Encima de las aguas paseaba
sin saber todavía que era sueño,
no se hundieron mis pies en el empeño
pues la luna el camino reflejaba.
Era hermosa la noche y, plateaba
sobre el índico azul de aquel ensueño
y mi cuerpo, tan dúctil y abrileño
alumbraba la luz, Dios, alumbraba.
No hubo miedo, el vaivén que suavemente
elevaba mis pasos la corriente
así, elevó mis ojos hacia el cielo.
El sueño poco a poco, despertando
dio la señal de alarma, suspirando
y mis desnudos pies, pisaron suelo.
(Publicado en el libro "En la raíz de un sueño", Ediciones Deslinde, 2021).