El Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, denunció en un comunicado que el régimen cubano continúa ofreciendo refugio a terroristas buscados por la justicia estadounidense, incluyendo a William Morales, miembro de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), responsables del atentado en Fraunces Tavern, Nueva York, en 1975.
En el documento, publicado en la web de la Casa Blanca, Rubio instó a renovar la presión sobre La Habana para lograr la extradición de Morales y prometió que no descansará “hasta que los fugitivos bajo la protección del régimen cubano sean llevados ante la justicia”.
William Morales, responsable de las explosiones en Fraunces Tavern, donde murieron cuatro personas, fue arrestado en 1979 en EE.UU., pero logró escapar de prisión y se refugió en Cuba con la protección del régimen, encabezado entonces por Fidel Castro.
Por ello, Rubio subrayó que “Cuba continúa ofreciendo protección a Morales y a otros fugitivos y terroristas buscados por los EE.UU.” y renovó el compromiso de su Administración para exigir la extradición de estos individuos, calificando la situación como “una herida abierta que nuestra familia ha sufrido todos estos años”, citando a Joe Connor, hijo de una de las víctimas.
“Hay asesinos de policías y otros delincuentes buscados activamente que están siendo protegidos por el régimen cubano”, añadió Rubio, en referencia no solo al caso de Morales, sino también de otros fugitivos estadounidenses como Assata Shakur, ex integrante de las Panteras Negras.
El atentado en Nueva York
El 24 de enero de 1975, miembros de la FALN detonaron una bomba en la histórica Fraunces Tavern, causando la muerte de cuatro personas —Alejandro Berger, Frank Connor, James Gezork y Harold Sherburne— y dejando más de 50 heridos.
William Morales, nacido en Nueva York en 1950, fue identificado como el principal fabricante de bombas de la FALN, por lo que en 1979 fue arrestado y condenado a 89 años de prisión por posesión de explosivos, pero logró escapar tras un fallido intento de arresto en México que resultó en la muerte de dos policías. Desde entonces, vive en Cuba bajo la protección del régimen.
Morales, quien perdió un ojo y varios dedos en una detonación accidental mientras fabricaba bombas, solicitó amnistía en 1997 durante la administración de Bill Clinton, pero fue rechazada. Tampoco fue extraditado cuando Barack Obama reanudó relaciones diplomáticas con Cuba.
Joe Connor, hijo de Frank Connor, una de las víctimas del atentado, es uno de los principales críticos de la falta de acción contra Morales. “Mi padre fue asesinado por terroristas patrocinados por Cuba”, escribió al entonces secretario de Estado Antony Blinken en 2021, pidiendo medidas para extraditar a Morales.
Reclamos de justicia 50 años después
En una ceremonia realizada este viernes en Fraunces Tavern, Connor reafirmó su llamado a mantener a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo. “La única manera de lograr justicia es manteniendo la presión sobre el régimen cubano”, subrayó.
El FBI mantiene una recompensa de 100.000 dólares por información que conduzca a la captura de Morales mientras la Asociación Benevolente de la Policía de Nueva York reclama acciones inmediatas para extraditar a los responsables del atentado de 1975.
“La explosión en Fraunces Tavern fue parte de una campaña más amplia de terror que dejó decenas de víctimas, incluidos policías. No descansaremos hasta que los culpables enfrenten la justicia”, aseguró la organización.
Se estima que Cuba alberga actualmente a alrededor de 70 fugitivos de la justicia estadounidense además de ex integrantes de otras organizaciones terroristas como la española ETA. Por estas razones, la isla ha sido señalada como un santuario para terroristas y criminales desde la década de 1980, a los que ha ofrecido asilo y protección.
Rubio recordó que “hay asesinos de policías y otros criminales que el régimen cubano protege activamente”. En su reciente audiencia de confirmación ante el Senado, reafirmó la necesidad de mantener a Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo, una designación que fue restaurada por Donald Trump en su primer día de mandato, revirtiendo la decisión de Joe Biden.
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