A los cubanos se nos suele encasillar como gente gozadora, partidarios del placer de la vida, risueños siempre y capaces de convertir en broma la más terrible desgracia. Con un sol perenne la mayor parte del año, la hierba verde y el cielo siempre azul, los extranjeros se obstinan en imaginar al cubano como un ser paradisíaco y optimista. Sin embargo, un pueblo que sólo ha frecuentado, por momentos muy breves, el espacio primado de la libertad, y que está todavía lejos de alcanzar un estado democrático, no puede arrojar un resultado positivo en la solvencia de poco más de quinientos años de historia.
La negatividad del cubano lo mantuvo en parálisis cuando el resto de los países latinoamericanos se lanzaron a conquistar su independencia en los albores del XIX, retardó la formación de una nacionalidad auténtica y frustró las luchas contra la metrópoli. En la República, la falta de fe en los valores patrios echó por tierra lo poco que se había conquistado y dio paso a la Revolución socialista. En esta, el negativo cubano se niega a cambiar el estado de cosas, prefiriendo someterse al poder que engendró su propio pesimismo.
A modo de ejemplo hemos recopilado 5 frases, como suele decirse, de “mal agüero”, que perfilan una visión muy crítica sobre Cuba y su gente, dichas o escritas por algunos de los más relevantes cubanos, desde los primeros instantes de la Colonia hasta nuestros días.