El miércoles 6 de agosto de 2025, unos 300 emigrantes, en su mayoría cubanos, pero también de Nicaragua, Honduras y Venezuela, partieron en caravana desde Tapachula, en la frontera sur de México, rumbo al norte del país.
A diferencia de otras movilizaciones, su objetivo no es llegar a Estados Unidos, sino reubicarse en ciudades mexicanas como Monterrey, con mayores oportunidades de trabajo y vivienda, o contactar representaciones diplomáticas de países como Canadá, Alemania, Suiza o Australia para acceder a programas de visas laborales.
Los cubanos huyen de una prolongada crisis económica que ha provocado escasez de alimentos, medicinas y servicios básicos, agravada por una fuerte represión política y restricciones a las libertades. La situación ha empujado a miles a buscar salidas irregulares pese a los riesgos.
Muchos de los integrantes de esta caravana llevan meses, e incluso casi un año, intentando regularizar su situación migratoria en México sin éxito, enfrentando además elevados costos de asistencia legal. “Nos han negado todo, absolutamente todo. Después de esperar casi un año, nos lo niegan porque no tenemos dinero para pagar abogados”, denunció una emigrante cubana.