El 31 de marzo de 1914, en plena Revolución Mexicana y a punto de estallar la Primera Guerra Mundial nació, en Ciudad de México, el reconocido poeta, ensayista y diplomático Octavio Paz, uno de los escritores más prolíficos de la Literatura Latinoamericana, quien por su obra y su poética difícil de encasillar por su increíble variedad de temas y estilos, fue galardonado con el Premio Cervantes (1981) y más tarde con el Premio Nobel de Literatura (1990).
Hoy Árbol Invertido honra otro aniversario del nacimiento de este poeta con la reproducción de una carta suya al magno escritor cubano José Lezama Lima, artífice, como Paz, de nuestra expresión americana.
Carta de Octavio Paz a José Lezama Lima
Delhi, a 3 de abril de 1967
Querido amigo: Gracias por el envío de Paradiso y de Órbita. Gracias también por las generosas palabras que lo acompañan. Leo Paradiso poco a poco, con creciente asombro y deslumbramiento. Un edificio verbal de riqueza increíble; mejor dicho, no un edificio sino un mundo de arquitecturas en continua metamorfosis y, también, un mundo de signos —rumores que se configuran en significaciones, archipiélagos del sentido que se hace y deshace—, el mundo lento del vértigo que gira en torno a ese punto intocable que está ante la creación y la destrucción del lenguaje, ese punto que es el corazón, el núcleo del idioma. Además, es la confirmación de lo que unos pocos adivinamos al conocer por primera vez su poesía y su crítica. Una obra en la que usted cumple la promesa que le hicieron al español de América Sor Juana, Lugones y otros cuantos más. Su amigo fraternal,
Octavio Paz