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Teatro | "Normalización": intercambio en palabras con César y Lázaro Saavedra

Entrevista a los artistas y hermanos César y Lázaro Saavedra a propósito de la puesta en escena de "Normalización", en El Ciervo Encantado.

Cartel proyectado en el teatro sobre dos actores: "Pero no funciona sin dolorrr", durante la puesta en escena de "Normalización".
Pasajes de "Normalización": "Pero no funciona sin dolorrr...". | Imagen: Cortesía de los entrevistados

Los Saavedra no son del tipo de “quemadores” que te dejen embarcado. En todo caso, son de los “quemadores” que entrenan el cuerpo para mantenerlo útil como herramienta de trabajo (no confundir con fisiculturistas). De manera que no ostentan musculatura, sino que la usan intelectualmente. Tratándose de artistas-performances, esto es esencial. Haciendo memoria del vínculo que me une a estos hermanos, caigo en la cuenta de que son los primeros miembros de la familia Saavedra Nande a los que conozco. Su tío, el también artista visual Reinier Nande, los sacaba a pasear cuando ellos eran chiquitos, llevándolos a los lugares de tertulias y bohemia que nos convocaba hace más de diez años a un grupo de seguidores de la más empedernida visualidad habanera. ¿Qué otra cosa se podría esperar de estos muchachos? Padres artistas, tío artista, amigos artistas. Sin desdoro del cemento y la gravilla, hubiera sido un desperdicio que salieran albañiles.

A la salida de la penúltima función de Normalización, que Lázaro y César dirigieron y actuaron en la sede de El Ciervo Encantado, concertamos un encuentro para cruzar algunas ideas sobre la obra. El día de la cita hablamos hasta por los codos en la cocina-comedor de su casa. También pasaron sucesivas rondas de café y tabaco cortesía de la familia, además de gatos de varios colores. Cuando toqué a la puerta, y con la expresa finalidad de registrar todos los detalles del encuentro, que se vaticinaba tumultuoso, mis entrevistados tenían preparado un gigantesco celular que parecía una cocina de inducción. Allí se echaron todos los ingredientes verbales para su posterior transcripción. Demasiado tarde nos atrapó aquella muela, y lo de la cocina de inducción se hacía cada vez más premonitorio. De modo que, a la llegada de Brigitte, progenitora, mánager y consultante de mis entrevistados, plantó la mesa en un abrir y cerrar de ojos, y no quedó más remedio que pegar la gorra, el peor sacrilegio que cualquier huésped pueda cometer en los tiempos que corren.

Amilkar Feria Flores: Caballeros, vamos a empezar por lo último, que es de lo que muchos espectadores están esperando otras lecturas, sobre todo aquellos que “no se la llevaron”. Claro que no vamos a ser tan chambones de despilfarrar argumentalmente la narrativa de una obra tan versátil como compleja. En su lugar, me gustaría que, como el Guía de Stalker, nos acercaran a Normalización. ¿Cómo definirían formal y conceptualmente este ecléctico ejercicio de reflexión escénica?

Lázaro Saavedra: "Cualquiera podría decir que es una performance. Creo que técnicamente pudiera serlo, aunque preferimos definirla como acción… o happening. La performance, o acción artística, no es otra cosa que un despliegue escénico con algún componente de improvisación. El requisito que la identifica, y la emparenta con otras manifestaciones afines que cobraron auge a partir de los 60, es que siempre se representan en vivo, aunque queden documentadas en fotos o en soporte audiovisual. Tiene ese carácter propio de lo escénico, ya que es temporal, efímero, y no es el objeto sino el sujeto el elemento central del proceso".

Lázaro Saavedra en escena en posición de cuatro apoyos durante la puesta de "Normalización".
Pasajes de "Normalización": Lázaro Saavedra. | Imagen: Cortesía de los entrevistados

César Saavedra: "Todo eso empezó en los 50, a partir de un término acuñado por Allan Kaprow, discípulo de John Cage. Happening quiere decir acontecimiento, suceso. Pero, en esencia, los happenings forman parte de lo que se conoce como performance art. Casi siempre al happening lo confunden con la llamada acción artística, pero en la acción artística no se recurre tanto a la improvisación. Además, los happenings se hacen en espacios públicos…".

AFF: Entonces, si lo hicieron bajo techo, con los requisitos de una sala de teatro, ¿cómo lo catalogan?

LS: "Ya te digo, preferimos llamarlo acción, acción artística, para, de alguna manera, definirlo mejor".

AFF: ¿O sea, que no lo harían en un espacio sin las condiciones del teatro?

CS: "Es difícil. Lo concebimos con todos los efectos que nos facilita el teatro: luces ¿recuerdas la luz rasante de mi solo danzario?, el sonido, las proyecciones, todo eso. Las escenas con el televisor se hicieron con la programación que se estaba difundiendo en tiempo real. Sin el efecto de la luz y del espacio controlado, eso hubiera sido muy diferente. Sería otra pincha si la tiráramos en la calle".

AFF: ¿Y conceptualmente cómo lo articularon? ¿Qué es Normalización, con todos esos códigos aleatorios? ¿Lo armaron a partir de sus experiencias cotidianas en la calle, viendo como está “esto”?

"El teórico ruso (Alexei Yurchak) llama en su libro, ´hipernormalización´, a la simulación de un estado de normalidad, por parte de las estructuras de poder, políticos, y la sociedad en su conjunto, como respuesta al inoperante statu quo"

LS: "No, partimos de un texto…, bueno no, en realidad de un documental que se llama HyperNormalisation, de Adam Curtis, que fue emitido por la BBC en 2016. La hipótesis del documental trata de la tergiversación y suplantación de la realidad como mecanismos de dominación. El término empleado por Curtis lo toma del libro de Alexei Yurchak, Everything was Forever, Until it was No More: The Last Soviet Generation, de 2006, acerca de la vida en la Unión Soviética a una década de su colapso. El teórico ruso llama en su libro, ´hipernormalización´, a la simulación de un estado de normalidad, por parte de las estructuras de poder, políticos, y la sociedad en su conjunto, como respuesta al inoperante statu quo".

CS: "Tratamos de adecuarlo a las condiciones de Cuba, la emigración, los balseros, la selva, las fronteras".

César Saavedra durante la puesta en escena de "Normalización": con el torso desnudo se lleva las manos a la cabeza, al fondo sombras de colores.
César Saavedra durante la puesta en escena de "Normalización". | Imagen: Cortesía de los entrevistados

AFF: ¿Fue una adaptación de las fuentes originales o algo así?

CS: "En ese nivel teórico, nosotros diríamos que es una interpretación, porque también están nuestros aportes artísticos, los medios a través de los cuales lo resolvimos".

AFF: ¿Es la performance, que prevalece en el quehacer más reciente de ambos, un camino alternativo para unificar un discurso del que los dos puedan participar?

LS: "Sí".

CS: "Cada uno llegó por su vía. Yo soy bailarín, el lenguaje de la performance me resulta muy cercano".

LS: "Yo estudié Artes Visuales en el ISA, pero siempre me interesó la expresión a través del cuerpo. Cuando estaba haciendo el Servicio Militar, por allá por Marianao, también pasé un adiestramiento con Nelda y Mariela en El Ciervo…".

AFF: ¿Te escapabas de "el Verde"?

LS: "No, viejo, lo conveníamos ahí. Después, cuando me faltaba poco para terminar el Servicio, fue más fácil todavía. Tenía más tiempo para ir a El Ciervo. Para mí fue tremenda escuela. A partir de esa experiencia he hecho muchas cosas con esas herramientas".

CS: "Hemos hecho varias cosas juntos. El año pasado hicimos una performance en la Galería Taller Gorría, y otra en Fábrica de Arte Cubano".

AFF: ¿Cómo surgen los procesos para las obras que presentan?

LS: "Son descargas que metemos entre nosotros. Mi hermano y yo nos ponemos a joder con cualquier cosa, a hacer muecas y burlarnos de lo que sea. De ahí va saliendo material para ir configurando propuestas".

CS: "Ahí vamos marcando las acciones, enlazándolas con las ideas. Se van enriqueciendo durante el proceso".

AFF: También creo que la convivencia a lo largo de la vida, independientemente de la formación académica de cada uno, los ha permeado recíprocamente de recursos para converger en un lenguaje común. ¿Es así? ¿Han tomado distancia suficiente para aquilatar el hecho de crecer bajo la cobija de padres artistas, además, pedagogos en arte? ¿Qué peso les atribuyen en esa dualidad de progenitores-educadores?

LS: "Nunca ha habido imposición de nada por parte de los puros. Todo ha ido fluyendo sobre la marcha. No hemos recibido una formación estricta. Cuando éramos chamas, mi papá nos ponía varias cosas en videocasetes, tallas de arte contemporáneo y esas cosas. Nosotros teníamos acceso a esos archivos. A veces, por nuestra cuenta, y en ocasiones sin entenderlo muy bien, nos disparábamos alguna cosa súper heavy, pinchas de mi papá o de otra gente. Lo mismo pasa con el cine. Desde chiquitos vemos bastantes películas. Al principio mi papá nos sugería cosas. Ya después seguimos buscando otras propuestas, actualizando el archivo que tenemos aquí. Ellos saben todo lo que hay, siempre estamos intercambiando".

CS: "La mayoría de los contratiempos se los consultamos a mi mamá. Ella es la consejera, digo, en todos los sentidos. Pero los dos siempre están disponibles. Y claro que haber crecido juntos mi hermano y yo, es más que suficiente para conectar en muchas cosas. Todo el tiempo estamos viendo lo que hace el otro".

AFF: Puedo percibir ese descontento generacional que ha llevado a sus coetáneos a banalizar, no solo la cultura, sino también otros aspectos sociales, políticos, en fin. Mi generación, o yo específicamente, lo que experimento es un gran desplome de parámetros, que durante mucho tiempo también estuvieron evolucionando, pero no del modo tan acelerado en que ha sucedido en los últimos veinte o treinta años. Tomando en cuenta que tienen sólidos y cercanos referentes en el terreno del arte y el pensamiento de generaciones precedentes, que obviamente ustedes no han vivido, ¿cómo experimentan a nivel social e individual el tiempo que les ha tocado?

CS: "Yo creo que no es precisamente descontento. La gente de mi generación vive volcada a las redes sociales, siempre están conectados. Viven una realidad que está suspendida en las redes. Cuando se encuentran les cuesta empatizar. Pienso que siguen una cultura de la tendencia, de lo que le imprimen los eventos virtuales".

LS: "Cuando ´aterrizan´ les cuesta trabajo identificarse con esta historia. Muchos se van de Cuba. Aunque es un fenómeno global, aquí la evasión se duplica. En mi casa siempre estamos al tanto de los debates de mi mamá y mi papá con sus amigos, artistas, críticos, curadores; pero los amigos y conocidos de mi generación provienen de otros ámbitos, tal vez menos favorecidos en ese sentido".

AFF: ¿Pudiera decirse de ustedes que han “normalizado” la circunstancia vital de estos tiempos? ¿o sienten la necesidad de explotarlo críticamente a través del arte? Siendo un poco Zen, contemplando la transitoriedad de las cosas, y pretendiendo ser también optimistas, ¿no serán todos estos síntomas de la contemporaneidad la antesala de una “civilización perfeccionada”?

LS: "Revisando en la historia, todo parece indicar que hay ciclos que se repiten. No sé este período a dónde va, pero en estos tiempos pasa mucho lo que hablábamos de la hipernormalización. Entre lo real y lo ficticio hay una brecha cada vez más estrecha, se transgreden. En la obra hemos hecho notar este fenómeno".

Lázaro Saavedra durante la puesta en escena de "Normalización": el actor con los ojos tapados está sentado sobre una mesa.
Hermanos Saavedra durante la puesta en escena de "Normalización". | Imagen: Cortesía de los entrevistados

AFF: Siempre se forma tremendo remolino cuando hay que definir o categorizar cosas. A mi modo de ver, la heterogeneidad de soluciones que emplearon en Normalización responde a lo caótico que resulta la coexistencia del “socialismo” con el consumismo, de Oriente con Occidente, de lo sagrado y lo profano, de la individualidad y la colectividad, o de una pandemia seguida de una guerra en Europa del Este. Es realmente complicado meter en un solo saco tópicos tan aparentemente disímiles, pero, la prueba de que es posible, y no digo fácil, es que sí caben, como mismo ustedes lo han hecho. ¿Consideran lograda la obra en este sentido? ¿La creen perfectible?

CS: "La obra es lo que viste. Incluso, a última hora surgieron propuestas que la enriquecían, pero ya teníamos que cerrar el proceso, o sería infinito. En todo momento fueron apareciendo cosas que valoramos incorporar, de modo que entraban y salían elementos que teníamos marcados".

AFF: ¿Todo se les ocurrió a partir de esa dinámica que me comentaban, un poco lúdica en su fase inicial?

LS: "Teníamos una propuesta, que inicialmente compartimos con cuatro actores más; bueno, una actriz y un actor, los dos de El Ciervo, además de dos músicos. Los músicos se piraron del país, la actriz quedó embarazada, y el otro actor se complicó con otras tallas. Del comienzo quedaron algunas cosas que exploramos entre todos, y que siguen estando en la obra".

CS: "Lo que te quería decir es que cualquier otra idea que aparezca quedará para futuras experimentaciones. Normalización es, más allá de la evolución o maduración que experimentó durante la puesta en escena, una obra acabada".

AFF: ¿Qué les pareció presentarla en El Ciervo Encantado? ¿Cómo valoran la tutela de esas sacerdotisas de la performance que son Nelda y Mariela para el desarrollo de este proyecto?

LS: "En todo momento fueron muy respetuosas con la idea original. Pero lo que aportaron a lo largo de los ensayos, y luego durante las presentaciones, fue esencial para mantener el equilibrio de la obra. Habernos presentado ahí es como haber trabajado en la casa. El Ciervo nos resulta un espacio muy familiar, ya te digo, desde que yo iba a hacer aquella pasantía con ellas hace unos años".

AFF: ¿Continuarán trabajando juntos ustedes dos? ¿Hay planes para el futuro inmediato?

LS & CS: "Sí".

CS: "No es la primera vez que lo hacemos, ni será la última. Al calor de esta experiencia, con la acogida que ha tenido, tenemos un hervidero de ideas esperando por ser exploradas".

AFF: ¿Qué hay de los planes?

LS: "Ahora tenemos muchos, pero no te podemos adelantar ninguno".

Amilkar Feria Flores

Amílkar Flores

La Habana (1967). Escritor y artista visual. Licenciado en Pedagogía en Artes; Diplomado en Antropología Cultural y en Producción Simbólica. Ha ejercido como ilustrador gráfico, analista de prensa, periodista y profesor universitario. Ha publicado, entre otros, los títulos: Las dulces horas (Premio Pinos Nuevos 2007 (Poesía, Unión, 2008)); Algunas animalezas y otras bestialidades (Narrativa, Ediciones Extramuros, 2010 y Crónicas diluvianas (Narrativa, 2010). Cuenta con numerosas exposiciones personales y colectivas en Cuba y el extranjero. Actualmente desarrolla el proyecto de experimentación artística Observatorio Entrópico de Palatino.

Comentarios:


Duhamel Xolot (no verificado) | Mié, 15/03/2023 - 01:49

¡Qué maravilla! Cuántas cosas buenas se pierde uno por no estar cerca.

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