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Poesía cubana | Francis Sánchez: Tres poemas de “Revelaciones atado al mástil”

“Revelaciones atado al mástil” es uno de los más singulares cuadernos de poesía de Francis Sánchez, un libro cuya fuerza abre puertas y empuja paredes.

Mariano Rodríguez: "Paisaje del Almendares" (1956).
Mariano Rodríguez: "Paisaje del Almendares" (1956).

Publicado inicialmente en 1996 y ya con varias reediciones, Revelaciones atado al mástil (Ediciones Deslinde, Madrid, 2025), de Francis Sánchez, fue calificado por el escritor y crítico Norge Espinosa como “un libro de diálogos con la tradición”, donde se pone de manifiesto “el discurso agresivamente conciliador del poeta”. Se trata, sin dudas, de uno de los más singulares cuadernos de poesía de Sánchez, un libro cuya fuerza —al decir de Daniel Gutiérrez Pedreiro— “abre puertas y empuja paredes”.

Tras el rumor de la ciudad

Tras el rumor de la ciudad herida

arde la flora del eco, la carne

innombrada en los pasos como el viento en la cumbre.

Leve ola entre dos cántaros, labios en un cristal.

A la ciudad y a mí la sal nos vive

con que se fundó el grito de las rocas.

Mellados nuestros ojos en los perfumes del tiempo

son al final del túnel el espeso relámpago,

la vena que no le entra al tapiz, la acre espina

rota en el arrebol, en un cantido de aguas.

Llegué a veces hasta mí,

hasta la claridad que me ha decapitado.

Riguroso vacío,

expósito en el umbral. Y volví

la mirada, desnuda, por tal que no nos vieran

morir así, en la orilla, después de bogar tanto.

Quise hablar de pequeños leñadores

diluidos en el vegetal abismo,

rodeando la montaña, arrancando a los troncos

la nota, el dolor que no cabe en los salterios.

Hablar desde la zarza con voz frágil

como vasijas gastadas por el uso.

Quise sacarle luz al hueco de mi mano.

El ave que hizo silencio en el tapiado jardín

continúa, excluida de su vibración, el vuelo

sobre la infinita ciudad en llamas.

__________________

Ovejas

Cuando la demasiada memoria

acuchille las gargantas como tallos tiernos,

cuando demos la espalda definitivamente

atrás dejando sin auxilio nuestros ojos,

¿quiénes se habrán descarriado en verdad?

¿Las mudas, inocentes aún, siempre por nacer?

¿Aquella triste, encastillada en su lejanía

que atesora por vados y despeñaderos

el último rescoldo de su propio contraste,

la llave fugaz y única

que abrir podría su mismo castillo,

su huella leve en el viento?

Debe haber más de un sueño, cuando siempre,

tornando ya al redil de las pequeñas formas,

nos cuentan otra vez desde el dudoso origen.

Manantiales apacibles

sin el centro vacío que expulse hacia lo alto

de una mancha intrincada —tal vez carne—

y muelles espejismos —tal vez no, tal vez alma—

erramos siempre exentas de ajar la verdad.

Cruje,

entre el cristal de las generaciones

que labran los planetas en torno a río y ciervo,

una puerta, una rama, grávida,

como el mar monosílabo

de unos labios cerrados.

El pastor huye ante la desaforada

multitud de sus pasos.

__________________

Minotauro

Como si fueran Uno me duelen

los rostros del olvido. Golpe de dados.

Respiraciones que me cincelan

por entre el mal aliento de la flor que no soy.

Agua espinosa que deslíe el hilo

del corazón, de esta memoria ciega.

Una, contra el borde, es la vida amante

y viuda de las tardes.

Y, si guardara idea del vigor donde pasta,

moriría por allí, uniendo guijarros

y pájaros, como siempre, desoído,

hasta que en el desfiladero de instantes cerriles

la descubra a su hora renacer o temblar

oculta de perfil bajo el agua como el sol.

A la intemperie siento pavor con más certeza

que este amasijo de huesos, carne y voces.

Entre tanto que actúa y sobreactúa humana,

desesperadamente por arribar a un comienzo,

algo se agolpa, sutil, desde siempre aguantado,

como la respiración, al borde del abismo.

Si finalmente entre las cimas llega a asomar mi vida,

degollaré esa luz, y me sentaré en ella

a llorar por todos los sueños que han estado de más.

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Francis Sánchez

Francis Sánchez

(Ceballos, un poblado de la provincia Ciego de Ávila, Cuba, 1970). Escritor, Editor y Poeta visual. Máster en Cultura Latinoamericana. Perteneció a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba desde 1996 hasta su renuncia el 24 de enero de 2011. Fundador de la Unión Católica de Prensa de Cuba en 1996. Fundador y director de la revista independiente Árbol Invertido y también de la editorial Ediciones Deslinde. Se exilió en Madrid en 2018. Autor, entre otros, de los libros Revelaciones atado al mástil (1996), El ángel discierne ante la futura estatua de David (2000), Música de trasfondo (2001), Luces de la ausencia mía (Premio “Miguel de Cervantes de Armilla”, España, 2001), Dulce María Loynaz: La agonía de un mito (Premio de Ensayo “Juan Marinello”, 2001), Reserva federal (cuentos, 2002), Cadena perfecta (cuentos, premio “Cirilo Villaverde”, 2004), Extraño niño que dormía sobre un lobo (poesía, 2006), Caja negra (poesía, 2006), Epitafios de nadie (poesía, 2008), Dualidad de la penumbra (ensayo, 2009) y Liturgia de lo real (ensayo, premio “Fernandina de Jagua”, 2011). | Escribe la columna "Aquendes" para Árbol Invertido

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