Para completar una carrera ciclística en el desierto, bajo un calor extremo y fuertes rachas de viento, además de dunas que solo pueden cruzarse caminando, hay que ser un (o una) titán. Para hacerlo teniendo una discapacidad física del 81%, hay que estar loco. Ese loco existe y es cubano. Se llama Lester Fernández y ha completado cuatro veces la carrera ciclística Titan Desert.
Este evento, creado por el catalán Juan Porcar García, es una competencia de ciclismo de montaña de seis días. Los recorridos están muy poco señalizados, por lo que es una prueba en la que el sentido de la orientación juega un papel fundamental, además de ser extremadamente exigente desde el punto de vista físico. No solo hay calor, viento y dunas, sino pistas pedregosas, implacables tanto con los ciclistas como con las bicicletas.
La competencia fue lanzada en 2006, en Marruecos (escenario de todas las ediciones hasta 2020, cuando por primera vez se realizó en Almería, España). Fernández, quien acaba de cumplir 45 años y reside en Barcelona, desde 2005 es la única persona con el 81% de discapacidad en su cuerpo que la ha realizado en cuatro ocasiones.
Participó por primera vez en la Titan Desert de Marruecos, del 30 de abril al 5 de mayo de 2023. Desde entonces, la ha realizado en Almería (7-10 de octubre de 2023; 14-17 noviembre de 2023; y 28 de abril-8 de mayo de 2024).
Una discapacidad física del 81%
¿De qué hablamos cuando hablamos de una discapacidad física del 81%?
“Vamos a empezar por la parte más complicada, que es la pierna izquierda: es necrosis ósea, muerte total del hueso. No hay movilidad; de hecho, por temas de nervio (los médicos) no entienden por qué los músculos no reciben la información que tienen que recibir. Yo no tengo fuerza en esa pierna. En la pierna derecha estoy operado del tendón de Aquiles y, a raíz del impacto con el accidente (fue atropellado en 2020 por una conductora que se quedó dormida al volante), se me ha agravado y ahora tengo dolor fantasma y pérdida de la sensibilidad en la pierna derecha. Yo pedaleo con ella, pero tengo muchísimo dolor”, explica Lester a Árbol Invertido desde su casa en Barcelona, vestido aún con el maillot de ciclista, tras haber recorrido 170 kilómetros en carretera como entrenamiento.
Lester sufrió dos ictus, en 2009 y 2011. Tres años después, le fue detectada la necrosis ósea. Empezó a necesitar bastón y luego muletas, pero considera que en aquel entonces todavía andaba bastante bien.
“La necrosis en la pierna izquierda la tenía bien. Bueno, yo sabía que iba a empeorar en algún momento, porque veía mis problemas a la hora de caminar. Iba con bastón, con muletas. Ya se estaba viendo la posibilidad de que podría ir a más. (Podía llegar a necesitar) un andador o algo. Pero yo era muy cabezón”. “El mes que viene voy a dejar las muletas”, se decía. “Yo mismo me estaba engañando”, reconoce ahora.
Lester Fernández: “Encontré en la bici lo que perdí en el accidente: caminar y correr”.
Sin embargo, se iba a la montaña con su familia y hacía rutas que terminaba con mucho dolor. “Pero hacía mis caminatas por la montaña. Diez kilómetros, los caminaba con mi familia. Con mi pareja hacíamos muchas cosas chulas por todos lados. En 2020, con el atropello del coche, se acabó todo. Ahí mi vida se convirtió en un desastre”.
El resultado del impacto que sufrió Lester fue que ahora, además de los problemas que ya tenía en las piernas, padece tendinitis crónica y bursitis en el hombro derecho, entre otros problemas. No puede levantar completamente ese brazo; en muchas ocasiones, no tiene movilidad y pierde la fuerza.
Caminar y correr
Después de escuchar ese rosario de calamidades, que hacen que a una le duela el cuerpo, la pregunta es: ¿Cómo este cubano puede montar bicicleta?
“Yo no quería volver a la bici, pero mis amistades me decían: ‛Ah, pues si es un deporte que te gusta, cómo no lo vas a hacer’. Encontré en la bici lo que perdí en el accidente: caminar y correr. Yo voy (pedaleando) con una sola pierna y en la otra llevo una prótesis fabricada por mí. Entonces, cuando pedaleo, lo que hace la pierna izquierda es que la prótesis obliga a que la pierna vaya hacia delante y así poder pedalear”.
Lester se dio cuenta, después de meditar mucho, de que lo que necesitaba era algo parecido a un walker (una bota pesada que usan las personas que deben hacer rehabilitación), pero más ligera. Tocó a muchas puertas, para explicarles a ortopedistas y fabricantes de prótesis lo que necesitaba, pero le decían que sería muy caro. No tuvo más remedio que fabricarla él mismo. Ocho meses y 17 prototipos fallidos después de tomar la decisión, Lester consiguió fabricar la prótesis ideal. De eso hace dos años, ahora espera fabricarse una que será incluso superior.
En bici y con muleta
La prótesis no es suficiente. En la Titan Desert, Lester va en la bici y lleva una muleta.
“Es cuando estoy en las zonas complicadas del desierto, en las dunas. Porque por ahí, todo el mundo camina. No puedes andar en bici, te caes. Hasta caminar se dificulta. Entonces, como yo no puedo bajarme de la bici, porque mi problema es caminar, aprendí a ir en bici y con la muleta”.
Lester tuvo primero que aprender a pedalear por la arena, y eso se lo agradece a Melcior Mauri, un ex-ciclista profesional al que describe como una “maravillosa persona”.
Este titán cubano camina “muy poquito”, pero reniega totalmente de la silla de ruedas y en su casa intenta “dar pasitos”. Explica que, si ve que está a punto de caer, se sienta rápido en el sofá.
“Tengo a la familia un poco con los pelos de punta, porque siempre me van viendo (y piensan): ‛Este se la va a pegar en cualquier momento'”, cuenta Lester, quien, en esencia, anda más en bicicleta de lo que camina. De hecho, asegura que si pudiera hacerlo todo en bicicleta, sería feliz.
Aunque Lester tuvo la Titan Desert “entre ceja y ceja” durante mucho tiempo, porque le habían hablado de ella, resulta difícil comprender por qué decidió, siendo ya una persona con un alto grado de discapacidad física, completar una competencia que exige un esfuerzo titánico incluso de ciclistas convencionales. La explicación quizás radica en su infancia.
Lester Fernández: “Si me subo en la bici, voy soñando que camino, que corro”.
Este increíble atleta fue un bebé prematuro inmaduro, al que los médicos pronosticaban apenas cinco años de vida. Tenía (y tiene) un montón de alergias. En su historial médico de pequeño estaba previsto que en algún momento sufriera algún derrame cerebral o un infarto.
Fue gracias al deporte, básicamente el ciclismo, que llegó a los 1.73 metros de estatura y a ser un ciclista de élite, ganador de varios premios en Cuba.
“He sido siempre un chico con muchos retos. Mi médico, cuando yo iba a la consulta, porque era muy enfermizo, me hacía como una terapia de choque. Yo me llamo Lester Fernández Peñafuerte y él me decía que era Peñablando. Eso me encendía”.
Para Lester siempre fue importante perder el miedo, afrontar retos e ir más allá de las posibilidades de su cuerpo. Cuando volvió a montar en bicicleta, después del accidente de 2020 que lo soltó en una silla de ruedas, fue progresando poco a poco y se dio cuenta de que podía llegar cada vez más lejos.
“Lo dicho antes: lo que había perdido, lo recuperaba encima de la bici. Si me subo en la bici, voy soñando que camino, que corro. Cuando llega el momento de escalar, me hago la idea de que voy escalando yo. Me ha dado todas estas ideas. Esto me motiva a salir adelante, hacer una prueba difícil.”
Sentirme de la manera que me siento
La Titan es un reto, principalmente para alguien como Lester. Nadie espera que una persona con discapacidad pueda completarla.
“Mi motivación es esta: sentirme de la manera que me siento, hacer un reto muy difícil. Y ayudar a personas discapacitadas a lograr sus sueños, y si puede ser a través del deporte mejor”, explica Lester, aunque aclara que no está diciéndoles a las personas con discapacidad que vayan a hacer la Titan Desert porque “es muy duro” y sería “enviarlas al cementerio”.
Sí les recomienda que, con sus posibilidades, sus problemas y sus sueños, intenten cumplir aquellas metas que aparentemente son imposibles para ellos.
Una capacidad muy grande
“La palabra que se usa es discapacidad, pero en realidad tenemos una capacidad muy grande”.
Lester no se limita a recomendar a personas con discapacidad que intenten cumplir sus propias metas. Tiene un proyecto llamado HappyWheels con el que, mediante salidas cicloturísticas, intenta motivar a esas personas y ayudarlas a convivir mejor con su situación.
“El proyecto empezó con un equipo de ciclismo. Yo quería montar un equipo, que unos chicos salieran conmigo, porque para mí salir solo en cierto modo es un problema. Mi idea era buscar un grupo de chicos, entrenarlos, prepararlos físicamente para que más o menos estuvieran a mi nivel y que hicieran salidas conmigo. Entonces, empezar a hacer salidas y que se fuera apuntando más gente. Pero mi idea inicial siempre fue meter gente discapacitada dentro del equipo, para que no solamente fuera yo, y los chicos que fueran del equipo los ayudaran: si había que bajarlos de la bici que los bajaran, si hay que buscarles agua que ellos les busquen agua. Esa era mi idea. Pero no salió así”.
En 2023, cuando se disponía a participar por primera vez en la Titan Desert, Lester presentó su proyecto a las Becas Titan Life By KH-7 y resultó ganador, como uno de los aspirantes que más votos recibió. Sin embargo, aún no ha podido incorporar a todas las personas que quisiera.
El proyecto está “visible, pero no está tan dado a conocer. Es muy difícil”, explica Lester, quien lamenta carecer de “la fuerza monetaria” para llegar a más personas y poder proporcionarles una bicicleta o una silla de ruedas a quienes lo necesitan.
A aquellas personas con alguna discapacidad o enfermedad que implique una limitación, les pide que no renuncien a sus sueños. También pide a sus familiares no dejarlos solos.
Eso no significa que sus “ruedas felices” estén detenidas. Con sus pocos recursos hace envíos y también entrega en mano, a diferentes personas en provincias de España, de dorsales y maillots que ha utilizado en carreras y le piden para tener un recuerdo suyo, ya que los inspira a seguir adelante.
Ha hecho 21 salidas individuales y algunas grupales con chicos que tienen discapacidad y que también van en bici y son fieles seguidores de HappyWheels. Además, ha realizado visitas y ha colaborado con centros de atención a niños con autismo. Colabora en especial con la Fundación Disgrup y Autismo en Vivo.
Recientemente, hizo entrega del premio a la perseverancia y el esfuerzo a través del ciclismo a Jesús Suárez, en la fiesta del deporte en el municipio de Vilanova del Camí, Igualada, Barcelona.
“También le entregué una equipación oficial del proyecto y equipo HappyWheels, por su valentía y dedicación a mejorar su vida a través del deporte”.
En el momento de realizar esta entrevista, Lester se preparaba para participar en la mayor marcha cicloturista de España, la Quebrantahuesos, que se realizó en Sabiñánigo, Huesca, el 22 de junio. Antes participó en la Marxa Cicloturística Jufré Riuprimier, de Barcelona, y describe la experiencia como “genial”.
Nuestro compatriota se despide con un saludo para todos los cubanos, estén donde estén. A aquellas personas con alguna discapacidad o enfermedad que implique una limitación, les pide que no renuncien a sus sueños. También pide a sus familiares no dejarlos solos.
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