I
Quijote, como Quijano
le llaman por todo el orbe
y que a nadie se le estorbe
que fue su apellido sano.
Cervantes, como un hermano
quiso guardarle, tesoro
que ni el cristiano ni el moro
valoran en plenitud.
Como es mucha su virtud
va y viene bien por el foro.
VII
Sus libros de caballeros,
mujeres y bachiller
para tuertos desfacer
pensaron quemar primeros.
Porque los días postreros
a la enfermedad yacente
seguirían como fuente,
fuente y caudal de locura,
ya que fue poca cordura
lo que mostrara su frente.
X
Mil ínsulas le promete
por su fiel procedimiento
y en viendo su entendimiento
discrepar, ya le arremete.
Toma adarga y acomete
al aire por si le espanta,
que sermones no le aguanta
ni a su escudero, reproche.
Y, descansando en la noche,
al alba se le adelanta.
Del libro Canto al ingenioso hidalgo, de Isabel Díez Serrano (Ediciones Deslinde, Madrid, 2019).
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