ÍNDICE
- El nombre Polymita: origen y significado
- Morfología de las polymitas: conchas, colores y rasgos distintivos
- Distribución geográfica y hábitat de las polymitas de Cuba
- Descubrimiento científico de las polymitas: Ignaz von Born y Carlos de la Torre
- Diversidad de las polymitas de Cuba
- Subespecies de Polymita picta
- Alimentación y función ecológica de las polymitas
- Reproducción y hermafroditismo en las polymitas
- Protección legal de las polymitas y desafíos actuales
- Amenazas y riesgo de extinción de las polymitas de Cuba
- Investigación científica y colaboración internacional
- El trabajo del doctor Bernardo Reyes-Tur
- Las polymitas como símbolo natural de Cuba
- Referencias en el arte y los medios
- Curiosidades y hechos sorprendentes
- FAQ: preguntas frecuentes sobre las polymitas de Cuba
Las polymitas de Cuba son un grupo de caracoles terrestres endémicos, reconocidos por la extraordinaria diversidad cromática de sus conchas y por rasgos biológicos poco comunes dentro de la fauna insular. De pequeño tamaño —con conchas que suelen medir entre 2 y 3 centímetros de diámetro—, estos moluscos destacan tanto por su valor natural como por su presencia en la cultura visual cubana.
Las distintas especies del género afrontan hoy crecientes desafíos para su conservación. Nuestra página ofrece una visión completa y verificada sobre las polymitas de Cuba, desde sus características naturales y su diversidad hasta su historia, su significado cultural y las iniciativas orientadas a protegerlas.
El nombre Polymita: origen y significado
El nombre Polymita procede del griego poly (muchos) y mítos (hilo o banda), en referencia a las líneas y franjas espirales que recorren sus conchas. Este rasgo, común a todas las polymitas, da lugar a una amplia variedad de patrones y combinaciones de color.
Morfología de las polymitas: conchas, colores y rasgos distintivos
Las polymitas cubanas se caracterizan por conchas de pequeño tamaño, que en general oscilan en torno a los 2 centímetros de diámetro, aunque pueden variar ligeramente según la especie y el individuo. Uno de sus rasgos más distintivos es el marcado polimorfismo cromático: las conchas presentan bandas y franjas en una amplia gama de colores —amarillos, rojos, verdes, blancos, negros, naranjas y tonos intermedios—, con combinaciones que hacen que cada ejemplar resulte visualmente singular.
Como caracoles terrestres pulmonados, las polymitas respiran aire a través de un pulmón y desarrollan un modo de vida estrechamente ligado a la vegetación arbórea. Se desplazan mediante un pie carnoso situado en la región ventral del cuerpo, que les permite adherirse y moverse sobre cortezas, ramas y hojas en busca de alimento, especialmente en ambientes donde la humedad y la sombra son favorables.
Distribución geográfica y hábitat de las polymitas de Cuba
Las polymitas se distribuyen de forma natural exclusivamente en el oriente de Cuba, donde ocupan áreas geográficas relativamente reducidas. Su presencia se concentra sobre todo en las provincias de Guantánamo y Holguín, con registros puntuales en áreas limítrofes, lo que las sitúa entre los grupos más localizados de la fauna terrestre.
En cuanto al hábitat, las polymitas se asocian sobre todo a ecosistemas boscosos, tanto húmedos como semisecos, y muestran una marcada preferencia por ambientes con sombra, humedad estable y cobertura vegetal. Habitan sobre troncos, ramas, hojas y musgos, y pueden encontrarse también en paisajes transformados como cafetales bajo sombra, siempre que se mantengan las condiciones microclimáticas adecuadas.
La distribución restringida y la fuerte dependencia de condiciones ambientales específicas definen el marco ecológico en el que viven las polymitas. Alteraciones en la vegetación, la humedad o el equilibrio del ecosistema tienen un impacto directo sobre sus poblaciones, lo que limita su capacidad de expansión fuera de su área natural.
Descubrimiento científico de las polymitas: Ignaz von Born y Carlos de la Torre
Las polymitas entraron en la ciencia europea en el siglo XVIII. Era común entre la nobleza europea reunir colecciones con especímenes y piezas de historia natural raras o extraordinarias, en los conocidos como cámaras o gabinetes de curiosidades.
Francisco I (1708-1765), emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, fue el primero en crear una colección de historia natural privada en Austria, que contenía minerales, fósiles, conchas de caracoles, mejillones y corales. Tras su muerte, la colección pasó a ser propiedad del estado y en 1776 su esposa, María Teresa I de Austria, confió al mineralogista austriaco Ignaz Edler von Born (1742–1791) la tarea de desarrollar y ampliar la colección.
En 1778, von Born describió por primera vez uno de estos caracoles bajo el nombre Helix picta. En ese momento, el origen geográfico de la especie era incierto y llegó a atribuirse erróneamente a regiones como Italia, China o la India.
No fue hasta el siglo XIX cuando se estableció de forma clara el origen cubano de las polymitas. Entre 1839 y 1845, la obra Historia física, política y natural de la Isla de Cuba, dirigida por el botánico Ramón de la Sagra, incluyó estudios del naturalista francés Alcide D'Orbigny (1802–1857) que situaron definitivamente a estos caracoles como endémicos de Cuba.
Carlos de la Torre y Huerta (1858–1950) es una figura central en el estudio de las polymitas de Cuba. Su trabajo consolidó el conocimiento científico del género y sentó las bases de su clasificación moderna. A partir del análisis detallado de ejemplares históricos y poblaciones naturales, De la Torre estableció criterios morfológicos y cromáticos que permitieron comprender la riqueza de formas y colores de estos caracoles endémicos.
Una parte fundamental de su investigación estuvo dedicada a Polymita picta, la especie más conocida del género. De la Torre fijó como localidad tipo el área de Jauco, en Maisí (Guantánamo), basándose en el examen del ejemplar original descrito por Ignaz von Born en el siglo XVIII. Su obra incluyó once láminas ilustradas que documentaron con precisión cientos de morfos de color, muchos de los cuales hoy son raros o han desaparecido de la naturaleza.
En su obra póstuma El género Polymita (1950), Carlos de la Torre reconoció oficialmente seis especies, frente a criterios anteriores que reducían ese número.
Además, propuso el subgénero Oligomita, cuyo nombre deriva del griego olígos (“poco”) y mítos (“hilo” o “trama”), en alusión a la presencia de bandas espirales y axiales de pocos colores, generalmente sobre fondo blanco y con bajo contraste cromático. En este subgénero se incluyen Polymita brocheri y Polymita versicolor, que se distinguen por patrones más sobrios en comparación con otras polymitas.
Para fundamentar esta clasificación, De la Torre se apoyó tanto en el estudio detallado de las conchas como en el análisis anatómico de mandíbulas y órganos genitales, realizado por su discípulo Abelardo Moreno y Bonilla (1913–1992).
La colección reunida por Carlos de la Torre, conservada en el Museo Felipe Poey de la Universidad de La Habana, reúne cientos de morfos de color de polymitas. Algunos de estos patrones cromáticos son hoy poco frecuentes o no han vuelto a registrarse en poblaciones naturales, lo que ha otorgado a las colecciones zoológicas un valor clave para documentar la diversidad histórica del género.
Diversidad de las polymitas de Cuba
El género Polymita está integrado por seis especies reconocidas, todas endémicas del oriente de Cuba. Aunque comparten rasgos comunes, como el pequeño tamaño, la vida arborícola y la presencia de bandas espirales en la concha, cada especie presenta combinaciones propias de coloración y una distribución geográfica específica.
Polymita venusta: “La polymita bella”
El nombre venusta procede del latín venustus (“hermosa”). Durante un tiempo fue considerada una variedad de Polymita picta, hasta que Carlos de la Torre la reconoció como especie independiente en 1950. La concha presenta formas regulares y una coloración generalmente más suave, con bandas espirales bien definidas.
Se distribuye en distintas áreas de Guantánamo (excepto Baracoa y Maisí), Santiago de Cuba, el norte de Holguín, Granma y Las Tunas.
Polymita sulphurosa: “La polymita color azufre”
Descrita en 1849 por el naturalista francés Pierre Marie Arthur de Morelet (1809-1892), el nombre sulphurosa alude al tono amarillo azufrado característico de este caracol. Según la subespecie, puede mostrar una fina línea sutural oscura o flámulas pardas menos contrastadas. Dentro del género, destaca por su coloración relativamente uniforme.
Se distribuye de forma muy restringida en la costa norte de la provincia de Holguín, principalmente en los municipios de Sagua de Tánamo y Moa. Debido a la limitación de su hábitat y a la degradación ambiental de la zona, suele considerarse la especie más vulnerable del género Polymita.
Polymita muscarum: “La polymita manchada”
Fue descrita en 1834 por el científico estadounidense Isaac Lea (1792-1886), aunque anteriormente había sido nombrada Helicogena globulosa por el francés André Étienne d'Audebert de Férussac en 1820. El nombre muscarum procede del latín musca (“mosca”) y alude al moteado oscuro de la concha, formado por pequeños puntos dispersos.
En comparación con otras especies, presenta bandas espirales en tonos blancos, grises, pardos y negros, con un patrón irregular característico. Carece de colores intensos, pero muestra una gran diversidad de combinaciones dentro de esa gama cromática.
Se distribuye desde el oeste de Sagua de Tánamo hasta Cayo Sabinal, con registros en la costa norte de Holguín, Las Tunas y el noreste de Camagüey, dentro del área de distribución de las polymitas de Cuba.
Polymita versicolor: “La polymita de colores”
Descrita por Ignaz von Born, Polymita versicolor recibe su nombre del latín versicolor, que significa “de colores variados”, en referencia a la combinación cromática que caracteriza a esta especie.
La concha, con un tamaño aproximado de entre 18 y 24 milímetros, es globosa y algo elevada, con fondo blanco y líneas espirales y axiales en tonos pardos, verdes y amarillos.
Habita en la franja costera sur del oriente de la isla, desde la zona de Siboney, en Santiago de Cuba, hasta Maisí, en Guantánamo. Está asociada a ambientes áridos o semidesérticos, caracterizados por una elevada radiación solar y menor disponibilidad de humedad.
Polymita brocheri: “La polymita del general”
Descrita en 1864, Polymita brocheri pertenece al subgénero Oligomita, caracterizado por conchas delgadas y patrones cromáticos de pocos colores sobre fondo blanco. La concha es más elevada que en otras especies y presenta un labio externo fino y afilado en la abertura, sin engrosamiento.
El epíteto brocheri honra al general español Gregorio Brochero Bueno, residente en Cuba en esa época. Este tipo de denominaciones honoríficas, dedicadas a figuras civiles o militares sin vínculo directo con la investigación científica, era habitual en la nomenclatura zoológica del siglo XIX.
Dentro de esta especie se reconocen varias subespecies, diferenciadas principalmente por su aislamiento geográfico y por variaciones morfológicas menores. Polymita brocheri presenta la distribución más restringida del género y se localiza exclusivamente en tres áreas de la provincia de Guantánamo: la punta de Maisí (Polymita brocheri brocheri), Cuesta del Palo (Polymita brocheri cuestana) y Mesa de Ovando (Polymita brocheri ovandoi).
Polymita picta picta: “Caracol pintado” o “Caracol Nacional”
Conocida como caracol pintado cubano, Polymita picta es la especie más conocida y representativa, tanto por la extraordinaria riqueza cromática de su concha como por la atención científica que ha recibido a lo largo del tiempo.
Fue descrita en 1778 por Ignaz von Born bajo el nombre Helix picta. El epíteto picta, del latín pictum (“pintado”), alude a la viveza de los colores que caracterizan a esta especie. Con el desarrollo de la taxonomía moderna, quedó integrada en el género Polymita y reconocida como endémica del oriente de Cuba.
Su distribución se concentra en los municipios de Baracoa y Maisí, en la provincia de Guantánamo, así como en zonas colindantes de Holguín. Habita entornos diversos, desde vegetaciones xerofíticas costeras hasta bosques húmedos y cafetales.
La concha es globosa, con alrededor de cuatro vueltas, paredes poco engrosadas pero resistentes, y un tamaño que oscila entre 22 y 30 milímetros de diámetro. Presenta una amplia gama de colores —blancos, amarillos, rojos y castaños— dispuestos en bandas espirales con gran variabilidad.
El estudio sistemático de Polymita picta fue desarrollado de manera decisiva por el naturalista cubano Carlos de la Torre y Huerta, quien dedicó una parte fundamental de su obra a esta especie y a la delimitación de sus subespecies, sentando las bases del conocimiento científico actual sobre el grupo.
Subespecies de Polymita picta
Polymita picta iolimbata
Descrita por: Carlos de la Torre (1950).
Origen del nombre: iolimbata alude a los tonos violáceos o azulados —asociados al color del yodo— que aparecen en la banda interna de la espira. La superficie de la concha suele presentar un brillo notable.
Distribución geográfica: asociada a áreas costeras del extremo oriental de Cuba, donde habita sobre troncos y ramas de árboles y arbustos del bosque subtropical.
Polymita picta fuscolimbata
Descrita por: Carlos de la Torre (1950).
Origen del nombre: fuscolimbata hace referencia a la banda interna de color oscuro o pardo (del latín fuscus), uno de los rasgos más distintivos de esta subespecie.
Distribución geográfica: presente en el entorno de Baracoa, con registros en áreas como el Cañón del Yumurí y las Lomas de Santa Teresa, en la provincia de Guantánamo.
Polymita picta nigrolimbata
Descrita por: Carlos de la Torre (1950).
Origen del nombre: nigrolimbata alude a la línea espiral interna de color negro bien definida que caracteriza a esta subespecie.
Distribución geográfica: se distribuye en la región de Baracoa y zonas próximas, incluyendo áreas protegidas como el Cañón del Yumurí y las Lomas de Santa Teresa. Ha sido objeto de estudios sobre polimorfismo cromático en poblaciones naturales.
Polymita picta roseolimbata
Descrita por: Carlos de la Torre (1950).
Origen del nombre: roseolimbata hace referencia al tono rosado pálido de la banda sutural, situada en la línea de contacto entre las vueltas de la espira.
Distribución geográfica: registrada en distintas localidades del oriente cubano, con especial presencia en la región de Maisí (Guantánamo), donde ha sido objeto de estudios de genética ecológica y variación de morfos de color entre hábitats y selección climática.
Alimentación y función ecológica de las polymitas
Las polymitas de Cuba se alimentan principalmente de musgos, líquenes y biopelículas fúngicas que crecen sobre troncos, ramas y hojas. Su dieta es esencialmente arborícola y las vincula de forma directa a la vegetación leñosa de los ecosistemas donde habitan, incluidos cafetales y otras formaciones arbóreas donde encuentran sustratos adecuados.
Al consumir estos organismos, las polymitas participan en la limpieza de la superficie vegetal, lo que puede contribuir de manera indirecta al equilibrio de las comunidades microbianas que se desarrollan sobre la corteza y las hojas. Esta función las sitúa como parte activa de los procesos ecológicos asociados a los ecosistemas forestales donde habitan.
Reproducción y hermafroditismo en las polymitas
La reproducción en las polymitas se basa en el hermafroditismo: cada ejemplar posee órganos reproductores masculinos y femeninos. Sin embargo, no presentan autofecundación: la reproducción requiere el apareamiento entre dos individuos y se produce mediante fecundación cruzada.
Ambos quedan fecundados tras el apareamiento, lo que incrementa la eficiencia reproductiva en poblaciones de distribución limitada. Los huevos se depositan en pequeñas oquedades del suelo o entre la hojarasca, generalmente en zonas protegidas y con suficiente humedad. El número de huevos por puesta puede variar según la especie y las condiciones ambientales; los recuentos más altos —en torno a un centenar— suelen corresponder a desoves colectivos realizados en un mismo lugar.
Este sistema reproductivo favorece el intercambio genético dentro de poblaciones localizadas y contribuye a mantener la variabilidad observada en el género.
Anatomía del aparato genital
El aparato reproductor de las polymitas presenta una organización compleja, característica de los caracoles terrestres pulmonados del orden Stylommatophora. En términos generales, incluye estructuras masculinas y femeninas plenamente desarrolladas en un mismo individuo, lo que sustenta su condición hermafrodita.
Entre los elementos principales se encuentran una vagina corta y estrecha, una espermoteca bien desarrollada —encargada del almacenamiento del esperma recibido durante el apareamiento— y un pene alargado y robusto, generalmente recubierto por una vaina membranosa. Estas estructuras desembocan en un atrio común que comunica con el exterior mediante una abertura situada en el lado derecho del cuerpo.
Las particularidades anatómicas del aparato genital han sido utilizadas como criterios diagnósticos en los estudios taxonómicos del género Polymita, complementando el análisis de la concha y permitiendo distinguir especies y subespecies con mayor precisión.
El "dardo del amor": un estimulante único
En algunas especies del género Polymita, el apareamiento incluye un ritual complejo y fascinante que ha cautivado a los científicos: el uso del llamado “dardo del amor”. Se trata de una estructura calcárea, fina y puntiaguda, que el animal introduce en el cuerpo de su pareja durante el cortejo. Este dardo no cumple una función defensiva, sino que está asociado a la transferencia de sustancias mucosas con efecto fisiológico en el proceso reproductivo.
Este dardo transfiere sustancias hormonales que pueden favorecer la supervivencia del esperma y aumentar las probabilidades de éxito reproductivo. La duración del apareamiento puede extenderse hasta nueve horas, una de las más largas registradas entre los moluscos terrestres.
El dardo se produce en el saco del dardo, un órgano muscular situado en el extremo distal del atrio, acompañado por una glándula mucosa bien desarrollada. Durante la cópula, el dardo actúa como estímulo físico y químico, y las secreciones asociadas pueden favorecer la supervivencia del esperma recibido, aumentando las probabilidades de éxito reproductivo, aunque los mecanismos exactos siguen siendo objeto de estudio.
La presencia del dardo fue señalada por primera vez por Abelardo Moreno, investigador cubano y discípulo de Carlos de la Torre, en estudios sobre caracoles terrestres pulmonados del grupo de los helicoideos, al que pertenece el género Polymita.
Más adelante, Bernardo Reyes-Tur, investigador cubano de la Universidad de Oriente, y Joris M. Koene, especialista en biología reproductiva de moluscos, describieron su uso funcional en Polymita muscarum. En esta especie se observó que cada ejemplar puede introducir el dardo repetidamente en distintas zonas del cuerpo de su pareja sin perderlo, a diferencia de lo documentado en otros grupos de caracoles terrestres.
Ciclo reproductivo y desarrollo
El ciclo reproductivo de las polymitas de Cuba se activa principalmente durante la estación lluviosa, entre septiembre y noviembre. Sin embargo, en condiciones de laboratorio se han observado cópulas entre enero y abril, lo que indica que la reproducción puede producirse fuera de ese periodo si existen niveles adecuados de humedad y temperatura.
La eclosión de los huevos ocurre aproximadamente 13 días después de la puesta. Las crías nacen con conchas diminutas y translúcidas, que con el crecimiento adquieren progresivamente los colores y patrones característicos del género. La esperanza de vida en condiciones naturales se sitúa entre 12 y 15 meses, con una mortalidad elevada tras el periodo reproductivo.
Durante la estación seca, las polymitas entran en estivación, un estado de inactividad en el que reducen su metabolismo para conservar humedad. En esta fase se refugian en grietas de la corteza o bajo restos vegetales y sellan la abertura de la concha con una membrana mucosa que evita la deshidratación.
Protección legal de las polymitas y desafíos actuales
Desde 1943, la legislación cubana prohíbe expresamente la exportación de ejemplares del género Polymita, salvo con fines científicos y mediante autorización oficial. Esta disposición quedó establecida en el Decreto-Ley No. 932, publicado ese año en la Gaceta Oficial de la República de Cuba.
Actualmente, las polymitas están incluidas en los mecanismos de control derivados de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). La normativa vigente en Cuba prohíbe y sanciona la captura, el traslado, la comercialización y la elaboración de objetos a partir de ejemplares vivos o de sus conchas.
A pesar de este marco legal, la aplicación efectiva de las medidas de protección enfrenta dificultades. El comercio clandestino de conchas y piezas artesanales persiste como una amenaza, alimentado por la demanda turística y el coleccionismo. La visibilidad internacional de estas especies, asociada a la singular belleza de sus conchas, sigue ejerciendo presión sobre poblaciones silvestres, incluso dentro de zonas protegidas.
Amenazas y riesgo de extinción de las polymitas de Cuba
A pesar del marco legal vigente, las polymitas de Cuba se enfrentan a una serie de amenazas que condicionan la estabilidad de sus poblaciones naturales.
Recolección ilegal y comercio de conchas
El atractivo estético de sus conchas ha favorecido históricamente la recolección ilegal, tanto para uso artesanal como para el mercado de recuerdos y colecciones privadas. Esta presión ha provocado la reducción de poblaciones locales, especialmente en áreas accesibles, y continúa siendo un factor de riesgo pese a las prohibiciones existentes.
Pérdida y fragmentación del hábitat
La expansión agrícola, la tala forestal y el cambio en el uso del suelo reducen continuamente el área disponible para las polymitas. La fragmentación del hábitat aísla poblaciones pequeñas, reduciendo la diversidad genética y aumentando el riesgo de extinción local. La conversión de bosques naturales en plantaciones comerciales o zonas urbanas elimina los árboles específicos donde habita el caracol, destruyendo su hogar y sus fuentes de alimento.
Introducción de especies exóticas
Plantas y animales invasores pueden competir por recursos o modificar el equilibrio ecológico de los ecosistemas donde viven estas especies. Algunas plantas exóticas no favorecen el desarrollo de musgos y líquenes que el caracol necesita para alimentarse, convirtiendo áreas previamente habitables en zonas inhóspitas.
Cambio climático
Las variaciones en los regímenes de lluvia y el aumento de las temperaturas representan una amenaza creciente. Las polymitas son especialmente sensibles a la desecación y a los extremos climáticos, que pueden afectar tanto la reproducción como la supervivencia de poblaciones enteras en lapsos cortos.
Investigación científica y colaboración internacional
Las polymitas de Cuba han atraído la atención de la comunidad científica internacional por su alto grado de endemismo, su variabilidad cromática y su utilidad como modelo para estudios evolutivos y genéticos. En este contexto se inscriben tanto los reconocimientos como las colaboraciones académicas en curso.
Molusco del año 2022
En 2022, Polymita picta fue elegida Molusco del Año en un concurso internacional organizado por el Centro LOEWE para la Genómica Traslacional de la Biodiversidad (Alemania), el Museo de Historia Natural de Frankfurt y la sociedad Unitas Malacológica. El caracol cubano obtuvo 10,092 votos de un total de 16,388 emitidos en 148 países, lo que representa aproximadamente el 62% del total. Se impuso con amplio margen a otras cuatro especies nominadas, que incluían tres caracoles, un mejillón y una concha colmillo o escafópodo.
Este reconocimiento trae aparejada una recompensa invaluable para la ciencia: la secuenciación completa del genoma de la Polymita picta, cuyo primer borrador fue publicado en 2025. Como explicó la doctora Carola Greve, directora de laboratorio en el Centro LOEWE TBG y miembro del jurado:
"Nos complace que el caracol pintado cubano haya sido seleccionado. Su genoma podrá proporcionarnos información importante sobre la base genética de las variaciones de color de su caparazón. En el caso de los moluscos, hasta ahora solo hay unas pocas especies cuyo genoma se ha secuenciado por completo, y esto a pesar de que forman el segundo filo animal más grande después de los artrópodos".
La nominación de Polymita picta fue presentada por el doctor Bernardo Reyes-Tur, investigador del Departamento de Biología y Geografía de la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, quien ha dedicado casi 30 años de su vida al estudio de esta especie. Para Reyes Tur, el reconocimiento representa la culminación de décadas de trabajo realizado en condiciones difíciles, con recursos limitados pero con una pasión inquebrantable por la conservación de este tesoro natural cubano.
Colaboración científica internacional
El estudio de las polymitas de Cuba cuenta con una red activa de colaboración científica internacional, en la que participan investigadores europeos y cubanos en proyectos centrados en genética, comportamiento reproductivo y conservación. Entre los especialistas implicados se encuentran el genetista británico Angus Davison, el biólogo neerlandés Joris Koene y el investigador británico John A. Allen, quienes trabajan junto a equipos cubanos en proyectos de genética, comportamiento y conservación.
Estos trabajos se han traducido en publicaciones en revistas científicas de referencia, como Journal of Molluscan Studies y Biological Journal of Linnean Society, ambas vinculadas a la Universidad de Oxford. A ello se suman proyectos de cooperación académica como el programa belga-cubano VLIR-UOS, así como colaboraciones con organizaciones europeas como Naturschutzbund Deutschland (NABU) y la Sociedad Malacológica de Londres.
Este entramado de alianzas refleja el interés sostenido de la comunidad científica internacional por las polymitas de Cuba y su reconocimiento como un grupo de alto valor para la investigación evolutiva y la conservación de la biodiversidad insular.
El trabajo del doctor Bernardo Reyes-Tur
El biólogo cubano Bernardo Reyes-Tur ha dedicado cerca de tres décadas al estudio y la conservación de Polymita picta, una de las especies más investigadas dentro de las polymitas de Cuba. Su labor combina investigación académica, trabajo de campo y experiencias de cría en cautiverio, desarrolladas en un contexto marcado por apagones eléctricos, escasez de recursos y múltiples obstáculos.
En una entrevista publicada en el sitio web del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba (CITMA), Reyes Tur expresó su sueño de establecer una granja de cría controlada:
"En 1994, cuando todavía no estaba incluida en CITES, el profesor Vicente Berovides publicó un artículo excelente donde llamaba a utilizar de manera sustentable las conchas, y demostró que para ello no hacía falta sacrificar al animal. Fue un iluminado con la idea de que el manejo controlado de la polymita es posible. Yo daría casi la mitad de lo que me queda de vida por demostrarlo. Estamos escribiendo un proyecto para materializar el sueño de una granja de cría".
La propuesta de Reyes Tur plantea que las conchas vacías de ejemplares muertos naturalmente podrían ser recolectadas y comercializadas de manera sostenible, reduciendo la presión sobre poblaciones vivas. Esta aproximación requiere investigación, inversión y voluntad política, recursos que hasta ahora han sido escasos.
Su trabajo se inscribe en el esfuerzo por explorar estrategias de conservación compatibles con el conocimiento científico acumulado y con las condiciones sociales y ambientales del territorio donde habitan las polymitas de Cuba.
Las polymitas como símbolo natural de Cuba
Las polymitas ocupan un lugar singular dentro del imaginario cubano por su carácter endémico y su riqueza cromática. A la Polymita picta se le considera el Caracol Nacional de Cuba, un símbolo viviente de la biodiversidad del país. Su imagen ha servido como inspiración estética en piezas artesanales, joyería, diseños gráficos e iconografía cultural.
Este valor simbólico, sin embargo, ha tenido también un efecto adverso: el uso de conchas en objetos decorativos —práctica hoy prohibida— contribuyó durante décadas a la presión sobre las poblaciones naturales, especialmente en zonas de fácil acceso.
Aun así, las polymitas siguen figurando entre los referentes más reconocibles de la fauna cubana, junto a especies emblemáticas como el zunzuncito (el colibrí más pequeño del mundo) y el tocororo (Ave Nacional de Cuba).
Referencias en el arte y los medios
Aunque las polymitas no son sumamente frecuentes en expresiones culturales masivas internacionales, su belleza ha sido tema recurrente en colecciones de fotografía natural, exposiciones de arte naturalista y publicaciones especializadas. En el ámbito literario o musical no es común encontrar menciones populares, pero su imagen aparece constantemente en editoriales científicas y divulgativas de Cuba.
La presencia de las polymitas en el arte antecede incluso a su descripción científica. En el siglo XVII, pintores neerlandeses especializados en bodegones incluyeron conchas en sus composiciones. En 1622, Balthasar van der Ast representó una polymita en su óleo Naturaleza muerta con conchas, más de un siglo antes de que la especie fuera registrada formalmente por la ciencia. Volvió a hacerlo en una obra homónima de 1640. En 1627, Johannes Bosschaert incluyó también una polymita en Bodegón con una cesta de fruta.
En la literatura latinoamericana, las polymitas aparecen mencionadas por Pablo Neruda en Canto general (1950), donde alude a las “polymitas azufradas” como parte del paisaje simbólico del Caribe insular, vinculándolas a una visión poética del mundo natural precolombino:
LOS HOMBRES
(fragmento)
"Como la copa de la arcilla era
la raza mineral, el hombre
hecho de piedras y de atmósfera,
limpio como los cántaros, sonoro.
La luna amasó a los caribes,
extrajo oxígeno sagrado,
machacó flores y raíces.
Anduvo el hombre de las islas
tejiendo ramos y guirnaldas
de polymitas azufradas,
y soplando el tritón marino
en la orilla de las espumas".
En el ámbito contemporáneo, su imagen ha sido utilizada como elemento identitario por entidades estatales y plataformas culturales cubanas, como la Empresa Comercial Caracol S.A., que toma a la polymita como referencia visual asociada a identidad, color y singularidad. Estos usos refuerzan su presencia en la cultura visual del país, aunque no siempre vayan acompañados de una narrativa explícita sobre conservación.
Otra entidad del régimen que ha asumido a la polymita como referencia para su identidad es la plataforma de video Picta.cu, diseñada por los estudiantes de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), que toma su nombre de la Polymita picta, simbolizando la difusión audiovisual y la identidad visual nacional.
Curiosidades y hechos sorprendentes
1. Molusco del año con votación récord: Polymita picta ganó el título de Molusco del Año 2022 con 10,092 votos de 16,388 totales, representando el 62% del total. Se impuso a cuatro candidatas que incluían especies de caracoles, mejillones y escafópodos de diferentes continentes.
2. Apareamientos de hasta nueve horas: En algunas polymitas se han documentado apareamientos que pueden prolongarse durante varias horas, con intercambio recíproco de dardos hormonales. Este prolongado ritual es uno de los más largos registrados entre los moluscos terrestres y asegura la transferencia exitosa de material genético.
3. Biología reproductiva poco común: En algunas especies del género Polymita se ha descrito una organización reproductiva más compleja. Mientras que muchos moluscos terrestres poseen una sola glándula sexual para producir hormonas, estudios señalan que las polymitas presentan varias glándulas accesorias implicadas en el proceso reproductivo. Esta característica única sugiere mayor sofisticación reproductiva y podría explicar el complejo ritual de apareamiento de la especie.
4. Cada concha es única: El polimorfismo cromático de las polymitas es tan marcado que cada ejemplar presenta combinaciones propias de colores, bandas y contrastes. Esta diversidad visual extrema es una de las razones por las que el género resulta tan atractivo para la ciencia y la divulgación.
5. Un caracol que limpia los árboles: Al consumir musgos, líquenes y hongos microscópicos presentes en troncos y ramas, las polymitas forman parte del equilibrio natural de los árboles donde habitan.
6. Protegida desde 1943: La legislación cubana protege a las polymitas desde 1943, convirtiéndola en una de las especies con protección legal más antigua en Cuba. Sin embargo, el cumplimiento de esta ley sigue siendo un desafío.
7. Sobrevive en condiciones extremas: Aunque parecen delicadas, las polymitas han desarrollado estrategias para sobrevivir en entornos muy distintos dentro de su área endémica, incluyendo la capacidad de entrar en estados de inactividad durante periodos secos.
FAQ: preguntas frecuentes sobre las polymitas de Cuba
¿Por qué las polymitas de Cuba presentan tantos colores diferentes?
La extraordinaria diversidad cromática de las polymitas es producto de una compleja interacción entre factores genéticos y ambientales. Cada individuo hereda genes que determinan los pigmentos básicos y los patrones de su concha, pero factores ambientales como la dieta, la humedad y la temperatura durante el desarrollo pueden influir en la expresión final de estos colores.
La secuenciación completa del genoma de Polymita picta, que fue parcialmente completada en 2025 gracias a su reconocimiento como Molusco del Año 2022, permitirá a los científicos identificar los genes específicos responsables de esta variación cromática. Se especula que el polimorfismo podría ser una estrategia evolutiva de defensa: al existir tantas variaciones diferentes, los depredadores tienen dificultad para reconocer a la especie como una presa específica.
¿Se puede saber la especie solo por el color?
No siempre. El color es llamativo, pero no es un criterio fiable por sí solo. La identificación precisa suele requerir:
- Forma y proporciones de la concha
- Patrón de bandas
- Distribución geográfica
- En algunos casos, análisis anatómicos o genéticos
Esto explica por qué durante décadas hubo confusión taxonómica dentro del género.
¿Dónde viven las polymitas de Cuba?
Las polymitas de Cuba se distribuyen exclusivamente en el oriente del país, principalmente en las provincias de Guantánamo y Holguín, con presencia documentada en municipios como Baracoa, Maisí, Sagua de Tánamo y zonas colindantes. Habitan bosques húmedos, semisecos y cafetales bajo sombra, siempre asociados a vegetación arbórea con alta humedad ambiental.
Debido a su distribución restringida y a su estatus de protección legal, la observación de polymitas debe realizarse sin manipulación ni extracción de ejemplares, respetando siempre su hábitat natural.
¿Por qué las polymitas no han podido establecerse fuera de Cuba?
Aunque se han intentado traslados experimentales, las polymitas dependen de microcondiciones muy específicas (árboles concretos, hongos, humedad, ciclos locales). Fuera de su entorno, no logran completar su ciclo vital. Es un ejemplo claro de endemismo ecológico extremo, no solo geográfico.
¿Existen depredadores naturales de las polymitas?
Sí, aunque pocos. Entre ellos se han documentado aves, insectos y pequeños vertebrados, pero su impacto es limitado. El principal factor de mortalidad no es natural, sino humano: recolección, pérdida de hábitat y alteración del entorno.
¿El dardo del amor causa daño? ¿Cuál es su función en las polymitas?
En Polymita muscarum se ha documentado el uso del llamado dardo del amor durante el apareamiento. Se trata de una estructura calcárea que permite transferir secreciones capaces de modificar temporalmente el sistema reproductor del otro individuo, aumentando la eficacia del esperma del que lo introduce.
Aunque implica la penetración superficial del tejido, los estudios disponibles indican que no provoca lesiones graves ni efectos letales. Se interpreta como un mecanismo de señalización química vinculado a la competencia reproductiva, no como un comportamiento agresivo.
¿Qué diferencia hay entre las seis especies de polymitas?
El género Polymita incluye seis especies reconocidas: Polymita picta, Polymita sulphurosa, Polymita muscarum, Polymita versicolor, Polymita venusta y Polymita brocheri. Se diferencian por combinaciones de rasgos como los patrones de color, el tamaño y la forma de la concha, así como por su distribución geográfica y su adaptación a microhábitats específicos del extremo oriental del país.
Polymita picta es la más conocida por la extraordinaria diversidad cromática de sus poblaciones y su distribución relativamente amplia dentro del área endémica. Otras especies muestran rasgos más acotados: Polymita sulphurosa tiende a tonalidades amarillas, mientras que Polymita muscarum presenta diseños más sobrios y moteados. Aun así, existe solapamiento entre características, por lo que la identificación precisa puede requerir análisis morfológicos detallados y, en algunos casos, estudios genéticos.
¿Qué puede hacer una persona para ayudar en la conservación de las polymitas?
Existen varias acciones concretas que ayudan a reducir la presión sobre esta especie amenazada:
- No comprar conchas ni objetos elaborados con polymita. El comercio es ilegal, pero persiste mientras exista demanda. Rechazar estos productos tiene un impacto real.
- Difundir información fiable sobre la situación de la especie y los riesgos que enfrenta, especialmente en entornos educativos y redes sociales.
- Apoyar proyectos científicos y organizaciones dedicadas a la conservación de la biodiversidad cubana y al estudio de moluscos terrestres.
- Exigir el cumplimiento de la legislación vigente, promoviendo que las autoridades refuercen el control del comercio ilegal.
- Colaborar con investigadores locales, reportando observaciones en el oriente de Cuba cuando sea posible, dentro de iniciativas de ciencia ciudadana.
- Poner en valor su función ecológica, explicando que Polymita picta cumple un papel beneficioso en los ecosistemas donde vive y no es un simple objeto ornamental.
¿Están las polymitas de Cuba en peligro de extinción?
Sí. Las polymitas de Cuba se consideran un grupo altamente vulnerable debido a su endemismo extremo, la fragmentación de sus hábitats y la recolección ilegal de conchas con fines comerciales. A pesar de que cuentan con protección legal en Cuba desde 1943 y están incluidas en convenios internacionales como CITES, la presión del comercio clandestino y la pérdida de hábitat continúan afectando a varias de sus poblaciones. Su distribución limitada y su alta especialización ecológica hacen que cualquier alteración tenga un impacto directo en su supervivencia.
Las polymitas de Cuba condensan, en un territorio reducido, una combinación excepcional de endemismo, diversidad biológica y valor cultural. Su estudio ha permitido comprender procesos evolutivos complejos, adaptaciones finas a microhábitats y una relación frágil entre belleza natural y presión humana. No son solo caracoles singulares y hermosos: son indicadores de la salud de ecosistemas que han quedado progresivamente fragmentados.
La conservación de las polymitas no depende únicamente del conocimiento científico acumulado, sino de su traducción en políticas efectivas, prácticas responsables y vigilancia real frente al comercio ilegal. Preservarlas implica proteger una parte irremplazable del patrimonio natural cubano y asumir que, una vez desaparecidas, no existe posibilidad de restitución.
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