Baracoa, la ciudad o "villa primada" de Cuba, fundada como villa el 15 de agosto de 1511 por Diego Velázquez, siempre fue conocida como un territorio paradisiaco por la singularidad y la conservación de sus ecosistemas, gracias en parte a su aislamiento, por encontrarse al otro lado de las montañas en el extremo oriental de la isla.
En los últimos años, sin embargo, el Estado cubano ha destruido el ecosistema natural de la ciudad primada, superponiendo los intereses del gobierno local a la importancia del medioambiente.
La creación de un molino de piedra en el primer paso del río, en Las Minas en Vega Larga, ha mermado los bancos de arena naturales, y este y otros desastres han provocado el declive del afluente del río Caguasey que desembocaba en la bahía principal de la ciudad, por donde se abastecían tradicionalmente sus pobladores.
Ahora, como consecuencia de este deterioro, cuando llueve, incluso aunque ocurran precipitaciones leves, siempre se inundan las zonas bajas del poblado. Una situación que se agrava porque, además, el gobierno prohíbe a los ciudadanos limpiar los manglares de la costa, algo que intentan y necesitan hacer para tratar de recuperar los ciclos naturales de las aguas y mitigar los efectos del grave daño provocado por el Estado en su localidad.