obama y Raúl Castro anunciaban el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, por lo que el régimen bajó la intensidad de su lucha contra Halloween, pero solo en apariencia.
Durante esos años, con el auge de los negocios privados, las fiestas de Halloween encontraron un espacio propicio para desarrollarse en Cuba, pero tras la llegada de Trump al poder el recelo de la cúpula castrista volvió a aparecer paulatinamente.
Desde entonces tal vez la mayor controversia en relación con la festividad tuvo lugar el pasado año, cuando tres cubanos se disfrazaron de integrantes del Ku Klux Klan en Holguín, pero los voceros del Gobierno, en lugar de cuestionar las verdaderas raíces de estos hechos, se decantan por responsabilizar a la festividad.
En esa ocasión fue Alpidio Alonso, el ministro de Cultura, quien salió al paso en Twitter: “Me pregunto cómo se puede permanecer impasible frente a expresiones de colonialismo cultural y de racismo como esta. ¿Ingenuidad? Si esto no nos duele, no nos preocupa, no nos indigna, no nos moviliza, ¿cómo sentirnos dignos, hombres y mujeres de bien, revolucionarios, patriotas?”.
También Pedro de la Hoz escribió un artículo en Granma donde afirmó que “en todo caso lo sucedido nos revela los vasos comunicantes entre una ideología repudiable y ajena a los valores éticos ciudadanos de nuestra sociedad y la asimilación acrítica de modelos culturales de consumo que nada tienen que ver con nuestra idiosincrasia”.
Ahora, con un discurso casi idéntico, el vocero del régimen Randy Alonso escribió en Cubadebate que Halloween es “una festividad que poco tiene que ver con nuestras tradiciones, pero que se ha regado como la verdolaga o el marabú, ante la falta de celebraciones culturales y lúdicas que sean atractivas para los públicos más jóvenes, se ha convertido en el escenario para que florezcan expresiones aberrantes, aunque ciertamente aisladas todavía, de apología al racismo o al fascismo”.
Sin embargo, opiniones diferentes han expresado cubanos en las redes sociales, como fue el caso del poeta pinareño Nelson Simón, quien criticó la política de cancelaciones del régimen: “se prohibieron los concursos de belleza. Los certámenes de fisiculturismo, las navidades fueron prohibidas hasta que nos visitó un papa”.
“Solo nos dejaron las fechas luctuosas, patrióticas y solemnes, pero incluso esas se mueven y celebran a destiempo, repiten el mismo esquema y no por impuestas, justas y merecidas, dicen o motivan a las nuevas generaciones que, cansadas de tanta ideologización, repiten patrones foráneos o incorporan símbolos tan distantes de su experiencia como los nuestros que se encargaron de vaciar de significados”, agregó el intelectual cubano.
Además, Simón dijo que “la penetración cultural y colonización empieza a consumarse en el mismo momento en que imponemos una moneda foránea e implantamos modelos de éxito y consumo relacionados con la misma”, en referencia a la dolarización de la economía cubana en los últimos años.
También el escritor cubano Manuel García Verdecia afirmó en sus redes sociales que Halloween “no tiene que portar un carácter pedagógico o político. La sociedad necesita expandirse en lo que le da gozo y bienestar, por tanto, cohesión humana. Así Halloween es, cada vez más, un acto básicamente lúdico, que busca a través del ingenio y la imaginación promover la alegría que los humanos necesitan para animar sus días”.
En ese sentido, añadió que “tal vez no esté lejos el día en que algunos conciudadanos diseñen su propio Halloween a la cubana, sin mayores consecuencias que el pasarlo bien, sin buscarle la quinta pata al gato”.