Colores y pies descalzos,
viudas son despojos,
niñas vendidas en mercados:
carne a cambio de tareas,
carne a cambio de sexo,
carne a cambio de casorio,
carne a cambio de más carne para el mundo.
Obediencia a ciegas es premisa,
ácidos y látigos en castigo,
por revelarse,
por opinar,
por escapar del yugo.
Yugo impuesto por varones,
por padres,
por hermanos,
por maridos,
por hijos.
Sumisas,
aprendices de esclavas,
atadas al barro,
al cañizo,
a hojalatas
que les prestan techo.
Unos pájaros acechan sus restos,
sin derecho a pensar,
a decidir, a descubrir…
sin derecho
a escuelas, ni libros.
Sus rostros;
reflejos,
cadenas de cuentas sus llantos.
En pantallas,
quedan esos sueños de altezas...
Ellas,
sólo son mujeres
en sendas
de cualquier lugar,
con grilletes
que atan sus manos
a esas sombras.
Publicado originalmente en la antología Más allá del miedo es mi casa “Mujeres poetas contra la violencia” (Ediciones Deslinde, Madrid, 2021), con selección de Ivonne Sánchez-Barea e Ileana Álvarez, y prólogo de Milena Rodríguez Gutiérrez.