Elena Larrinaga, nacida en La Habana en 1955, se ha convertido en una de las principales activistas por la democracia y los derechos humanos en Cuba desde España, donde ha terminado radicándose tras un periplo que la llevó por Estados Unidos y varios países europeos tras salir al exilio con tan solo cuatro años de edad, luego de la llegada al poder de Fidel Castro en la Isla.
Hija de Severiano Larrinaga, un importante empresario cubano, cuyas propiedades fueron confiscadas por el Gobierno de Fidel Castro, Larrinaga fundó y fue elegida presidenta de la Federación Española de Asociaciones Cubanas (FECU), organización mediante la cual prestó apoyo a los presos de la Primavera Negra en 2003.
Licenciada en Historia Moderna por la Universidad Complutense de Madrid, actualmente Larrinaga también se desempeña como presidenta de la Red Femenina de Cuba y portavoz del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, pero más allá de estas iniciativas, su memoria familiar y su vida en el exilio serán los temas centrales de esta conversación con la reconocida activista.
Antillana de Acero
Elena Larrinaga: "Esta foto es de cuando se puso la primera piedra de Antillana, mi padre creó Antillana de Acero.
"Esta carpeta vieja hacía mucho que no la veía. Esto me pareció impresionante y que papi nunca hablaba de ello. La familia de mi padre fue impulsora de la creación de Antillana de Acero. Mi padre fue el mayor accionista y el Vicepresidente Ejecutivo de Antillana. Entonces, mirando estos papeles, encontré cosas que me parecieron muy interesantes. Esto es la Antillana, cómo se creó, las acciones que tenía, los accionistas quiénes eran…
"Interesante ver que el 85% del capital era cubano, no americano. Entonces aquí, para mi gusto, hay una cosa muy interesante. Para mi gusto, ¿eh?. Estas son las cartas (Memorándum) que le escribió mi padre a Osvaldo Dorticós, a Fidel Castro, a Guevara, al Capitán Antonio Núñez Jiménez y al Capitán Calixto Morales, que fue quien intervino la Antillana personalmente. Esta es la correspondencia que se pasó hasta que ellos adujeron, yo no sé qué adujeron…Los cuatro Memorándum están aquí. Son cosas que estaban ahí".
Herencia familiar
Mientras repasa unos documentos, la devenida activista por los derechos humanos en Cuba comenta:
Esto no sé qué es. Esto es de constitución, esto es otra cosa. Esto es el historial de papi. Ah bueno sí, todas las cosas que él dirigía. Bueno, en fin… Te quiero decir que papi hablaba poco. Fue un señor que nos educó en la alegría y lo positivo. Pero cuando pasa el tiempo y con la edad veo estas cosas pienso en qué mérito tuvo mi padre, porque fue una persona que jamás se quejó de nada. Un tipo que trabajó como un bestia.
Él tenía un tío que se llamaba Camilo Aguirre, que se fue a Cuba en el siglo XIX. Era soltero e hizo una fortuna impresionante, porque era un hombre muy trabajador. No tenía hijos. Tenía una única hermana que era la madre de mi padre. Y la llamó por teléfono y le dijo “yo no tengo a quien dejarle esto, manda a tu hijo”. Y su hijo era mi padre. Mi padre resultó ser un hombre inteligentísimo, este señor le puso las cosas en sus manos y él siguió adelante.
Incompatibilidad con la Revolución
"Yo me acuerdo al principio, cuando nos fuimos de Cuba, que nadie entendía que nosotros no fuéramos revolucionarios. Te quiero decir, la Revolución entró en Cuba porque todo el mundo quería cambiar aquello; todo el mundo quería salir de la dictadura de Batista; todo el mundo creyó en el mensaje de Fidel; todo el mundo. Porque si no lo hubieran apoyado todos, hubiera sido imposible.
"Luego, yo siempre digo que, digamos que la gente que más tenía acceso a la información se dio cuenta antes de lo que vendría. Es más fácil si eres papi y estás metido en todo, darte cuenta por dónde van las cosas, que si no estás metido en ese ajo. Yo me acuerdo cuando papi decidió que nos fuéramos. Porque nosotras salimos primero. Nosotros éramos la típica familia… Imagínate todo lo contrario a la Revolución: católica, educadas en colegio de monjas, un matrimonio que se llevaba bien, que eran gente seria, trabajadores, que no robaban… no sé cómo decirte. Éramos justo con lo que había que terminar, ¿no?
"Yo me acuerdo cuando nosotros salimos. Primero nos quedamos en Washington un tiempo. Luego ya, cuando papi salió, decidió que había que organizarse. A él no le gustaba la cultura americana. Nosotros no éramos americanos de sentimiento. Papi y mami no se sentían bien ahí. Vinimos para Europa y luego nos quedamos en España porque papi tenía familia aquí.
"Yo siempre le preguntaba a papi, sobre todo cuando llegamos a Europa, porque cuando estábamos en Washington yo era muy chiquita, ´¿papi, por qué estamos aquí si aquí todo el mundo quiere a Fidel?´. Como esto era una dictadura, Franco trataba a Fidel medio bien. Yo me acuerdo cuando venía Carlos Rafael Rodríguez para acá, le mandaban un carro al aeropuerto, te quiero decir, le daban institucionalmente reconocimiento.
"Yo le preguntaba ´pero, papi, ¿por qué nosotros hemos salido?´ Me decía, ´mira, a lo mejor me confundí, pero, a lo mejor, cuando seas mayor, te darás cuenta, no solo por ti, sino el día que tengas hijos, de que tomé la decisión adecuada´. Y yo ahora no sabes lo que me acuerdo.
"Cuando veo la situación de Cuba y veo a mi hijo, a mis sobrinos, establecidos, con un sentido de pertenencia a un país, todo lo que nosotros no pudimos tener, ellos sí lo tienen. Pues yo digo, en el fondo, que fue una decisión inteligente. Lo que pasa que papi y mami murieron jóvenes, relativamente jóvenes, cincuenta y pico de años. Yo creo que cuando nosotros crecimos ya ellos como que psicológicamente soltaron las amarras. Perdieron como ese espíritu de lucha que ellos tuvieron. Se murieron pronto".
Léster Álvarez: ¿Aquí en España?
EL: "Aquí. Los dos. Después que mami murió nosotros íbamos mucho a Estados Unidos, pues papi se compró un apartamento en Miami porque casi todos sus amigos vivían allí. Entonces a él le gustaba ir a verlos. Estábamos allí en verano, me acuerdo que íbamos caminando y me dijo —Ay Elena, me duele la pierna—, le dije —papi no te pongas flojo, no te pongas flojo—.
"Fíjate qué cosas más raras: la Antillana se intervino un 29 de febrero. Fue cuando Morales fue para allá, Guevara fue para allá. Montaron un espectáculo horrible. Los obreros salieron, porque querían muchísimo a papi, que era un hombre muy moderno para su época. Cuando llegaba la paga, decían que los empleados de la Antillana se quedaban con el dinero y muchas veces la familia no lo veía.
"Entonces él instauró un sistema que me parece muy inteligente. Él, todos los lunes por la mañana, citaba a las mujeres de los empleados y les daba la mitad de la paga semanal, para asegurarse que las familias tuvieran ingresos. Tenía esa manera un poco más moderna de entender las cosas. Luego empezó a crear viviendas para los empleados allí.
"También es verdad que era el más joven de todo el grupo de directivos. Todos los que trabajan con él eran mayores, con otra mentalidad. Él tuvo muchas conversaciones con Fidel, pero al final, no hubo maneras. Nosotros fuimos de los primeros que salimos de Cuba. Un 26 de julio del año 1960. Yo le decía a mi papá —¡papi, pero qué fecha, qué horror!—.
"Yo recuerdo la salida. Todavía los aeropuertos eran chiquitos. Salías al aeropuerto, caminabas por la pista y te subías al avión. Y recuerdo cuando di la vuelta con mis tíos. Era la primera vez que me iba de casa. Recuerdo perfectamente ver a mami llorando desconsolada. También recuerdo a los milicianos. Todas esas imágenes tan difíciles y duras, que yo decía, ´pero, ¿y esto, qué ha pasado aquí de repente?´.
"Me imagino que serían cosas que se irían gestando, pero claro, como niña al fin, nadie te las cuenta. Tengo que decir que, a pesar de lo difícil que es cambiar de un país a otro, fui bastante arropada, nunca me faltó de nada. Nosotros fuimos a los Estados Unidos y fuimos al Colegio del Sagrado Corazón, de donde veníamos. Pero la separación física en aquellos momentos era muy dura.
"Hubo primos que se quedaron en Cuba y nunca más volví a ver en mi vida. Además de que las comunicaciones eran difíciles. Finalmente, de mi familia en Cuba solo quedaron unos primos de mami que se llaman los Camacho, los demás fueron todos saliendo. Tuve unos primos que salieron después de nosotros con la Operación Peter Pan y los padres se quedaron en Cuba.
"Fue una experiencia muy dura porque estos niños cuando por fin vieron a sus padres, eran hombres. Mi familia era su familia, no sus padres, que casi no lo recordaban. Todos esos procesos por los que han pasado mucha gente son muy difíciles de superar. Lo que pasa que yo me acuerdo que en mi casa siempre se decía una cosa: ´Lo importante en la vida no es lo que te pasa, sino la respuesta que tú le das´.
"Si he tenido que salir de mi país por determinadas razones, hay dos opciones, o todavía uso bien mi vida y procuro trabajar a favor de obra, y trabajar a favor de obra significa trabajar a favor de obra de los demás, pero también de ti mismo, o me hundo en la situación, en la tristeza, en la pesadumbre que no te permite tirar para adelante.
"Eso es una decisión que no sé si la tomas porque te la enseñan, o la tomas porque va con tu carácter, o porque tienes capacidad para ello, no sé. Porque yo creo que todo el mundo quiere ser feliz en la vida, pero no todo el mundo tiene la capacidad. También es muy importante la persona que te acompaña en la vida. Por ejemplo, en el caso de mis padres.
"Mi padre era un hombre alegre y muy tranquilo. A mí me recuerda un poco a este (señala a Lester). Muy tranquilo, muy pausado, que llevaba el sufrimiento por dentro. En mi casa siempre flotaba un ambiente de serenidad. Yo iba a casa de las niñas del colegio que eran españolas y yo notaba en esas casas una alegría ficticia, impostada, había algo que… Ellos hicieron el máximo esfuerzo para que no se notara, pero hay cosas que no se pueden disimular".
"Había otras personas de mi familia que eran los típicos arrebatados. Y yo decía, ´y esto por aquí qué resuelve, no resuelve nada´. Lo que resuelve es hacer, lo poco que puedas hacer en la vida. Y yo creo que eso es lo que hice yo, lo que hizo mi hermano cuando se hizo patrono de la Fundación Hispano Cubana, cuando vimos que la generación anterior iba desapareciendo, porque todos murieron.
"La generación que creó el Centro Cubano de España (CCE) en el año 1967. Mi familia fue una de las fundadoras. Fíjate que mi tío, el hermano pequeño de mi padre, era el último socio fundador del CCE que quedaba y murió el año pasado en pleno Covid-19. Mi tío Alejandro, tenía 100 años".
Centro Cubano de España
"El CCE murió hace muchos años. A nosotros nos llamaron para ver si lo podíamos revitalizar, pero fue imposible. Ahí se hizo un trabajo maravilloso. Mi familia participó mucho porque cuando empezó el éxodo cubano no había relación directa con los Estados Unidos. Había que pasar por España, para luego ir para allá. Por ahí pasó todo el mundo. En esos primeros años creo que fueron 200 o 300 mil cubanos los que pasaron por aquí. Fue una cosa impresionante. Yo a veces llegaba a mi casa del colegio y decía y esta gente de dónde salió".
LA: ¿Conservan un archivo?
EL: "El archivo está ahí. Está. Lo tenemos en alguna parte. Te lo voy a buscar. Se hizo mucho papeleo. Pero no te creas, que el franquismo no fue muy favorable a las memorias. Fue una época difícil. Pero bueno, esos grandes próceres que había, esa generación de gente que tenía recursos, que tenía preparación, pues el tiempo pasa, ¿no?
"Al final nos encontramos con una diatriba, ´¿qué hacemos, seguimos con esto o no seguimos con esto?´. Pero fue imposible seguir porque las cuentas no salían. Entonces después de ahí mi hermano se fue de patrón a la Fundación Hispano Cubana con Guillermo Cortázar, Raúl Rivero y tal, y yo creé, porque había muchos cubanos por aquí, la Federación Española de Asociaciones Cubanas. Para un poco juntar a toda aquella gente. Funcionó durante algunos años muy bien".
Presos políticos de la Primavera Negra y Premio Sajarov
"Luego llegaron los presos cubanos de la Primavera Negra, más de setecientas personas, y los atendimos. Fue también un dolor, una experiencia dificilísima. Me acuerdo que tuve al Cardenal en casa para que hablara con ellos. Fue una época complicada también. Porque allí había dolor y sufrimiento grandes. También fue, para nosotros, muy emocionante.
"Porque llevábamos trabajando mucho tiempo defendiendo a estas personas en el Parlamento, en las instituciones europeas, sin saber quiénes eran, cómo eran. Nunca las habíamos visto. Y encontrarnos fue emocionante. Me pasó con Coco Fariñas. Fuimos a Bruselas con los presos cuando llegaron y ahí surgió, esas cosas que surgen.
"Estábamos sentados en una mesa siete personas, había un presidente polaco, Jerzy Buzek, que había sido preso político. Y dijimos, a lo mejor es el momento, y le dijimos al presidente —Sr Presidente ya Cuba tiene dos premios Sajarov—, porque teníamos a Oswaldo Payá y a las Damas de Blanco y era el momento de la huelga de Coco, —y sería buenísimo tener a Coco Fariñas—.
"Bueno, total, que para los premios hay que contabilizar quien te va a votar y quién no. Y me dijo, —bueno, ya sabes que los liberales nunca quieren apoyar a nuestros candidatos, porque ellos tienen los suyos. A no ser que nosotros encontremos un candidato liberal que ellos no puedan decir que no—. Pues llamé a La Habana y me contestó Héctor Palacios.
"Fue una conversación de tres minutos. Esas cosas que pasan en la vida que dices, son cosas de Dios. Le dije —Héctor, nada más que para preguntarte una cosa, ¿Fariñas pertenece al partido Liberal?— a lo que me contestó que sí. Le dije adiós y colgué. Le dije a Buzek —sí—. Y me dijo —pues pa´lante—. Por supuesto que Coco había hecho una cosa extraordinaria.
"Coco siempre me dice —el día que yo llegué a Madrid, que nos sentamos a comer, tú te tomaste veinte Coca Colas—. Y le digo —¿quieres que te diga por qué, de verdad? Porque yo estaba aterrorizada de llevarlo a Bruselas, y me preguntaba, ¿cómo será?—.
"A Laura Pollán le mandamos un teléfono móvil cuando comenzaron a salir. Le dijimos, Laura, métete el teléfono en el bolsillo. Estábamos en casa de Raúl Rivero, aquí en Madrid. Tú metes el teléfono en el bolsillo y le das a este botón y marcas el número, para que esté abierto. Para que nosotros podamos oír. Ella hizo eso y nosotros, por primera vez, pudimos escuchar, de verdad, lo que ahí estaba pasando.
"Por eso digo que la revolución tecnológica, desde mi punto de vista que lo he vivido todo desde fuera, ha sido una cosa espectacular. Te voy a decir, lo que pasa en Cuba no es ni mejor ni peor con respecto a todo lo que ha pasado anteriormente. Pero de todas esas cosas antes no se sabía: los plantados, los fusilamientos de La Cabaña… Porque no había manera de que saliera la información.
"Ahora, gracias a Dios, sale mucho. Creo que eso es un buen ayudante, como digo yo, que nos ayuda a exponer la realidad, que no es lo que nosotros contamos, es que está ahí. No es que yo se lo cuente a usted, es que está ahí. Es que los testimonios internos son muy importantes. Por qué se van a fiar de lo que tú dices si no tienes respaldo gráfico, documental, ni ninguna declaración que lo avale.
"La gente puede decir —mira, eso lo dice usted—. El otro día estaba hablando con la gente del Club de Madrid y me decían, —pero hay muchos cubanos que se han radicalizado—. Yo no soy una persona radical, no me educaron en eso en mi casa.
"Yo siempre digo que la familia es como un país. Nosotros somos siete hermanos y yo soy la del medio. Y en mi casa, si queríamos jugar al parchís, tenía que ser la mayoría la que quería jugar al parchís. Si no, te fastidiabas y no jugabas al parchís. A mí me gustaba jugar al ajedrez y si nadie quería jugar, pues me fastidiaba. Yo me he educado en eso. Es que esa es la única manera de sacar adelante las cosas, porque si te pones por arriba del otro, al final es el desastre. Porque el que pierde se recrudece y se amarga y al final eso sale. Y un país es lo mismo.
"En el Club de Madrid me decían, —hay muchos cubanos que son radicales—. Y yo le respondía, —no mire, en mi familia he tenido gente radical de palabra, no de obra. Pero de palabra sí—. Y le voy a decir por qué. Es muy complicado, cuando sales de un país, cuando estás viendo una injusticia, cuando estás viendo lo que pasa…
"Es muy difícil aguantar que cuando tú estés hablando de eso te digan que tú estás mintiendo, que eres un capitalista de mierda. Porque nadie está hablando de eso, te quiero decir. Todo el mundo que apoyó la Revolución entendió que Cuba, como todos los países en los años 50, después de la Segunda Guerra Mundial, que fue una época fatal, necesitaba una renovación.
"Porque ya el viejo orden había terminado. Hacía falta un nuevo orden, como se instauró en muchos sitios. Lo que a nosotros nos tocó la china, la verdad. Porque podíamos haber tenido cualquier cosa, pero nos tocó la china. Por eso yo le digo a mucha gente que no se sienta mal por darle la vuelta a la Revolución. Incluso gente mayor que ha venido a mi casa, como Carlos Franqui, Huber Matos…
"Porque fue la Revolución la que los traicionó a todos. Si Fidel y sus muchachos hubieran llegado diciendo lo que iban a hacer, nadie los hubiera apoyado. Todo el mundo hubiera dicho que no. Lo que pasa que llegó diciendo lo que queríamos: elecciones libres, igualdad de derechos… en fin, todo lo que tienen los países desarrollados de ahora. Nos parecía que era un precursor. ¡Qué maravilla!".
Conocer a Huber Matos
LA: Conociste a Huber Matos entonces.
EL: Sí
LA: Yo leí “Cómo llegó la noche” y me parece el libro más importante para comprender eso mismo. Lo que era la Revolución y en lo que se convirtió después de su triunfo.
EL: "Yo no he visto una persona más buena que Huber Matos. Hay dos personas de las que he conocido, y yo he conocido a muchas personas, que me han impresionado. Cada una en su estilo. Una es Huber Matos y otra es Ángel de Fana. Porque yo siempre digo que cuando la gente se radicaliza en su posición y —yo no estoy dispuesto a…—, ¿sabes?
"Yo pienso, vamos a ver, un señor como Huber Matos que estuvo al lado de Fidel, que se pasó veinte años en la cárcel y que te está diciendo —este es el camino—, ¿no? Usted, ¿cómo se va a poner por encima de un señor que ha pasado por todo esto? Usted lo habrá pasado fatal, y yo, mi papá, mi mamá, mi tía, mi prima, mi amiga y todo el país. Pero, yo no he estado veinte años en la cárcel.
"Yo no puse mi vida al servicio de esto y luego tuve que tener el valor de decir que no y enfrentarme a una cosa tan difícil. Yo no he estado como Ángel de Fana años plantado. Que me llamó por teléfono, una llamada con la que me quedé un poco así… Me llamó a través de una tercera persona y me dijo —por favor, apunta a los plantados a la Amnistía. No la pongan solamente para unos años, pónganla desde el principio. Nosotros también queremos ser amnistiados. Queremos morir sin delito—.
"Con las barbaridades que están pasando en Cuba que no tienen nombre… ¿Nuestro objetivo cuál es? Yo creo que para resolver los problemas en la vida hay que analizarlos con mucha objetividad. Hay que ser muy analítico, objetivo, y dejar los sentimientos a un lado. La política no se puede hacer con sentimientos personales porque si no te equivocas.
"Yo pienso, vamos a ver, la mayoría de esta gente que está en la Asamblea son unos tipos que se han criado en lo que se han criado. En su momento escogieron un camino, que es este. Entonces, ahora, ¿qué vamos a pedirles? Te quiero decir, ellos no tuvieron responsabilidad directa sobre el camino que tomó la Revolución.
"Ellos heredaron una cuestión, creyeron en ello, o los papás los educaron en eso, no les dieron la opción de pensar en otra cosa y están ahí. De acuerdo que los que dan las órdenes podían ser un poquito más valientes y decir no. Pero como yo viví aquí el final del franquismo, donde nadie se atrevía a moverse y la mayoría de la gente estaba en contra de esto.
"Entendiendo que eso es lo que está pasando ahí, yo creo que hay que mandar un mensaje de vamos a arreglar esto entre todos, vamos a olvidarnos de esta generación tan mayor y vamos a intentar los delitos que se hayan podido cometer de menor cuantía vamos a meterlos en la Amnistía y luego los grandes que haya habido, tampoco en Cuba ha habido ni genocidio, ni lesa humanidad, que si seguimos por el camino que vamos ahora sí lo habrá, porque ahora sí, por inacción, sí se está comenzando a eso.
"Me preocupa en ese sentido la Declaración de Naciones Unidas, que no sé si leyeron, que dijeron que Cuba era responsable de los delitos de lesa humanidad en Venezuela. Salió ayer. Creo que eso se refiere, digamos, a los militares, y de cuando empezó el chavismo. Es una declaración interesante de ONU que tampoco nunca se ha querido pronunciar".
LA: Está bien que haya salido en medio de este clima de represión tan horrible que hay en Cuba ahora.
EL: "Horrible. Es que es una cosa que no tiene ningún sentido ya".
LA: Están pidiendo una ayuda por la mañana a los Estados Unidos y por la noche están dando palos a plena oscuridad de cortes de electricidad.
Encuentro con Lech Walesa
EL: "Cuando Lech Walesa estuvo aquí en Madrid, justo estaba empezando Diario de Cuba, y subimos Pablo y yo a su cuarto, porque él estaba muy cansado, a hacerle una entrevista. Al día siguiente tenía que dar una charla, llegó por la noche y estaba muy cansado. ´Yo soy un sindicalista´ decía. ´Cuando ustedes vean que las autoridades empiezan a dar palos así para todos lados desesperadamente, ese es el final. Pero el dragón hará mucho daño, porque morirá matando´.
"Yo me acuerdo mucho de él y digo, esto es lo que está pasando. ¿Qué se puede hacer?; ¿Qué podemos hacer? Esa es la cuestión. Ahora han sacado al General de Cuerpo de Ejército Ramón Espinosa. Ese es un tipo de los antiguos".
LA: Elena, recuerdo cuando te comenté la idea de la memoria familiar, ¿que me dijiste que tu familia había salido de Cuba con la de Julio Lobo?
EL: "Sí. Julio Lobo fue uno de los fundadores del Centro Cubano de España. Fue uno de los grandes impulsores. Tenía un sobrino que murió hace poco y se llamaba Berti Lobo, que nosotros tratamos mucho. Julio Lobo, papi y otros señores fueron los que dijeron —vamos a hacer algo porque esto tiene una pinta malísima y hay que ayudar a la gente que venga—.
"Por aquí pasó todo el mundo, Cabrera Infante, Armando Valladares… Todo el mundo que llegaba a Europa pasaba por aquí, por el Centro Cubano y ya luego desde aquí se les ubicaba. Se hicieron papeles a muchísima gente para que pudiera irse a los Estados Unidos… Cuando llegaron los presos y familiares de la Primavera Negra en 2007-2008, nos acordamos de aquello, porque fueron 785 personas que hubo que ubicar.
"Me acuerdo que la embajada norteamericana se portó muy bien porque facilitó mucho. Yo iba todos los días allí con una lista. Tardó todo un tiempo porque había mucha gente y la mayoría no tenía quien los acogiera o pudiera mantener. Se buscaron organizaciones religiosas y ONG que los pudieran sustentar o avalar, que se ocuparan de ellos. Fue complicadísimo, porque empezaba la crisis, además.
"Había veces que me acostaba y decía ´Dios mío y mañana qué vamos a hacer´. Entre esas personas había de todo. El 90% de las personas eran buenísimas, pero también el gobierno cubano metió, como se dice aquí, morcilla. Siempre meten morcilla para desprestigiar a los otros, para que ese grupo desprestigie a los presos de verdad".
Amistad con la familia Batista
LA: Elena lo último que te quería preguntar con respecto a esto de la memoria familiar y afectiva es tu amistad con el hijo de Batista.
EL: "Papi no era batistiano y, de hecho, por ejemplo, tú miras la foto de cuando se hace la ampliación de la Antillana…
"Nosotros queríamos y queremos muchísimo a los hijos de Batista. El otro día llamé a la hija de Roberto, que era su cumpleaños, y la queremos mucho. Porque la verdad que ellos, todos los muchachos, eran encantadores.
"Pero papi no era batistiano, no apoyaba aquello, no le gustaba. Entonces, nos mandó a un colegio en Suiza. Nosotros hablábamos cada equis meses, porque era difícil hablar por teléfono en aquella época. Nos escribíamos cartas interminables, pero lo que era hablar, no. Y una vez papi nos llama por teléfono y nos dice, ´niñas qué tal, ¿por qué tienen ustedes la voz muy alegre?´.
"Le decimos, —ay papi, nos hemos encontrado con unos niños cubanos, estamos contentísimas—. Él se alegra y nos dice, —¡ay qué bueno! ¿Y, cómo se llaman?—. Dice mi hermana Maribel, que ya murió, mira papi, se llaman Jorge, Roberto, Carlos y Fulgencio Batista. Y papi solo contestó ´¡Alabao!´. Fue su única respuesta.
"Pasa un águila por el mar, nosotras vinimos para Madrid, los Batista vinieron para Madrid y aquí nos volvimos a encontrar todos. Mi hermana Maribel se hace amiga íntima de Carlos, nosotros nos hacemos amigos de Fulgencio, porque eran de nuestra misma edad. Yo les decía a mis hermanas con el tiempo, qué ejemplo el de papi, ¿no? Porque podía haber dicho, con esta gente no quiero relación.
"Con Roberto, que se ha muerto hace poco, nosotros cogíamos todas las noches un teléfono y rezábamos, mis hermanas, mis primas, el rosario, con Roberto y con su hija. Todas las noches hasta que se murió. Ese tipo de amistad. Los quisimos muchísimo. Ellos lo pasaron muy mal también. Tenían mucho dinero y mucho bienestar económico, indudable, pero fue difícil la vida de ellos. Imagínate, cargar con ese lastre.
"Ellos cuentan que cuando salieron de Cuba, que llegaron al aeropuerto de Nueva York, Roberto tenía 12 años, y cuando abrieron la puerta del avión había un montón de gente gritando ¡Asesino! Dice Roberto que miró a su padre y le dijo ´papi, ¿tú qué has hecho?´. Luego, Fulgencio fue muy buen padre".
LA: ¿Él murió aquí en España?
EL: "Murió aquí en España, en Marbella. Le dio un infarto".
Fidel Castro intenta secuestrar a Fulgencio Batista
"Te voy a contar una cosa que me contaron a mí el otro día y no sabía. En los años setenta la imagen de Fidel comenzó a decaer un poco. Entonces, él decidió que había que secuestrar a Batista, llevárselo a Cuba y hacerle un juicio sumario por todos los crímenes. Armar un show grande con eso para reivindicar su figura de líder. Quien me lo cuenta participó de aquello.
"Dispusieron un comando en Argelia, para cruzar a Marbella y cogerlo. Y el día antes de que estaba previsto el secuestro, Batista murió de un infarto. Ya tenían a un equipo en Málaga y el barco saliendo de Argelia, para raptarlo y llevarlo a Cuba. Fíjate qué cosa el destino.
"Ellos tuvieron una vida en España tranquila. Primero fueron a Estados Unidos. Bueno, primero pasaron por Dominicana, pero Trujillo les pedía una barbaridad de dinero, como un millón de dólares por cada día que estuvieran ahí. Entonces se fueron a Estados Unidos. De ahí se fueron a Funchal, Isla de Madeira, Portugal. Estuvieron viviendo mucho en Madeira.
"Luego se fueron a Londres, Inglaterra. Roberto nos decía que eran amigos de Dodi Al-Fayed, aquel novio que tuvo Lady Di. Yo le decía bromeando ´oye ustedes se trataban con lo mejor´. Después internaron a los niños en Suiza y ya después vinieron para España. Porque Franco dejó a los Trujillo, a Perón, a Batista, a todos los dictadores que venían para España, los dejaba estar aquí si no se metían en política. No les permitía ninguna declaración política, ni española ni de sus países. Ellos cumplieron, se quedaron aquí y no tuvieron ningún problema, la verdad".
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