Los usos de la inteligencia artificial no tiene límites, como lo demuestra la aplicación Angry GF, destinada a que los hombres generen "empatía" hacia sus parejas femeninas.
"Simula escenarios en los que las parejas femeninas se enojan, incitando a los usuarios a consolar a sus parejas de Angry GF", ha dicho Emilia Avilés, su cofundadora, sobre la aplicación.
Varias han sido las críticas que ha recibido esta iniciativa, aludiendo a que se apoya en estereotipos de género y que trivializa las relaciones humanas. Según la revista feminista Alas Tensas, Angry GF "banaliza la sensibilidad femenina", además de que no se sabe con claridad cómo utilizan la información recopilada para esta aplicación.
La inteligencia artificial presenta grandes riesgos para sus usuarios, así como para la humanidad en general. Su uso sin control puede generar desempleo masivo, aumentar las desigualdades, exacerbar la discriminación, crear armas autónomas peligrosas y facilitar la manipulación y desinformación.
De acuerdo con los especialistas, es necesario que los seres humanos "entrenemos" de forma ética a la inteligencia artificial, una herramienta que está constantemente aprendiendo de sus usuarios.