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Noticias | Elecciones en Chile: La comunista Jara y el conservador Kast disputarán la presidencia en segunda vuelta

La comunista Jeannette Jara y el conservador José Antonio Kast lideran una primera vuelta marcada por el voto obligatorio y por un Parlamento donde las derechas, apoyadas por el Partido de la Gente, pasan a tener la iniciativa política.

Jeannette Jara celebra su triunfo en primera vuelta de elecciones en Chile con bandera comunista
Jeannette Jara (del partido Comunista de Chile) celebra tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales (16 de noviembre de 2025).

La candidata comunista Jeannette Jara, apoyada por el bloque oficialista de izquierda, y el abogado conservador José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, se enfrentarán el 14 de diciembre de 2025 en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Chile, después de una primera ronda celebrada el domingo 16 de noviembre en la que ninguno de los ocho candidatos superó el 50 % de los votos. Con el 99,9 % de las mesas escrutadas, Jara obtuvo en torno al 26,8 % de los sufragios y Kast el 23,9 %, en unos comicios marcados por la primera aplicación del voto obligatorio en una presidencial desde la reforma constitucional de 2022 y por una reconfiguración del Congreso, donde las derechas pasan a dominar la Cámara de Diputados.

Claves de los resultados presidenciales

Según los datos oficiales del Servicio Electoral de Chile (Servel), difundidos por medios internacionales como El País y El Confidencial, el orden de los candidatos en la primera vuelta presidencial de 2025 quedó así, con el 99,9 % del escrutinio: elconfidencial.com

  • Jeannette Jara (Partido Comunista de Chile / bloque Unidad por Chile, izquierda): 26,8–26,9 %.
  • José Antonio Kast (Partido Republicano, derecha conservadora): 23,9 %.
  • Franco Parisi (Partido de la Gente, derecha populista y antipartidos): 19,7 %.
  • Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario, derecha liberal radical): 13,9 %.
  • Evelyn Matthei (Unión Demócrata Independiente, derecha tradicional): alrededor del 12,5–12,7 %.
  • Harold Mayne-Nicholls (independiente, centroderecha): en torno al 1,2 %.
  • Marco Enríquez-Ominami (independiente de centroizquierda, exsocialista): aproximadamente 1,1 %.
  • Eduardo Artés (independiente marxista-leninista): 0,6 %.

El resultado confirma un escenario altamente polarizado entre dos proyectos muy distintos: una candidata comunista que representa al bloque de gobierno y un candidato de derecha que agrupa a gran parte de la oposición conservadora. Al mismo tiempo, las derechas en su conjunto (Kast, Kaiser, Matthei y parte importante del electorado de Parisi) superan con holgura el 50 % de los votos válidos, lo que anticipa una segunda vuelta muy disputada, en la que el llamado “voto Parisi” se vuelve decisivo.

Jara celebró el paso al balotaje subrayando que la mayoría de los votos no fue para Kast ni para Kaiser y que su campaña buscará conquistar ese mundo disperso:

“Más del 50 % de los votos no fueron a Kast o Kaiser, iré a la casa de cada uno para buscar esos votos”, afirmó, llamando a impulsar “un mensaje de esperanza y de futuro”.

Kast, por su parte, definió la segunda vuelta como un choque entre dos modelos de país:

“El 14 de diciembre será un plebiscito entre dos modelos de sociedad (…) necesitamos evitar la continuidad de un muy mal gobierno”, dijo, arropado por otros líderes de derecha como Evelyn Matthei y Johannes Kaiser, que anunciaron de inmediato su apoyo.

Franco Parisi, tercero en la votación, se ha desmarcado de ambos finalistas y ha dejado libres a sus votantes, lanzando un mensaje que revela el tono crítico contra el sistema político:

“Gánense los votos, gánense la calle”, pidió a Jara y Kast, tras denunciar que las encuestas “nos manipularon” y que su campaña fue “muy injusta”.

Resultados por candidato y orientación política

La siguiente tabla resume, de forma simplificada, los principales candidatos, su adscripción política y su porcentaje aproximado de votos en la primera vuelta:

Candidato y partido político Tendencia política y bloque (izquierda / derecha / centro) Porcentaje aproximado de votos*
Jeannette Jara – Partido Comunista de Chile (PCCh) / coalición Unidad por Chile Izquierda; candidatura del bloque oficialista de Gabriel Boric; militante comunista desde la juventud ~26,8–26,9 %
José Antonio Kast – Partido Republicano Derecha conservadora; duro en seguridad y migración; opositor frontal al gobierno de Boric ~23,9 %
Franco Parisi – Partido de la Gente (PDG) Derecha antielitista; discurso antipartidos tradicionales; se presenta como defensor de la “clase media” ~19,7 %
Johannes Kaiser – Partido Nacional Libertario Derecha liberal radical (libertaria); muy crítico del Estado social, partidario de reducir impuestos y de reformas profundas de mercado ~13,9 %
Evelyn Matthei – Unión Demócrata Independiente (UDI), dentro del bloque Chile Vamos Derecha tradicional; exministra de Sebastián Piñera, representante de la centroderecha clásica ~12,5–12,7 %
Harold Mayne-Nicholls – Independiente Centroderecha moderada; perfil tecnocrático y de “unidad”, sin un gran aparato partidario ~1,2 %
Marco Enríquez-Ominami – Independiente (apoyado por fuerzas menores de centroizquierda) Centroizquierda progresista; histórico candidato presidencial crítico de los partidos tradicionales de la vieja Concertación ~1,1 %
Eduardo Artés – Independiente (marxista-leninista) Izquierda radical; defensor de un proyecto abiertamente comunista de corte revolucionario ~0,6 %

*Las cifras pueden variar unas décimas según el medio consultado, pero todas se basan en los cómputos oficiales del Servel con alrededor del 99,9–100 % de las mesas escrutadas.

Cómo funciona el sistema electoral chileno

Para un lector internacional, algunas claves ayudan a entender por qué Chile irá a segunda vuelta y por qué la participación ha sido tan alta en estas elecciones.

Elección presidencial en dos vueltas

  • Mayoría absoluta: la Constitución chilena establece que es elegido presidente quien obtiene más del 50 % de los votos válidamente emitidos.
  • Balotaje: si ningún candidato alcanza esa mayoría en la primera vuelta, se celebra una segunda vuelta —o balotaje— entre los dos más votados. En 2025, el Servel fijó esta segunda votación para el 14 de diciembre de 2025, un mes después de la primera ronda.
  • Mandato presidencial: el presidente gobierna por cuatro años, sin reelección inmediata, y asume en marzo del año siguiente a la elección (en este caso, marzo de 2026).

Voto obligatorio e inscripción automática

Uno de los elementos centrales de estas elecciones es el retorno del voto obligatorio, restablecido por una reforma constitucional aprobada en 2022, que convirtió el sufragio en “un deber” para todos los ciudadanos inscritos en el padrón, salvo las primarias.

  • Desde 2012 hasta 2022, Chile funcionó con voto voluntario, lo que provocó una baja participación en varias elecciones.
  • La reforma de 2022 recuperó el carácter obligatorio del voto y prevé la aplicación de multas para quienes, sin causa justificada, no acudan a las urnas.
  • En la presidencial de 2025, cerca de 15,7 millones de chilenos estaban llamados a votar, y la participación se situó en torno al 85 %, una de las más altas de la historia reciente del país.

El voto desde el extranjero, por su parte, sigue siendo voluntario, aunque puede resultar relevante en una elección ajustada.

Un Congreso bicameral con fuerte peso en la gobernabilidad

Chile tiene un Congreso Nacional bicameral, formado por:

  • Cámara de Diputadas y Diputados: 155 escaños, todos renovados en estas elecciones.
  • Senado: 50 escaños, de los cuales se eligieron 23 en 2025, correspondientes a siete regiones del país.

El gobierno necesita negociar con el Congreso para sacar adelante reformas relevantes, presupuestos y cambios legales de calado. Por ello, el color político de cada cámara es crucial para medir la viabilidad de las promesas de campaña, tanto de un eventual gobierno de Jara como de un posible gobierno de Kast.

Un Congreso inclinado a la derecha y un Partido de la Gente bisagra

En paralelo a las presidenciales, Chile eligió un nuevo Parlamento. Los resultados legislativos muestran un giro claro respecto del ciclo abierto con Gabriel Boric en 2021.

Según un análisis de la agencia EFE publicado por swissinfo, con el 88,1 % de las mesas escrutadas:

  • En la Cámara de Diputadas y Diputados,
    • los partidos de derecha (incluyendo derecha tradicional y formaciones conservadoras y liberales) obtienen 76 escaños,
    • los bloques progresistas e izquierdistas suman 64 diputados,
    • y el Partido de la Gente (PDG) alcanza 14 representantes.
  • En el Senado, la derecha y la llamada ultraderecha alcanzan 25 escaños (alrededor del 50 % de la cámara), mientras que el oficialismo de izquierda obtiene 23, a los que se suman dos independientes cuyo voto ha oscilado entre ambos bandos en distintas leyes.

Otras fuentes, como el directo de El Confidencial, subrayan que, si se agrupan las fuerzas de derecha y centroderecha, la Cámara de Diputados queda dominada por la derecha con alrededor de 79 escaños (51 %), frente a una izquierda que se mueve en torno a los 62 (40 %) y un centro que ronda los 14 (9 %).

Más allá de pequeñas diferencias de conteo entre medios, la conclusión es convergente:

  • La derecha (tradicional, conservadora y libertaria) se consolida como primera fuerza en ambas cámaras.
  • El PDG de Franco Parisi, con 14 diputados y sin presencia en el Senado, se transforma en un actor bisagra: sus votos pueden inclinar la balanza en uno u otro sentido en muchas reformas.

Este nuevo mapa legislativo anticipa que cualquier gobierno —tanto si gana Jara como si vence Kast— deberá negociar intensamente con otros bloques. En la práctica, un eventual gobierno de Jara se vería ante un Congreso mayoritariamente hostil, mientras que un gobierno de Kast tendría una posición algo más cómoda, pero aún así sin un control absoluto de las cámaras, obligado a dialogar con el PDG y sectores de centroderecha.

Comunismo, memoria del autoritarismo y debate público

La candidatura de Jeannette Jara, militante del Partido Comunista de Chile (PCCh), ha reabierto en el país debates latentes sobre el comunismo, los derechos humanos y la relación de parte de la izquierda chilena con regímenes autoritarios como los de Cuba, Venezuela o Nicaragua.

En los últimos meses, Jara fue objeto de críticas transversales por declaraciones sobre Cuba y Venezuela. Medios chilenos recuerdan que en una entrevista llegó a referirse al régimen cubano como un “sistema democrático distinto”, lo que le valió cuestionamientos de partidos democráticos de centroizquierda y de activistas de derechos humanos.

Ante la presión, la candidata matizó su postura en otros espacios, subrayando que su modelo no es el cubano:

“Mi modelo para Chile es el chileno, no el cubano”, afirmó, añadiendo que su intención es “representar a todos los chilenos y chilenas, no al Partido Comunista”.

Al mismo tiempo, voces críticas del comunismo, incluidas organizaciones de exiliados cubanos y venezolanos, han advertido de los riesgos de normalizar como “modelos” sistemas políticos que califican de dictaduras por sus violaciones a los derechos fundamentales, la censura y la persecución de opositores.

En este contexto, la figura de Jara se mueve en un delicado equilibrio: por un lado, encarna la continuidad del gobierno de Boric y la presencia del Partido Comunista en el corazón del poder; por otro, intenta proyectarse como una candidata de “amplia coalición”, dispuesta incluso —según ha declarado— a discutir su militancia si llega a La Moneda, para tratar de gobernar más allá de su partido.

En el lado de la derecha, las preocupaciones históricas chilenas por el autoritarismo también aparecen en el debate público. Los críticos de Kast recuerdan su cercanía a sectores que relativizan la dictadura de Augusto Pinochet y su discurso de “mano dura” en seguridad y migración; sus defensores, en cambio, subrayan su compromiso formal con la democracia y lo ven como un dique frente a proyectos de izquierda que consideran peligrosamente cercanos a experiencias autoritarias de corte comunista.

En suma, el balotaje de 2025 se libra en un país donde la memoria del autoritarismo —tanto de derechas como de izquierdas— sigue pesando fuertemente en la discusión pública, y donde el voto de muchos ciudadanos se mueve, más que por adhesiones ideológicas firmes, por el temor a que el país se acerque a experiencias consideradas traumáticas en otras naciones.

Voto obligatorio, desencanto y seguridad como eje de campaña

La altísima participación se explica no solo por el carácter obligatorio del voto, sino también por un clima de desencanto, inseguridad y desgaste del gobierno de Gabriel Boric, cuya aprobación ronda el 30 %, según diversas encuestas citadas por medios como Infobae y otros portales latinoamericanos.

Desde el estallido social de 2019, Chile ha encadenado plebiscitos, procesos constituyentes fallidos y ciclos electorales sucesivos. Muchos analistas hablan de una “fatiga electoral” combinada con una desconfianza creciente hacia los partidos tradicionales, lo que explica la buena votación de opciones definidas como antisistema o populistas, como el PDG de Franco Parisi.

La campaña presidencial de 2025 ha girado alrededor de tres grandes ejes:

  • Seguridad y criminalidad, con especial foco en el avance del crimen organizado y bandas extranjeras. Las candidaturas de Kast, Kaiser, Matthei y también Parisi han prometido políticas de “mano dura” y reforzamiento policial.
  • Migración, sobre todo en la frontera norte, donde parte importante del voto a la derecha y al PDG se explica por el malestar con la gestión migratoria.
  • Economía y costo de la vida, en un contexto de estancamiento y frustración con las expectativas de cambio que despertó la llegada de Boric al poder en 2022.

La introducción del voto obligatorio ha modificado la composición del electorado, incorporando a sectores que antes se abstenían de manera masiva. Estudios académicos previos ya mostraban que estas medidas tienden a aumentar la participación de los votantes de menor renta y de zonas periféricas, aunque no siempre hacia una misma opción política.

Lo que viene: un balotaje polarizado y un Congreso fragmentado

El presidente Gabriel Boric, que dejará el cargo en marzo de 2026, felicitó públicamente a Jara y Kast, y llamó a un voto “libre e informado” para la segunda vuelta, destacando el trabajo del Servel y de las instituciones que garantizaron la jornada.

“Saludo a todas y todos quienes acudieron masivamente a las urnas a ejercer el voto como derecho y como deber”, escribió, subrayando que “el futuro del país se forja día a día, en democracia”. elconfidencial.com

El 14 de diciembre de 2025, Chile elegirá entre dos candidaturas que sintetizan proyectos muy distintos:

  • Jeannette Jara, representante de la izquierda gobernante y militante comunista, que intenta presentarse como garante de estabilidad social y continuidad de ciertas reformas, aunque moderando su imagen internacional y sus vínculos con regímenes autoritarios de inspiración comunista.
  • José Antonio Kast, referente de una derecha conservadora que promete orden, crecimiento económico y contención del crimen y la migración irregular, buscando distanciarse del legado de la dictadura y unir a la derecha tradicional, a los libertarios y a un sector clave del voto de Parisi.

Sea cual sea el resultado, el nuevo gobierno tendrá que gobernar con un Congreso inclinado a la derecha, con fuerte presencia de partidos críticos tanto del comunismo como del progresismo de Boric, y con un Partido de la Gente que puede decidir el destino de muchas leyes. El desenlace de la segunda vuelta, y la capacidad del próximo gobierno para construir acuerdos en este escenario, marcarán la nueva etapa política de Chile.

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