“Trato de ser escritora; digo que trato porque es un oficio duro, es un campo competitivo también, exige mucho, quizás exija demasiadas cosas extras para poder mantenerse vivo en ese campo, pero mi pasión es escribir porque cuando me expreso, cuando logro comunicarme, me siento viva, me siento más viva que nunca, y, sobre todo, ese es uno de mis objetivos: dejar que la mano siga viva, no perder el entrenamiento de esa mano que escribe, de ese modo de expresarse, de expresar el asombro, aunque a veces el país me parezca monótono y todo me parezca un poco sin sentido; bueno, pues vamos a documentar ese sinsentido de algún modo.”
Así habla a la cámara Irela Casañas Hijuelos, entrevistada por la revista Árbol Invertido en un video que puede encontrarse en el canal de Youtube de esta publicación.
Su cabellera y su mirada vivaz, junto con su palabra directa, desafiante, pero al mismo tiempo muy tierna, nos hacen pensar en una especie única de mujer felina, llena de relámpagos, capaz de lograr con sus propias garras todo lo que se proponga.
Socióloga. Poeta. Editora. Articulista. Feminista.
Ella es una de las jóvenes escritoras más sugerentes que viven hoy en el interior de Cuba. Desde Holguín, la Ciudad de los Parques, cerca del extremo oriental de la isla, todos los días enfrenta los vacíos de la vida provinciana. Rompe esquemas. Se impone.
“Trato de sobrevivir creativamente [...], violando prioridades, porque si los cubanos no violamos prioridades nos vamos a quedar en tratar de llegar a fin de mes, y pasan los meses, y pasa la vida, y se pasa nuestro tiempo biográfico, y es algo a lo que tenemos que sobreponernos; particularmente, mi modo de hacerlo es así: leyendo, escribiendo, asombrándome, encontrando la belleza, consumiendo arte, amando a mis amigos, a mi familia, a mi esposo, y tratando de contaminarme lo menos posible; siempre me contamino, pero trato de que esa contaminación sea la mínima”.
Nació en Santiago de Cuba en 1989. Trabaja como editora en Ediciones La Luz, un sello de la asociación de jóvenes escritores y artistas Hermanos Saíz: “editorial que amo [...] y que apuesta por la joven literatura y por la literatura de calidad”. Ha publicado, entre otros, los ensayos Testimonio del margen (Ed. La Luz, 2011) y Sociología y Literatura: dos caminos para conocer la irreverencia (Black Diamond Editions, 2013), así como los poemarios Manual del Triunfo (Ed. Holguín, 2006) y La enfermedad del bronce (Ed. La Luz, 2015).
Habla sobre su manera de afrontar la cotidianidad desde la literatura y en especial la poesía. Entonces, duele en su voz el reconocimiento de su generación a partir de las despedidas, aludiendo a muchos sueños que quedaron truncos.
“Soy parte de una generación que se prolonga en su diáspora, no soy la única que tiene amigos fuera de Cuba y ha visto partir a mucha gente que compartió la infancia y momentos mágicos de la adolescencia y de la primera juventud; soy parte de una generación descreída, desencantada tempranamente, lo que tratamos de hacer es llegar a metas un poco intangibles, un poco invisibles [...] lamento mucho ver amigos míos que han envejecido prematuramente y es como si fuera una diáspora interna, se van apagando de un modo lento y van perdiendo sus energías”.
Pero, por suerte, ella está más cerca de la excepción que de la regla. Tenemos delante a una mujer que nunca se ha dejado apagar por las circunstancias. Posee sus propios resplandores.
“Sin embargo no todo está escrito y esa generación también ha aportado mucho a este país, grandes profesionales, grandes artistas, y, aunque eso no sea debidamente reconocido, creo que también debemos darnos el valor que tenemos, por haber sido talentosos, por habernos superado en medio de la adversidad como hicieron tantos otros en décadas anteriores”.
Para conocer a Irela Casañas más de cerca, y seguir pendientes de sus versos, sus crónicas y artículos de opinión que suelen aparecer en su blog y en otros medios, como en la revista feminista Alas Tensas, veamos este fragmento de su poema “Cuadrado mágico”:
Mi generación retiene los gestos del deseo.
Ha clausurado el alma, sus rituales
ha saneado su ira
intenta en otros mundos lo que debió ser suyo.
Los he visto en la noche diseñada del mar
fertilidad sin hijos o el extremo
duermen al filo sin lesiones, sujetos al cordón
de la memoria blanca.
Bien servidos
fraternalmente
listos.