El pasado 8 diciembre, cinco mujeres cubanas hicieron una denuncia conjunta de abuso sexual contra el trovador cubano Fernando Bécquer, a través de la revista El Estornudo. Con este hecho público que ha recibido innumerables mensajes de solidaridad, ya el Me Too en Cuba es una realidad innegable, la indignación y la voluntad general de enfrentar a los abusadores.
El reportaje recoge las vivencias de Any Cruz, Lilliana H Balance, Claudia Expósito y otras dos mujeres con identidades protegidas, bajo los seudónimos de Silvia y Patricia. En todos los casos, denuncian que Bécquer, quien es sacerdote yoruba, utilizó como excusa la religión para acercarse a ellas y obligarlas a prácticas sexuales no deseadas.
Interpelado a la salida de un concierto, el trovador negó su culpabilidad en las denuncias y las calificó como "calumnias". “Yo no creo nada, yo creo en la Revolución”, contestó a las preguntas del periodista de Diario de Cuba, Mauricio Mendoza. “No le doy credibilidad. No sé de qué me están hablando. No sé, y más cuando es una calumnia que me están haciendo a mí. Yo no voy a contestar”, añadió antes de abandonar el Centro Cultural Artehabana, en un espectáculo diezmado de público y promovido por el cantautor Raúl Torres, conocido vocero del régimen y defensor de Bécquer tras las recientes acusaciones.
Como si fuera poco, Mario Luis Reyes, autor del reportaje de El Estornudo, declaró que luego de la publicación han aparecido al menos una decena de testimonios similares contra Bécquer, en un período que podría abarcar desde 2002 hasta 2021.
“'Mi historia es muy parecida a las que se cuentan en el texto', es una de las frases que más se repite en mi bandeja de entrada", dijo Reyes, quien enfatizó que entre los nuevos casos "hay cubanas y también mujeres de otros países que en sus visitas a la isla fueron violentadas por el músico. Puedo confirmar que al menos uno de los nuevos testimonios ocurrió en 2021. También que una de las mujeres que acusa a Bécquer era menor de edad en el momento del suceso".
Por otro lado, una cubana, identificada como Massy Carram, contó en Facebook que hace siete años intentó denunciar al músico y que la policía de Zapata y C, en La Habana, desestimó su demanda.
“Ese señor intentó convencerme, enredarme e incluso se propasó. No llegó a tocarme porque me volví como loca dispuesta a defenderme con uñas y dientes. Logré salir intacta físicamente. Eran las 2 p. m. cuando entré a la estación de Zapata y C temblando. El carpeta Yorelbis me atendió. Dado que fui voluntariamente al lugar, que el supuesto acusado no me llegó a tocar y que pude salir 'intacta', mi denuncia no procedió. Ni siquiera terminaron de oír mi historia. Me miraron raro”, relató.
"Le huyo como a la peste", continuó diciendo Carram, "violentó a mujeres muy cercanas y en ese momento sentí que me había violentado a mí también, no conocía la palabra sororidad, pero lo sentía”.
Yo sí les creo
El escándalo en las redes estalló casi a continuación del texto de Reyes, quien estima que "estos asuntos no se van a resolver con debates en las redes (aunque ayuden a difundir el mensaje), sino con investigaciones serias, con el papel fundamental del activismo feminista en la concientización de la sociedad, así como con marcos legales adecuados que castiguen este tipo de comportamientos".
Otra periodista, Mónica Baró, quien acompañó el proceso de entrevistas del reportaje, enumeró 10 puntos para demostrar la culpabilidad del trovador, entre los que incluyó su relevancia pública y status social como posición de autoridad, la utilización en la mayoría de los casos de su vivienda para cometer los abusos sexuales y su superioridad física, además de la juventud, condiciones de vulnerabilidad, desconocimiento de las religiones afrocubanas e inexperiencia de las víctimas.
La reacciones más populares en las redes incluyen la publicación de hashtags como #YoSíLesCreo y #YoSíTeCreo en apoyo a las cinco mujeres que contaron sus historias.
La revista feminista cubana Alas Tensas no tardó en mostrar su solidaridad con las jóvenes víctimas de abuso sexual, “exigiendo que el caso llegue a manos de la justicia y que el daño causado no quede impune. Y condenando también las actitudes cómplices y pronunciamientos misóginos de algunos integrantes de su gremio".
Así lo hizo también la plataforma Yo sí te creo en Cuba: "Any, Lilliana, Claudia, Silvia, Patricia y otras mujeres que han decidido romper el silencio y denunciar públicamente al trovador Fernando Bécquer, NOSOTRAS LES CREEMOS y apoyamos en este duro proceso que han iniciado".
"El Estado cubano, con todo su aparato jurídico, debería iniciar una investigación de oficio ante las denuncias públicas realizadas contra Fernando Bécquer, por delitos que van desde el abuso sexual infantil, ultraje sexual, abuso lascivo hasta la violación, de acuerdo al Código Penal vigente. Los crímenes que se le imputan son lo suficientemente graves como para que las autoridades investiguen en cumplimiento de las leyes cubanas vigentes y sus compromisos internacionales en protección de niñes, adolescentes y mujeres. Es hora de demostrar en la práctica la voluntad política del estado", añadió la plataforma, curiosamente cuando el régimen hace pública una "Estrategia integral de prevención y atención a la violencia de género y en el escenario familiar".
Opiniones mediáticas. El Me Too en Cuba
El que podríamos comenzar a llamar "expediente Bécquer" queda abierto en el marco de la campaña de ONU Mujeres "Únete", que bajo el lema: "Pinta el mundo de naranja: ¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA!”, insta a eliminar ese problema en el mundo.
La acelerada mediatización del caso, un factor con el que no contaban los abusadores sexuales años atrás, tiene importantes antecedentes en las acusaciones contra el artista plástico Alexis Leyva Machado (Kcho); la denuncia de Danielis Alfonso, la “Diosa de Cuba”, contra el músico José Luis Cortés “El Tosco”; y la de la cubana Mavys Álvarez contra el fallecido futbolista argentino Diego Armando Maradona.
En esta ocasión, entre los famosos que apoyan los testimonios de las víctimas, se encuentran las artistas de la música Telmary Díaz, Heidi Igualada y Haydée Milanés, así como la popular actriz Camila Arteche.
Mientras Milanés se sumó al "Yo sí les creo", Telmary se dirigió a las mujeres abusadas: “Claudia Expósito, Any Cruz, Liliana H. Balance, Silvia, Patricia, yo sí te creo, yo sí les creo y sé que muchas más se sumarán... Al fin se está rompiendo el silencio, al fin llega el #MeToo [a Cuba]. ¡¡Al fin se alzan las voces!! ¡¡¡Ley Integral contra la Violencia de Género!!! Pido permiso, respeto, paz para el universo y progreso… Mujeres alcen su voz”.
Arteche, por su lado, dejó claro que "la culpa de que una mujer sea abusada nunca es de ella. Siempre es del abusador. No hay justificación posible para un hecho como los referidos por las cinco mujeres que brindaron testimonio en El Estornudo. Tampoco hay justificación para que otros hombres, que no entienden el abuso o que fueron parte del silencio patriarcal, vengan hoy a deslegitimar la verdad y a politizar la herida que reabrieron esas mujeres".
La actriz se refirió también a la revictimización a la que pudieran estar siendo sometidas, pues "cuando una mujer adulta revive y cuenta un suceso de abuso de su adolescencia o juventud temprana, está siendo de nuevo esa muchacha ingenua y vulnerable. Un poco de respeto para su tremendo acto de valentía. Espero que este #metoo destapado a través de mensajes privados y confidencias entre amistades por fin apresure la existencia de una #LeyIntegralContraLaViolenciaDeGeneroEnCuba"
El reclamo de una ley integral contra la violencia de género en la isla apremia y, por si no bastaran las cifras del incremento de los feminicidios, ahora se suman estas denuncias que para muchos, como estima el periodista Luis Cino, "parece estar a punto de desencadenar un MeToo cubano".
Aunque, como bien ha esclarecido la activista feminista Sandra Alvarez, “El #metoo cubano no acaba de empezar, se ha vuelto a reactivar. Ellas llevan años denunciando”.
Y es importante reconocer que el Me Too regresa a Cuba, no, que recién se inicia, porque solo de esa manera se respetarán las denuncias pasadas de otras valientes mujeres y se podrá sensibilizar sobre los efectos estructurales del patriarcado.
La trova dividida
Mientras que cantautores como Eric Méndez, Rolando “Roly” Berrío y Raúl Marchena sí han respaldado en redes sociales a las mujeres que denunciaron a Bécquer, otros como Mauricio Figueral, Ariel Díaz y Adrián Berazaín aparecen involucrados en los testimonios de abuso sexual del trovador, al tiempo que Ray "Tún Tún" Fernández y Raúl Torres salieron en la defensa de su colega y habitual portavoz en las campañas de la dictadura.
Fernández descalificó las denuncias tildándolas de “chanchullos, bretes y difamación”, y expresó en un post que “lo que antes de la pandemia era conversación de bares para sazonar un encuentro entre colegas y que tal vez luego se convertiría en una canción jocosa... hoy lo dan por sentado”.
Anteriormente había posteado una foto en la que aparece con Bécquer, y escribió irónicamente un "SE BUSCA", "Se ofrece sustanciosa recompensa por la captura de estos dos elementos... favor de informar a CiberCuba, El Estornudo, o Periódico Cubano, en caso de tener noticias sobre ambos, no importa que sean falsas, las pagamos igual", en alusión a la rápida difusión de la noticia en la prensa independiente.
Torres fue más allá e invitó a la audiencia a un concierto en el Candil de Arte Habana, donde actuaría Bécquer, a quien calificó como “víctima de calumnias por defender la revolución... Trankilo ya hay leyes que te defienden”.
Más adelante el cantautor, reconocido por sus canciones necrológicas alabando a los líderes de la dictadura, posteó ante las críticas de sus fans: "Por supuesto que decepcionaría muchísimo si se prueba que es verdad. Y aún así por qué desde El Estornudo?"
Sobre estas opiniones, Mario Luis Reyes, el autor del reportaje que ha reactivado el #MeToo cubano, consideró que no hay que detenerse en esta "complicidad", "las palabras de hombres como Ray Fernández y Ariel Díaz no hacen más que confirmar lo que dicen las testimoniantes en este primer texto: hay un círculo íntimo cómplice que ha cubierto las espaldas por décadas a quien podría ser un depredador sexual".
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