Durante los últimos años ha crecido en Cuba una red solidaria de organizaciones y grupos dedicados al bienestar animal, aunque a la par se acentúa la falta de recursos para atender a animales en situación de calle o víctimas de maltrato.
Este trabajo periodístico rastreó 21 grupos activos (incluyendo filiales provinciales de organizaciones nacionales). Aunque es difícil realizar una cuantificación exacta, las redes sociales y las noticias más recientes muestran su quehacer constante.
La mayor parte de los proyectos se concentra en La Habana. No obstante, organizaciones como la Asociación Cubana para la Protección de Animales y Plantas (ANIPLANT) —la única reconocida oficialmente por el gobierno— y Bienestar Animal Cuba (BAC) cuentan con dependencias en varias provincias.
Invisibilidad y trabajo local
Rastrear todos los grupos animalistas en el país es una tarea titánica. Muchos que funcionaron de manera activa mantienen hoy sus páginas desactualizadas en redes sociales. Existen también grupos y voluntarios independientes con poca visibilidad digital, que trabajan de forma local sin publicitar su labor.
Una animalista residente en La Habana, que pidió proteger su identidad, asegura que organizaciones como BAC, Protección Animal SOS y Adopciones X Amor “ayudan en lo que pueden en los casos de animalitos rescatados”. Sin embargo, reconoce que la tarea no es sencilla: “Cocinar, lavar, servir, poner tratamientos y llevar a la clínica”. Y añade: “El gobierno no ayuda nada, la ley de protección necesita cárcel y multas altas, se necesita campaña de esterilización gratuita en todos los municipios y provincias”.
Crisis social y retos para el activismo
Cuba atraviesa una crisis económica y social sin precedentes. La inflación, la devaluación del peso cubano, la escasez extrema de alimentos y medicinas, y los apagones prolongados configuran un escenario de hastío, donde el acceso a productos básicos se ve obstaculizado por colas interminables o precios exorbitantes en el mercado negro.
En este contexto, los grupos animalistas operan con recursos mínimos y escaso apoyo oficial, en un medio donde lo principal es la supervivencia.
A pesar de las limitaciones, su labor ha sido clave en la aprobación del Decreto Ley No. 31/2021 de Bienestar Animal. También han promovido campañas de esterilización, rescate de animales callejeros y la construcción de alianzas con clínicas estatales y privadas, donantes internacionales y escuelas, con el fin de fomentar desde la niñez el respeto hacia los animales.
“Hay veterinarios, hay técnicos, personas como yo que no somos ninguna de las dos, pero que también colaboramos, sobre todo con el transporte”, comenta una joven voluntaria de ANIPLANT Pinar del Río y Espíritu Animal Cuba. “Hay empresas estatales, como Cupet, que se brindan a colaborar en transporte y combustible”.
La mayoría de estas organizaciones subsisten gracias al autofinanciamiento, el voluntariado y las donaciones. Carecen de espacios propios que funcionen como refugios y deben enfrentar la falta de medicamentos, equipos y análisis clínicos.
“Las principales dificultades son los medicamentos —sobre todo antibióticos— y los exámenes complementarios, como análisis de sangre o ultrasonidos, que no siempre están disponibles en las clínicas”, explica la misma voluntaria.
BAC: denuncias internacionales y controversias
El 8 de junio de 2020, Bienestar Animal Cuba anunció un novedoso sistema de denuncias internacionales que permite sancionar ante consulados y fiscalías de Estados Unidos y la Unión Europea a personas responsables de maltrato animal que salieron del país, incluso con carácter retroactivo .
Otro caso relevante es la polémica con la clínica veterinaria privada Mascolive en La Habana. Tras múltiples denuncias por presunta negligencia y precios excesivos, BAC inició una investigación independiente y publicó un informe el 27 de julio con recomendaciones como:
- Creación de un Comité Clínico de Supervisión Interna.
- Capacitación continua del personal.
- Ampliación del descuento del 15 % al 20 % para casos identificados como rescatados por organizaciones sin fines de lucro.
Mascolive respondió públicamente el 29 de julio defendiendo su trabajo y reclamando transparencia. BAC, por su parte, aclaró que solo cuatro denunciantes autorizaron hacer público su testimonio y subrayó su papel como mediador. El 13 de agosto compartió un comunicado donde informó que un profesional fue separado de la clínica tras reconocer un error, aunque no reveló nombres por un contrato de confidencialidad.
Este caso evidencia tanto el alcance de estas organizaciones como la necesidad de mecanismos efectivos de supervisión en el sector veterinario privado.
Una red en expansión
La información disponible permite trazar un mapa de la red de protección animal que se ha tejido en Cuba gracias a miles de voluntarios. Es un trabajo en constante crecimiento, pues seguramente existen más asociaciones de las que hoy se conocen y continuarán apareciendo nuevas iniciativas a medida que se expanda la conciencia sobre el bienestar animal en el país.
En medio de la crisis que vive la isla, el movimiento animalista ya no es un esfuerzo aislado, sino una voz ciudadana que exige cambios y abre caminos hacia una convivencia más justa entre personas y animales.
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