En Chernóbil, Ucrania, uno de los lugares más contaminados del planeta, voluntarios de la organización Clean Futures Fund (CFF) documentaron la presencia de tres perros con un inusual pelaje azul brillante que deambulan entre las ruinas de la zona de exclusión, reavivando el debate sobre los efectos que aún persisten tras la explosión del reactor nuclear número 4 en abril de 1986.
Una manada que sobrevive entre la ruina y la memoria
Desde 2017, el equipo del CFF brinda atención veterinaria a los animales que habitan la región, muchos de ellos descendientes de las mascotas que fueron abandonadas cuando más de 120.000 personas fueron evacuadas tras el accidente. Los voluntarios aseguran que los perros con tonalidades azuladas no presentan signos de radiación, sino que habrían adquirido ese color por contacto con compuestos químicos o metales industriales presentes en antiguas fábricas abandonadas o en suelos contaminados.
"Estos animales son los sobrevivientes de un ecosistema alterado por el ser humano, una especie de espejo viviente del desastre”, explicó Erik Ussene, coordinador del proyecto veterinario en Chernóbil. Sin embargo, la especialista Jennifer Betz, directora veterinaria del programa, declaró que "no estamos diciendo en absoluto que esté relacionado con la radiación de Chernóbil", y acreditó el fenómeno a una sustancia viscosa que se les quedó pegada en el pelaje: "Sospechamos que esta sustancia procedía de un antiguo baño portátil que se encontraba en el mismo lugar que los perros".
La organización desarrolla campañas periódicas de esterilización, vacunación y control sanitario, en particular contra la rabia, enfermedad endémica en la región. A pesar de la devastación ambiental, los perros de Chernóbil han aprendido a subsistir entre los restos de viviendas, vehículos oxidados y torres de vigilancia que aún marcan el perímetro prohibido.
Perros azules vistos en Rusia en 2021
El medio científico IFLScience refiere que no es la primera vez que aparecen perros con pelaje azul brillante en una zona contaminada. En 2021, en la localidad de Dzerzhinsk, Rusia, los residentes encontraron una manada similar cerca de una planta química abandonada. "En este caso, se sospecha que los perros se revolcaron en sulfato de cobre, un producto químico de color azul pálido utilizado en la fabricación", señaló el medio.
Chernóbil: naturaleza entre radiación y resistencia
El área de exclusión de Chernóbil, que abarca unos 2.600 km² en el norte de Ucrania, ha sido objeto de múltiples investigaciones científicas que observan cómo la flora y la fauna han recuperado terreno en un entorno donde la presencia humana sigue limitada. Estudios del Instituto Ucraniano de Radiobiología indican que especies como lobos, ciervos, osos, caballos salvajes de Przewalski y aves de rapiña han proliferado en los últimos años, adaptándose a condiciones extremas.
"El fenómeno de los perros azules es una advertencia visual: recordatorio de que el impacto humano sobre la naturaleza no desaparece con el tiempo", señaló la bióloga ambiental Kateryna Yakovenko, especialista en ecosistemas posnucleares.
Una historia que une pasado y presente
Los animales de Chernóbil son hoy parte de la memoria viva del desastre. Su imagen, entre el abandono, la supervivencia y la mutación simbólica, ha inspirado documentales y estudios sobre resiliencia ecológica. Para los habitantes cercanos a la zona, representan un vínculo silencioso con las familias que nunca pudieron regresar.
El Clean Futures Fund ha lanzado una nueva campaña internacional para recaudar fondos destinados al cuidado de los perros, destacando que “su protección es una forma de sanar un territorio marcado por el dolor y la radiación”.
Los misteriosos tonos azulados en sus cuerpos no solo fascinan a la ciencia, sino que se han convertido en metáfora de lo que sobrevive entre las ruinas de uno de los mayores desastres tecnológicos de la historia humana.
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