El cuerpo humano está compuesto en más de un 70 % de agua. El planeta Tierra, curiosamente, también es tres cuartas partes agua. Nuestra forma de vida actual emergió del mar. Sin el agua no es posible la vida tal como la conocemos.
Un ser humano debe tomar entre dos y tres litros de agua a diario (dependiendo de su peso y edad), mejor a temperatura ambiente y lo más pura posible, para mantener la salud de su cuerpo. Un vaso de agua antes de dormir ayuda a conciliar el sueño, un vaso de agua en ayunas hidrata el cuerpo y limpia el sistema digestivo.
Un baño después de interactuar con muchas personas y ambientes “cargados”, equilibra el campo magnético que forma el cuerpo humano. Un baño al despertar, preferiblemente de agua fría, prepara el cuerpo para el día. Un baño antes de dormir, relaja para el sueño: puede bastar con estimular los pies con agua fría antes de dormir.
Recibir la lluvia en el cuerpo limpia el aura, nos renueva y conecta con nuestro lado más natural, salvaje, y nos libera de cargas físicas y mentales. Tomar el agua de lluvia (excepto que haya peligro de lluvia ácida) es purificador y aporta al cuerpo minerales necesarios. Para el pelo, el agua de lluvia es el mejor “acondicionador”.
Sumergirnos en el agua del mar activa nuestro sistema inmune y limpia nuestro sistema respiratorio, equilibrando la circulación sanguínea. Para las mujeres embarazadas, en cualquier etapa de la gestación, es recomendable practicar la natación, un ejercicio completo para el cuerpo físico, relajante y purificador para la mente.
El río, el lago, una piscina… aguas subterráneas, necesitamos estas experiencias como si nuestro cuerpo necesitara recordar que también es solo agua y, como tal, necesita fundirse en ella para regresar de nuevo a la forma, como en el nacimiento, donde primero flotamos en líquido para nutrirnos, antes de salir del vientre de nuestras madres…
El agua (mares, ríos...) ha sido vía de transporte, fuente de alimentos, lugar de recreación, de ciencia…
El agua es un elemento primario de la vida en la Tierra, nuestra casa, de nuestra propia vida. Siendo conscientes de esto, ¿cómo cuidamos y preservamos el agua (que es como cuidarnos y preservarnos a nosotros, a nuestro hogar, a la vida)? ¿Tratas al agua con la sacralidad que merece todos los regalos que te brinda?
La conciencia solo puede existir en el presente. El tiempo de cuidar (amar) el agua también es ahora.