Mucho se habla hoy día de la importancia de un pensamiento ecológico ante los peligros que implica el acelerado calentamiento de la Tierra a partir del desarrollo tecnológico alcanzado en las últimas décadas por el ser humano a través del uso de combustibles fósiles.
Hay diferentes acercamientos al tema de la conservación de la vida tal como la conocemos en el planeta. En esta ocasión te propongo hablar sobre una visión que integra todos los conocimientos disponibles al respecto: la ecología integral.
El objetivo de la ecología integral es trascender las limitaciones de las perspectivas ecológicas anteriores, a partir de una integración de las diferentes problemáticas del planeta, tanto medioambientales como sociales. Propone no separar al ser humano, la naturaleza, la cultura, la economía y la sociedad, sino estudiar estos aspectos como interrelacionados entre sí, en busca de soluciones más efectivas.
Desde una visión holística, la ecología integral defiende que los problemas ambientales no pueden ser tratados como fenómenos aislados. Esta visión reconoce a los seres humanos como parte de los ecosistemas, en interacción con ellos, y formando todos el gran ecosistema que agrupa todos los ciclos y zonas del planeta.
La ecología integral alerta no solo sobre el cuidado de la naturaleza, sino que pone su mirada en el impacto de las acciones humanas en el medio ambiente. La búsqueda de una armonía entre la humanidad y las diferentes especies de todos los ecosistemas, desde el respeto a la biodiversidad y el respeto mismo por la vida.
En este sentido, además de ocuparse de la protección del medioambiente y la conservación de los recursos naturales, aborda las causas y consecuencias de esto en las sociedades, sus culturas y relaciones económicas y sociales, e incluso la justicia social, la equidad de géneros, el acceso a la educación y la información, entre otros.
El desarrollo sostenible, el consumo responsable y una visión del ser humano no solo enfocada en su salud física y sus relaciones sociales, sino en la salud mental y la espiritualidad, integradas e interrelacionadas, hacen de la ecología integral una de las más atractivas visiones contemporáneas de nuestra relación con el planeta. La agroecología, la planificación urbana sostenible y la conservación de los ecosistemas son unos de sus puntos de acción fundamentales.
La agroecología
La agroecología es un enfoque agrícola basado en los principios de la ecología integral. En lugar de usar las prácticas agrícolas tradicionales que trabajan de manera intensiva el suelo y los cultivos hasta agotar sus recursos, la agroecología promueve el uso de sistemas agrícolas sostenibles, como la permacultura, con un cambio de perspectiva donde el agricultor coopera con la tierra y la tierra coopera con el agricultor, sin necesidad de explotar sus recursos hasta causar problemas ambientales...
La rotación de cultivos, las familias de plantas o policultivos, y el manejo integrado de plagas son algunos de los principios que promueve la agroecología.
Planificación urbana sostenible
En las ciudades, la ecología integral se ha implementado a partir de la aplicación de diseños urbanos sostenibles. Este tipo de planificación provee a las ciudades de accesibilidad a espacios verdes; promueve el uso del transporte público, caminar y andar en bicicleta facilitando la infraestructura necesaria. Además, diseña una gestión eficiente de los recursos naturales disponibles, y propicia los espacios y la seguridad para las diversas expresiones sociales y culturales que convivan, a partir de una suerte de ecología de los conocimientos que diferentes grupos humanos o etnias que conviven puedan aportarse entre sí.
La creación de zonas verdes, proyectos sociales-culturales-ecológicos, la financiación y apoyo a proyectos ecológicos, son algunas maneras en que se puede contribuir a urbanizaciones sostenibles y poner en práctica la ecología integral.
Conservación de ecosistemas
El cuidado, la conservación y restauración de ecosistemas son un punto importante para la ecología integral. Desde esta visión, la conservación de la biodiversidad y la protección de los hábitats naturales es fundamental.
La creación de áreas protegidas, parques nacionales y reservas naturales, así como la puesta en práctica de enfoques integrales en la conservación de los ecosistemas a partir de involucrar a las comunidades en la gestión sostenible de los recursos naturales. Tal es el caso de la implementación del ecoturismo o la agricultura sostenible en comunidades donde se promueve el desarrollo económico-social, a la vez que prioriza el bienestar humano y del medioambiente, todo de manera integrada.
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