Elena Larrinaga de Luis emigró de Cuba, su país natal, en julio de 1960 cuando solo tenía cuatro años. Pocos meses antes, en febrero del mismo año, el gobierno revolucionario cubano había intervenido y expropiado Antillana de Acero, la principal empresa de acero del país y de la que el padre de Elena era el mayor accionista y vicepresidente ejecutivo. Así concluye la historia de éxito empresarial, que proviene del siglo XIX, de la familia Larrinaga de Luis en Cuba, y comienza otra de exilio, que a pesar de las dificultades, también será premiada con éxitos.