Yulier P., artista cubano autodidacta originario de la provincia de Camagüey, comenzó a transformar las calles de la capital cubana en 2014. Su estilo de grafiti es distintivo, incluye grandes rostros y figuras expresionistas que capturan las emociones y experiencias de los cubanos en la Isla.
Sus obras se encuentran esparcidas por toda La Habana, en pequeños fragmentos de piedra (los "Regalos" de Yulier P.) o en algunos muros, pintados estos últimos antes de que las autoridades de la ciudad le prohibieran "maltratar la propiedad social".
En 2017, tras meses de acoso e intimidación por parte de la policía política, que buscaba silenciarlo debido al contenido político de su arte, Yulier P. fue arrestado. Le exigieron que eliminara todos sus murales en la capital en 6 días o se enfrentaría a juicio. Sin embargo, después de una significativa campaña mediática internacional, Yulier se negó a eliminar sus obras y finalmente fue liberado.
"A partir de que ya no puedo pintar en las calles, tengo que generar ideas nuevas", comenta Yulier P. en una entrevista concedida a Árbol Invertido, "El gobierno cubano ha pintado las calles, ha pintado 'Viva Fidel' (...) y se ha dejado hacer libremente."
"El solo hecho de utilizar un espacio es maltrato a la propiedad social", le aclararon las autoridades cubanas a Yulier P. en aquel momento. "Eso es algo que tienen que revisar, (...) porque no es así", dijo el grafitero. "Mi arte es una vía de escape", asegura el grafitero.
En 2023, el artista fue galardonado en el Primer Premio Internacional Intemperie en la categoría de Grafiti, con su obra "Comandante en Jefe", compartiendo el primer lugar con la pieza "Karma instantáneo", de Dayan Lionel Melián.
"Quiero agradecer enormemente a todo el jurado, el colectivo, a que proyectos como este promuevan la libertad de expresión, apoyen a artistas conscientes dentro de la Isla y defiendan los derechos humanos”, expresó el artista visual y grafitero cubano Yulier Rodríguez tras conocer que fue uno de los ganadores.
Su serie de obras "Regalos" consiste en pequeños pedazos de edificaciones habaneras, dibujados como si se tratase de lienzos. En estos "presentes" que han sido fotografiados en cada rincón de la ciudad distinguimos a sus singulares personajes en diferentes escenas, desde una "crucifixión" hasta un intento de "extender las alas y levantar el vuelo" en manos de un niño.