Este domingo 17 de diciembre los artistas cubanos Julio Llópiz Casal y Richard Somonte inauguran la exposición bipersonal “Normalmente”, que abrirá sus puertas desde las 19:00 en el número 7 de la plaza del General Vara del Rey, en el céntrico barrio de Lavapiés.
Sobre la idea de esta exposición bipersonal, Somonte dijo a Árbol Invertido que “surgió en el estudio de Carlos Garaicoa, en una inauguración suya”, donde estaba conversando con Llópiz Casal sobre la colaboración que había hecho anteriormente con el artista cubano Maikel Sotomayor en su estudio.
“La idea salió muy natural. Tenemos que hacer una colaboración, le dije a Julio, a lo que me contestó, ‘Normalmente’. Así empezó todo”, cuenta el artista cubano radicado en Madrid.
Llópiz Casal, en dialogo con Árbol Invertido, dijo sobre la idea de la exposición que “Richard Somonte tiene dinámicas de trabajo muy precisas, y una de esas es que a él le interesa cada cierto tiempo hacer exhibiciones bipersonales, invitar a otro artista que le interesa por alguna razón y probar como coexiste su obra con la de ese artista”.
“También le interesa que estas exposiciones tengan nombres muy contundentes, simples, que de alguna manera interpelen la cultura popular del contexto España, específicamente Madrid. Por eso el diseño está basado en la gráfica del Metro de Madrid”, explicó.
El cartel de la exposición es una reproducción del icono del Metro de Madrid, pero en lugar de aparecer el nombre de la estación en el centro, aparece la palabra “Normalmente”, popularizada dentro de la música del reparto cubano, especialmente por una canción del reguetonero Wildey.
“La exposición se llama ‘Normalmente’ en primer lugar por el significado estricto de la palabra. Lo que vamos a mostrar es lo que normalmente en los tiempos que corren está haciendo él, intereses específicos con la pintura”, puntualizó Llópiz Casal.
Somonte, por su parte, dijo que le pareció muy interesante trabajar con un artista conceptual de su generación como es Llópiz Casal “porque tenemos muchas cosas en común, la niñez, la enseñanza artística en Cuba, el viaje a Madrid y muchos amigos”.
“La exposición contiene el trabajo reciente de ambos, diría que es un diálogo entre el minimalismo norteamericano de los años 60 y el Barroco Español del siglo XVIII, pasado por el filtro de dos cubanos en el siglo XXI”, añadió el pintor cubano.
Sobre la influencia de Madrid en esta muestra, Llópiz Casal dijo que en ella recupera una parte de su obra que había abandonado en sus últimos años en Cuba, donde gran parte de su energía la absorbió el activismocontra la dictadura cubana, y no encontraba la paz mental para retomar “el trabajo con objetos, reciclando soportes de almacenamiento de información obsoletos como son los casetes VHS o los disquetes”.
“Al venir a Madrid he encontrado la paz y el tiempo mental para regresar a estos trabajos. Me ha resultado un contexto bastante cómodo porque es totalmente diferente a cómo es La Habana, pero los puntos en común me permiten desarrollar estos trabajos de manera fluida”, explicó.
Somonte, por su parte, expondrá obras que “pertenecen a una etapa de investigación de la pintura y la cultura popular española. Después de seis años viviendo en Madrid mi condición de inmigrante se está empezando a camuflar a tal punto que ya no la llamaría condición sino característica inherente”, explicó.
Sobre la curaduría, dijo que “ha sido muy interesante ya que hay pintura, escultura, instalación y vídeo arte que, a mi juicio, coexisten en perfecta armonía, Normalmente, como debe ser”.
Sin duda la condición de cubanos emigrados a Madrid es uno de los principales factores que provocó la coincidencia de estos dos artistas en un mismo espacio, una condición que seguramente compartirán con parte del público que visitará la muestra este domingo.
“Muchísimo va a hablar la exposición de lo que es un cubano exiliado, y de lo que es Cuba tanto en el caso de Richard como en el mío. En su caso desde la pintura, que es la forma de arte que él practica de manera fundamental, y cómo las combinatorias de símbolos se dan influidos por su vida en la nueva sociedad, como ha acabado conociendo la cultura española, su condición de padre, cómo se adapta y entiende el nuevo contexto con lo que tiene uno como cubano ya aprendido”, afirmó Julio Llópiz.
“En mi caso, porque este grupo de trabajos que quiero mostrar hablan de mi relación personal con la memoria. De algún modo son especies de autorretratos que usan la memoria como eje, y a la misma vez como pretextos para hablar de la colectividad. La memoria para mi ha terminados siendo un espacio de resistencia para yo tener la posibilidad de mutar y cambiar lo que haga falta en pos de sobrevivir, y a la vez conservar valores y cuestiones idiosincráticas que para mí son patrimonio y son una virtud”, añadió el artista cubano.