Cada 22 de abril se celebra el Día de la Tierra. Gea, como la llamaban los antiguos, o Pachamama para la región andina, ha sido siempre una figura femenina, una diosa de la fertilidad y la creación, que en su benevolencia hace crecer las cosechas y da alimento, y con su furia quiebra los suelos y los cubre de magma. La diosa de todo lo que nos rodea, madre de los dioses del Olimpo y de los cuatro elementos hoy enfrenta su peor crisis.
Las miles de especies desaparecidas, los océanos plagados de plásticos, el calor extremo, la sequía e incluso la más reciente pandemia, son síntomas claros del quiebre ecológico que sufre el planeta gracias a la acción del hombre.
En las últimas décadas numerosos movimientos, ONGs y líderes de opinión se han pronunciado al respecto, aclarando la urgencia de reducir la huella de carbono y frenar en todo lo posible la producción de basura que amenazan cada vez más a la vida a través del cambio climático. El Papa Francisco, un pontífice con una importante trayectoria ecológica, hace unos años divulgó la encíclica Laudato Si´, que explora las verdaderas causas de la destrucción planetaria que está llevando a cabo el hombre y propone, desde la cultura, la educación y la tecnología, nuevas formas de entender el conflicto desarrollo-naturaleza.
Muchas culturas y religiones, principalmente asiáticas como el budismo, el zen y el jainismo, tienen incorporado en su imaginario una relación simbiótica con el Medio Ambiente y proponen, desde la alimentación hasta la forma de expresarse, maneras para vivir en paz con las energías y formas de manifestación de la Madre Tierra. Sin embargo, comunidades enteras de todo el mundo hablan hoy de la destrucción –peligrosamente irreversible– que estamos llevando a cabo.
Recientemente el grupo Scientist Rebellion, integrado por científicos de todo el mundo, ha puesto en marcha numerosas protestas y acciones para exigir que se les escuche y declarar el peligro que corremos y que parecemos querer ignorar a toda costa. Hace unos días, un científico de la NASA, Peter Kalmus, miembro de esta organización, inauguró una protesta en Los Ángeles donde un grupo de científicos, incluyendo al propio Kalmus, se encadenaron a las puertas del banco JP Morgan Chase como protesta por el financiamiento de combustibles fósiles que lleva a cabo esta institución bancaria, en las que están involucradas cantidades exhorbitantes de dinero.
“Hemos tratado de advertirles durante muchas décadas”, “vamos a perderlo todo”.
Kalmus, en videos tomados durante la protesta, aseguraba estar allí “porque no se escucha a los científicos”, “hemos tratado de advertirles durante muchas décadas”, “vamos a perderlo todo” y agregó: “no bromeamos, no mentimos ni exageramos”. Más tarde, en su cuenta de Twitter subrayó: “Es hora de que nos pongamos de pie, tomemos riesgos y hagamos sacrificios por este hermoso planeta que nos da vida, que nos da todo”.
Otras protestas se han llevado a cabo alrededor de todo el mundo, y cada vez son más los movimientos que despiertan para alzar su voz en favor del planeta, y nos recuerdan que en esta fecha, lo más importante es recordar que todos los días deberían ser el Día de la Tierra, el día que elijamos vivir. Por ahora solo queda luchar y esperar que lleguemos a tiempo.