Joyas forjadas al sol
en simétricas hileras,
venas de azúcar dormida,
crecen uvas polvorientas.
El sudor de los abuelos
regó las cepas primeras,
labrar los vieron los soles
y soñar los vio la estrella.
Calzando las cepas pardas,
cuidando las sementeras,
los coronó de racimos
la esplendidez de la tierra.
Alucinados y pobres,
visionarios en la entrega,
forjaron cubas de ensueño
para aromar la molienda.
Abuelo vendimiador,
tus nietos siguen tu huella
y es la riqueza del mosto
la concreción de tu espera.
El sol brotando en burbujas
por las copas despereza
el perfume de los vinos
dormidos en tu bodega.
Abuelo vendimiador
que alambraste las hileras,
la lluvia de tu sudor
regó la paz de esta tierra.
Desde donde estés mirando
irás cubierto de fiesta,
con aureola de racimos
perlando tu frente honesta.
Publicado en Obra en el tiempo Vol. I (Ediciones Deslinde, 2020).