Curiosidades | Siete descubrimientos asombrosos que nos dejan las sequías

Un templo en una presa

Aunque comenzó a emerger hace seis años, el templo dominico de Santiago en Quechula (estado de Chiapas, México), está actualmente expuesto en su totalidad como consecuencia del descenso de 25 metros del nivel de agua del río Grijalva.

Las sequías en la zona han devuelto a la vista esta maravilla del siglo XVI, sumergida en 1966 tras la construcción de la presa Nezahualcoyotl (Malpaso).

La iglesia, sin terminar debido a la acechanza de la peste en el siglo XVI, tiene 55,78 metros de largo y 12,80 metros de ancho, con paredes de 9,14 metros de alto y un campanario que se eleva 48 metros desde el suelo.

Según expertos, su edificación estuvo dirigida por monjes a la orden del fraile dominico Bartolomé de las Casas, con el objetivo frustrado de comenzar un nuevo asentamiento poblacional.

Hoy en día, en cambio, el lugar es asediado por turistas que llegan en sus lanchas en los momentos álgidos de la sequía. Sirve además su estructura como refugio a patos, garzas y otras aves silvestres.

Museo de la "fiebre del oro"

Un museo al aire libre, con reliquias de la "fiebre del oro", es el nuevo sitio de atracción en las orillas del lago Folsom, en California, Estados Unidos. Artefactos para la extracción y procesamiento del oro permanecen intactos y en ruinas sobre tierra firme, en lo que antes fuera el lecho del lago.

La emergencia por sequía, dada el 27 de mayo de 2021 en El Dorado Hills, hizo naufragar estos islotes que también se encuentran en Salmon Falls, Red Banks y Mormon Island.

La presa del Folsom se construyó en 1950 y dejó sepultados bajo agua estos tesoros, que ahora constituyen patrimonio al contar un episodio de relevancia en la historia norteamericana.

A pesar de que es posible visitar el lugar, las autoridades han estipulado multas para quienes manipulen sin permiso las piezas expuestas.

Una ciudad milenaria

En Iraq la sequía ha afectado al mismísimo río Tigris, cuna de civilizaciones históricas, dejando al descubierto una ciudad entera datada en 3400 años de antigüedad.

Según los arqueólogos podría tratarse de Zakhiku, un centro importante del imperio Mittani que reinó de 1550 a 1350 a. n. e. En 1980, con la construcción de la presa de Mosul, el gobierno iraquí sumergió lo que hoy es un centro activo de investigaciones arqueológicas.

El interés aumenta en tanto que se sabe muy poco del pueblo Mittani, y en el poco tiempo que ha estado expuesta la ciudad, cinco vasijas con 100 tablillas cuneiformes parecen contener secretos insospechados hasta entonces sobre el período asirio medio.

Si Zakhiku fue destruida o no por un terremoto, es algo que sigue en discusión, pero las ruinas de un palacio y varias fortificaciones militares empiezan a arrojar luz sobre el pasado.

Pueblo fantasma

A principios de este año emergieron de las profundidades los restos de un pueblo entero en la frontera entre España y Portugal.

La falta de lluvias y la sequía puso a la presa de Concello de Lobios a solo 15% de su capacidad. El resultado fue la revelación de los detalles de una vida congelada en 1992, cuando el pueblo en cuestión, Aceredo, quedó inundado en el norte de Galicia.

Pobladores como Maximino Pérez Romero, de 65 años, atestiguan el paso del tiempo en el lugar. Al mismo tiempo se muestran impactados por lo que podría ocurrir con sus poblaciones actuales si el cambio climático continúa su avance.

En las ruinas de Aceredo, el suelo es agrietado y es posible hallar techos derrumbados, ladrillos, vigas de madera convertidas en escombro y hasta una cañería de agua potable que se mantiene fluyendo. Cajas de botellas vacías en un viejo café y un auto oxidado hablan de un pasado reciente que regresa como un fantasma para advertirnos.

Buques de guerra

La sequía que corta el ímpetu al Danubio, uno de los ríos más grandes de Europa, desentierra vestigios del pasado bélico que tuvo como escenario al viejo continente.

En este caso, buques alemanes cargados de explosivos, pertenecientes a la Segunda Guerra Mundial, quedaron al descubierto en la ciudad de Prahovo, en Serbia.

Los Battlegroup Zieb alemanes fueron hundidos en 1944, durante una de las últimas operaciones de la contienda de naciones. Su objetivo, como el de otros tantos que siguen bajo las aguas del Danubio, era llegar al Mar Negro.

Los bajos niveles de agua y la ocurrencia de estos artefactos encallados suponen una dificultad en el tráfico fluvial por una de las vías comerciales más frecuentadas de Europa. Sin embargo, la extracción de estos buques es muy riesgosa, porque los explosivos pueden estar activos todavía.

Estatuas ocultas

En agosto, en China, el nivel del agua del río Yangtzé disminuyó considerablemente a causa de una sequía que se adentra en los bosques y pone en peligro a todo el ecosistema asiático.

No obstante, este bajón del río azul posibilitó lo que muchos chinos estiman uno de los mayores hallazgos culturales de los últimos tiempos.

En la ciudad occidental Chongqing, donde fluye a sus anchas el Yangtzé, emergió una pequeña isla con varias esculturas de un templo budista antiguo.

Más de 600 años, aproximadamente entre las dinastías Ming y Qing, es la edad de las tres piezas que componen un altar en la isla Foyeliang: dos representaciones pequeñas de Buda y un monje más grande en la posición del loto.

Por otra parte, los chinos lanzaron una alarma sobre las consecuencias de la sequía en la cuenca hidrográfica del Yangtzé.

Mensajes aterradores

Pero si de alarma se trata, habría que llegarse hasta Alemania. A inicios de agosto, el río Elba bajó siete centímetros de agua y comenzaron a verse unas extrañas piedras.

Para fines de mes y con un descenso récord de 36 centímetros, quedaron legibles los mensajes aterradores de las llamadas "piedras del hambre" (Hungersteine en alemán).

“Si me ves, llora”, “Quien me vio, lloró. El que me vea, llorará”, “Si vuelves a ver esta piedra, llorarás, tan poco profunda era el agua en el año 1417” y “La vida volverá a florecer una vez que esta piedra desaparezca” son algunas de las inscripciones grabadas en estas rocas durante periodos de extrema sequía a lo largo del Elba.

Estas advertencias talladas son un testimonio de lo que la falta de agua conllevó en otros tiempos: escasez de alimentos y hambre.

Dejar un mensaje en estas piedras se ha convertido en tradición, así las inscripciones encontradas datan de sequías en 1873, 1881, 1892, 1893, 1904 y 2003. En 2018, la ONG ambiental Greenpeace dejó su propio mensaje: “Si me ves es que la crisis climática ha llegado”.