En Camagüey, este 26 de diciembre de 2015, se ha dado a conocer el siguiente “Acuerdo de los cubanos”. Lo ha proclamado, de viva voz, el eminente intelectual Rafael Almanza, como un humilde, ejemplar “ejercicio íntegro de sí”.
En pos de una República “con todos y para el bien de todos”, Almanza enuncia esta propuesta de principios que entroncan con lo mejor del ideario de José Martí y una cultura moderna basada en los Derechos Universales del ser humano.
Es una propuesta de refundación cívica invitando a la comunión entre Todos, a la reflexión, y al debate. Tiene la belleza y consistencia humanista del núcleo de una esencial Constitución Nacional formulada desde arriba, desde los valores más trascendentes, y no al revés.
El poeta, además, aquí no habla en futuro, sino en presente, con la suprema fuerza interior que se necesita para vivir en un tiempo ético, sintiendo la presencia de la virtud y la verdad, aunque esta presencia parezca violentamente anulada por los hechos cotidianos.
Por tales motivos, en la revista Árbol Invertido nos sumamos al presente “Acuerdo”, y lo reproducimos a continuación:
ACUERDO DE LOS CUBANOS
1. Estamos constituidos en Patria con el nombre de República Cubana para el culto a la dignidad plena del ser humano, con todos y para el bien de todos.
2. Nuestra Patria es un hecho y un culto, no un aparato o una ley. Ninguna palabra de las leyes puede contradecir ese culto. Las leyes de la República son sólo la expresión temporal, y siempre en perfeccionamiento, de ese culto. Es el espíritu del culto, por encima de cualquier definición, lo que nos guía, y no la palabra de la ley. Nuestro Acuerdo es el mantenimiento de ese culto, de donde debe emanar toda ley, toda interpretación de la ley, y toda modificación de este Acuerdo.
3. La existencia de este culto en las relaciones interpersonales de los cubanos es el sustento de la Patria y la razón de ser de las instituciones de la República, incluida la Constitución y la legislación complementaria. La educación de los ciudadanos, en la familia y en las escuelas, es el fundamento de ese culto. La acción cívica y política sostiene este culto.
4. La dignidad plena del ser humano tiene como premisas la vida, la libertad, el hábito del trabajo, la propiedad individual y colectiva, el ejercicio íntegro de sí, y el derecho a la protección mutua y fraternal. Las leyes garantizan esas premisas.
5. La dignidad plena del ser humano exige la soberanía del individuo. La soberanía de un cubano no tiene otro límite que la soberanía de sus conciudadanos. La soberanía nacional es el acuerdo libre entre los cubanos soberanos.
6. La dignidad plena del ser humano se realiza en la fraternidad. La República existe CON TODOS los miembros de la sociedad, en la diversidad, la participación y la responsabilidad, PARA EL BIEN DE TODOS.
7. La República reconoce la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, redactada por la inspiración de Guy Pérez Cisneros bajo la advocación de José Martí, como una aproximación inicial a sus propósitos.
8. Los cubanos nos profesamos atentos a cualquier hecho, concepto o iniciativa que nos permita ampliar y fortalecer el culto a la dignidad plena del ser humano.
9. Los cubanos nos consideramos Hijos del Bien. Amamos el Bien por encima de nosotros mismos. Este principio no debiera ser renunciado jamás.
10. Este Acuerdo de los Cubanos solo puede ser modificado mediante referendo, convocado por la Representación Nacional y aprobado por las tres cuartas partes del electorado.
Ojalá estas palabras pudieran servir de algo. Es muy difícil creer que sirvan para algo más que para el debate de unos amigos en el mediodía de una casona camagüeyana. Al menos es un ejercicio íntegro de mí mismo al que tengo derecho, después de veinte años de organización de esta Peña, a la que nunca le han faltado ni colaboradores ni público. Me retiro ahora con los versos del magnánimo fundador que seguimos reverenciando:
Va con la eternidad el que va solo
Que todos oyen cuando nadie escucha.