No creo que estén dispuestos al diálogo. Siendo objetivos, en estos 60 años casi nunca lo han estado. “Pero ahora es diferente, logramos que las instituciones oficiales nos escucharan”, dirán muchos. Pero en el fondo saben que no… algo anda mal. Quizás solo lograron distraernos para ganar el tiempo necesario. Sí, eso debe ser… y en medio de la incertidumbre vuelven a trazar un plan diabólico, el mismo modus operandi de los primeros días. Entonces se sentirán prepotentes, superiores a nosotros. ¿Y nosotros? Seguramente nos sentiremos estafados, aun cuando no teníamos nada, salvo esperanza.
En realidad, creo que Cuba sí está viviendo por primera vez en mucho tiempo una auténtica revolución. Los acontecimientos recientes suponen (en cierto sentido) un despertar de la sociedad civil, cultural y artística cubana, que hasta ayer se encontraba dormida. Así que no diré que no ha significado nada: al contrario, significa mucho más de lo que siempre hemos tenido.
¿QUIÉN ES DENIS SOLÍS?
Para comprender un fenómeno tan abarcador a escala macrosocial (como este al que nos referimos), es necesario analizarlo desde todas las aristas a nuestro alcance, reconstruyendo críticamente los hechos y los antecedentes. Para ello tendremos que remitirnos a todo lo que ha sucedido desde la detención y juicio acelerado del joven cubano Denis Solís González.
Este muchacho es un rapero cubano, cuyas ideas son contrarias al sistema político en el poder, que forma parte del Movimiento San Isidro (MSI), y, por lo tanto, del más significativo grupo opositor dentro de la isla en estos momentos. El día 11 de noviembre, le fue realizado un juicio sumarísimo con carácter “ejemplarizante” por el supuesto delito de desacato a las autoridades, y en el que fue condenado a 8 meses de prisión.
Todo ocurrió tras varias jornadas de acoso policial a los integrantes del movimiento, entre ellos, el propio Denis, donde recibían citaciones para asistir a unidades del Ministerio del Interior; según la versión gubernamental, con la intención de esclarecer su vínculo con “terroristas radicados en Estados Unidos”.
De hecho, en un video difundido por el gobierno cubano donde se interrogó a Solís sin la presencia de un abogado, este reconoce tener vínculos con José Luis Fernández Figuera, quien reside en Estados Unidos, y quien habría protagonizado actos de sabotaje en Cuba. No obstante, ni la prensa oficial, ni la no oficial, ni la internacional, recogen documentalmente la existencia de estos hechos, por lo tanto, no se puede calificar como una acusación con fundamentos.
Pero, ¿cómo y cuándo ocurrió el desacato? En un contexto de hostigamiento militar casi diario, el joven artista se encuentra con la situación de que un oficial del Ministerio del Interior se presenta en su vivienda y accede al interior de ella, sin los debidos protocolos y sin una orden de acceso o registro (al menos en lo que se aprecia en las evidencias). Lo cual, de acuerdo con el jurista cubano Edilio Hernández Herrera (quien emitió un informe detallado sobre el proceso) constituye una violación a lo establecido en el Código Penal cubano, artículo 287. 1. por Violación de Domicilio, y 133 por Abuso de Autoridad (Ver Anexo 1).
Ante esta situación arbitraria, Denis Solís reaccionó ofendiendo de palabra al policía sin transición alguna (luego de pedirle que abandonara el domicilio). Algunos de los insultos propinados estuvieron claramente fuera de tono y fueron desproporcionados: la reacción fue, según considero, inaceptable. Pero sí tuvo razones de peso para aludir a unas causas que provocaron su justificado (o no) efecto. Ya están mencionadas: en primer lugar, el acoso al Movimiento San Isidro solo por ser de la oposición cubana, y en segundo, la infracción de la ley por parte de un agente del “orden público”.
Una de las teorías que circulan en las redes sociales es que Solís tenía la intención de resultar prisionero, para darle al Movimiento San Isidro un motivo de lucha. Lo cual, incluso si fuera cierto, no justifica el tratamiento que le ha dado el gobierno cubano a un asunto tan sensible.
A raíz de su detención mucho se ha especulado, y numerosas son las personas e instituciones que han dado su opinión al respecto: son de lo más diversas. Desde que es un delincuente y ha estado vinculado con organizaciones terroristas, hasta que es un artista que se ha criado en un ambiente marginal, y ha sido víctima de la sociedad en la que vive. El MSI lo ve como un “hermano de causa”, y, según quien declara ser su tío (lo habría criado desde que tenía 11 años producto del fallecimiento de su madre), es un muchacho bueno y pacífico.
AHORA, SAN ISIDRO
La reacción del Movimiento San Isidro no se hizo esperar: el coordinador Luis Manuel Otero Alcántara realizó una convocatoria a presentarse a las cercanías de la unidad policial radicada en Cuba y Chacón para manifestarse en reclamo de la liberación de Denis Solís. Asistieron, entre otros, el rapero Maykel Castillo Pérez, Anamelis Ramos, Iliana Hernández, Oscar Casanella, Omara Ruiz Urquiola y Katherine Bisquet Rodríguez. ¿Su estrategia? Cada cierto tiempo se presentaban en el centro policial para exigir respuestas, leían poesía en público como método de protesta pacífica y publicaban en las redes sociales.
Sin embargo, las autoridades mostraron una actitud intolerante, propia de quienes se saben sin razón. Empezó una ola de detenciones a los activistas que se manifestaban, sin motivo alguno. Cuando los de abajo alzan la voz, y tienen la razón, molestan a los de arriba. Lo que estos últimos no sabían era hasta dónde era capaz de llegar el MSI, y la reacción que este tipo de comportamientos totalitarios provocaría en el pueblo.
Al saberse asediados, y, ante los constantes arrestos arbitrarios, el movimiento decidió desplazar el lugar de la protesta a la casa de Luis Manuel Otero Alcántara, sito Damas 955 entre San Isidro y Avenida del Puerto, el día 16 de noviembre. A lo que las fuerzas represivas respondieron “cercando” de policías los alrededores del barrio. De acuerdo con denuncias de los artistas acuartelados, las personas que iban a transitar por el lugar eran desviadas por los agentes, y si alguien quería acceder para ayudar, o brindar su solidaridad, generalmente resultaba detenido: tal fue el caso, por ejemplo, del periodista Héctor Valdés Cocho.
Tanto fue el acoso de la policía política, que negaron la entrada al domicilio de suministros (comida y dinero), al interceptar a una vecina de la zona que se dirigía al lugar con las provisiones. La declaración del Movimiento San Isidro al respecto, enuncia lo siguiente:
“En este momento acaban de interceptar a nuestra vecina Daylys Bandera Rodríguez que nos traía los suministros de comida y dinero. Le retiraron todo lo que se disponía a traernos. Nos declaramos en huelga de hambre y de sed Luis Manuel Otero Alcántara, Esteban Rodríguez, Maykel Castillo y Humberto Mena. Nos declaramos en huelga de hambre Iliana Hernández, Yasser Castellanos, Adrián Rubio, Oscar Casanella y Osmani Pardo. Responsabilizamos al Estado Cubano de la integridad física de todas estas personas. Exigimos la libertad de Denis Solís”.
Pasaron días en huelga. Cada día se hizo más fuerte su reclamo. Y poco a poco… su causa se convirtió en motivo de todos. La represión era evidente: estaban mostrando su verdadera cara, llegaron incluso a violentar a menores. Los medios independientes e internacionales, que al principio callaban, se hicieron eco de la protesta en Damas 955. Intelectuales dentro y fuera de Cuba se solidarizaron con San Isidro. Entre ellos, la comunidad de realizadores y críticos cubanos de cine identificada como “Cardumen” emitió una declaración en apoyo al movimiento, la cual ha sido suscrita por centenares de cineastas.
Sin embargo, el mayor reclamo de todos, artistas, intelectuales, activistas, fue el de que, ante todo, se iniciara el diálogo con quienes estaban arriesgando su vida y su integridad física. No costaba nada. #LosQueremosVivos fue una de las etiquetas de uso popular. Afortunadamente, después de varios días, todos los implicados depusieron la huelga de sed… El no acercamiento a sus reclamos fue la respuesta del gobierno. El apoyo que habían recibido fue un duro golpe.
Pero el oficialismo es obstinado, así que volvió a la carga. Producto a la repercusión mediática que alcanzó un hecho de este tipo, los medios nacionales no pudieron seguir callando. Su discurso demagogo recuerda que los medios de comunicación fueron nacionalizados y monopolizados en los tempranos años de la mal llamada Revolución. Primero la Agencia Cubana del Rap (que no es ni inclusiva ni representa a los raperos cubanos), luego Cubadebate… se sumaron el sitio controlado por el Minint, Razones de Cuba y el órgano oficial del Partido Único en la isla: Granma.
Toda manipulación mediática es poca para ellos. El fin justifica los medios, nunca mejor dicho. Publicaron videos editadísimos y aprovecharon su control sobre la infraestructura comunicativa del país para difundir su mensaje de difamación y de odio.
No son la mayoría y lo saben, no tienen la razón y también lo saben, no tienen moral, vergüenza, respeto por el arte, ni por la cultura, ni por las vidas humanas… ni siquiera son revolución… y de eso son plenamente conscientes. Por eso, en un acto cobarde, decidieron desalojar la huelga de la mejor manera que saben: con represión. En la noche del 26 de noviembre, en horas de la noche, toda Cuba experimentó un corte en las redes sociales (así los artivistas no podrían transmitir en directo), momento en el que agentes de la Seguridad del Estado vestidos de médicos realizaron una detención forzosa de los ahí congregados, alegando del incumplimiento de las medidas sanitarias.
Resulta que una de las personas que hizo extensiva su solidaridad con el Movimiento San Isidro fue el director de la revista El Estornudo, Carlos Manuel Álvarez, quien no reside en el país, pero vino y se presentó en el lugar donde se llevaba a cabo la huelga. Las autoridades oficialistas alegaron que la prueba que le realizaron en el aeropuerto ofreció resultados dudosos, y, por tanto, debían evacuar a las personas que tuvieron contacto con él.
¡MÁS DIÁLOGO!
Subestimaron la inteligencia de millones de cubanos. Nadie creyó una palabra. Las redes, más revueltas que nunca, exigían el cese de las arbitrariedades y la creación de espacios de diálogo efectivos. Circuló, por Facebook, la proposición de declarar al 26 de noviembre como Día de la Vergüenza Nacional. Todos exigieron la liberación de los artistas de San Isidro, y los soltaron en sus respectivos hogares. Luis Manuel, como una de las excepciones, fue internado en un hospital, quería ir a su casa… pero ahí ocurrieron los “hechos”.
No obstante, la actitud más rebelde ocurrió frente a la sede de un organismo estatal, concretamente, el Ministerio de Cultura (Mincult). Cientos de cubanos realizaron una quedada pacífica frente a la institución, con motivo de los hechos de San Isidro. Exigieron ser escuchados por el ministro, Alpidio Alonso, para exigir, entre otras cosas, el fin de la censura y el hostigamiento a artistas independientes. Hubo que conformarse con ser recibidos por el viceministro Fernando Rojas.
La manifestación se hizo, surgió y creció de manera espontánea. Se rompió la espiral y el silencio. Cada vez se sumaban más. Así que desplegaron a la policía en los alrededores del lugar para impedir que siguieran llegando… pero no hubo manera de detenerlos. A base de fuerza de voluntad y empujones lograron acceder a la calle donde ocurría. Se extendieron rumores de que habían liberado gas pimienta. Todos temblaban ante la presencia de quienes, se suponía, los debían proteger. Pero se mantuvieron firmes.
En horas de la noche cortaron la electricidad en la cuadra del Mincult, y los manifestantes encendieron sus linternas. Acompañados de la música y la poesía. Ahí se entonaron las notas del himno nacional: “Al combate corred, bayameses, que la patria os contempla orgullosa”.
En la manifestación estuvieron cineastas de la talla de Fernando Pérez, Carlos Lechuga y José Luis Aparicio (a quien censuraran, a inicios de año, el documental Sueños al pairo, que pretendía presentar en la más reciente edición de la Muestra Joven). Estuvieron actores como Jorge Perugorría, Mario Guerra y René de la Cruz; y músicos como Leoni Torres, La Diosa y Roberto Carcassés. Algunos de estos, fungieron, también como mediadores entre los manifestantes y los representantes del Ministerio de Cultura.
Después de cuatro horas de negociaciones, los acuerdos “alcanzados” con las autoridades fueron: Abrir canales de diálogo entre instituciones y artistas, velar por el estado de Denis Solís y Otero Alcántara, desarrollar agendas de trabajo múltiple con todos los artistas, presentar una tregua con los espacios independientes donde se reúnen los artistas, y garantizar una próxima reunión, esta vez con el ministro de cultura. Arreglos que pueden parecer poco ambiciosos a simple vista, pero que, de cumplirse, marcarían un antes y un después en la historia de la lucha por las libertades en Cuba.
La respuesta inmediata de los medios de comunicación oficialistas ha sido la de irrespetar todo lo pactado: Se han televisado materiales difamatorios desconociendo la obra artística de los integrantes del Movimiento San Isidro; en los mismos espacios televisivos, se han obviado todas las opiniones excepto la del gobierno al respecto; han llamado mercenarios o confundidos a todos los que asistieron a ese acto en legítimo reclamo de sus derechos. Han vuelto a mostrar su verdadera cara… ya no es una que cause terror… salta a la vista: tienen miedo. La prueba más clara son los incesantes cortes que han sido provocados en las redes sociales para evitar que se generen nuevas manifestaciones.
Una de las reacciones totalitarias fue realizar la convocatoria a una “Tángana” en el parque Trillo, congregación a la que han querido llamar “espontánea”, como respuesta a lo ocurrido frente al Ministerio de Cultura. Queda en evidencia que ambas acciones no tienen comparación:
Es cierto que ambas contaron con sus canales de divulgación, la primera (frente al Mincult), sobre todo con los medios independientes e internacionales (pues una manifestación al margen de las autoridades es Breaking News), además con las declaraciones de personalidades de la política internacional, la cultura y otras esferas de la sociedad, y, no menos importante, la difusión en las redes, pero que sí inició como como una protesta espontánea, pues los medios y personalidades solo se hicieron eco una vez que ya estaba asentada.
La segunda (y ahora me refiero a la Tángana), sin embargo, recibió todo el apoyo de donde nunca lo habría recibido si no hubiera sido convocada o estado auspiciada (al menos, en parte) por las autoridades y el gobierno cubano. La publicidad que recibió, quizás no fue de la prensa extraoficial e internacional; pero sí fue publicitada por los medios de comunicación nacionales (que, nos guste o no, son los que tienen más alcance entre la población cubana): me refiero a la televisión, la radio, las publicaciones impresas y digitales, etc. Además del apoyo de instituciones que sí les pusieron los medios (como bafles y micrófonos, con un amplio significado simbólico) para hacer valer su voz, favores con los que no contaron quienes se congregaron frente al Ministerio de Cultura.
A esta también asistió el actual presidente de Cuba. El solo hecho de que apareciera ahí, y, además, calificara el proceso y los reclamos suscitados en los últimos días, como un “show mediático”, e injerencia extranjera, cuando a los primeros no los atendió ni siquiera el ministro de Cultura, anula toda voluntad política de diálogo, y desconoce (simbólicamente) la legitimidad de la causa.
Mientras la tángana (que, según la RAE, significa: alboroto, escándalo, pelea; o, engaño, fraude.) aconteció, en Cuba, los hechos violentos se sucedieron uno tras otro. Dos ejemplos claros fueron, la detención del médico Manuel Guerra en su hogar, solo por sus críticas al sistema cubano; y el arresto violento de la estudiante de Comunicación Social Rosanne Carmona, quien se dirigía a participar en una protesta pacífica, que había sido convocada frente al Capitolio.
Ya sabemos de qué están hechos, intentarán empañar todo lo que se ha logrado, crearán sus propias (contra)manifestaciones y actos de repudio, difamarán como mejor saben. Pero no podrán disipar el despertar que ha tenido toda una generación de cubanos, ni sus reclamos, ni su esperanza… ni su verdad.
ANEXO 1:
Artículo 287. 1.: El que, fuera de los casos autorizados en la ley, penetre en domicilio ajeno sin la voluntad, expresa o tácita, del morador, o permanezca en él contra su voluntad manifiesta, incurre en sanción de libertad de tres meses a un año o multa de cien a trescientas cuotas o ambas.
Artículo 133: El funcionario público que, con el propósito de perjudicar a una persona o de obtener un beneficio ilícito, ejerza las funciones inherentes a su cargo de modo manifiestamente contrario a las leyes, o se exceda arbitrariamente de los límites legales de su competencia, incurre en sanción de privación de libertad de uno a tres años o multa de trescientas a mil cuotas, siempre que el hecho no constituya un delito de mayor entidad.