Un estudio realizado por la Universidad de Texas A&M y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) ha revelado un hallazgo preocupante: delfines nariz de botella del Golfo de México presentan rastros de fentanilo y otros fármacos en su organismo.
La investigación, publicada en la revista iScience, analizó muestras de grasa de 89 delfines, incluyendo 83 vivos y seis postmortem, de los cuales 30 dieron positivo a drogas sintéticas como fentanilo, carisoprodol y meprobamato. Este descubrimiento no solo genera preocupación sobre los efectos de estas sustancias en los mamíferos marinos, sino que también alerta sobre su posible repercusión en la salud humana.
"Los delfines, al igual que los humanos, consumen peces y camarones, lo que sugiere posibles impactos en la cadena alimentaria", advirtió la Universidad de Texas A&M en un comunicado. Los delfines, considerados bioindicadores por su capacidad de almacenar contaminantes en su grasa, permiten medir la salud de los ecosistemas marinos.
El vínculo con actividades humanas y el tráfico de fentanilo
Aunque el origen de la exposición a estos fármacos no pudo determinarse con precisión, el estudio destaca una conexión alarmante. Un delfín encontrado muerto en la Bahía de Baffin, Texas, estaba en una zona próxima a donde se realizó el mayor decomiso de fentanilo líquido en la historia de Estados Unidos, en el condado de Nueces en diciembre de 2022. Esto refuerza la idea de que la actividad humana, incluido el tráfico de drogas, tiene un impacto directo en los ecosistemas marinos.
El fentanilo, un opioide sintético 100 veces más potente que la morfina, ha protagonizado una crisis de salud pública en Estados Unidos. Ahora, además, se perfila como un contaminante en los océanos. La presencia de otros medicamentos, tales como relajantes musculares y tranquilizantes, evidencia un patrón de contaminación farmacéutica que podría estar alterando los ecosistemas marinos.
La amenaza de la contaminación farmacéutica
La investigación sobre delfines en el Golfo de México revela el impacto creciente de la contaminación farmacéutica en cuerpos de agua. Estudios recientes han encontrado residuos de medicamentos en ríos y océanos de todo el mundo, desde antidepresivos hasta antibióticos, con efectos documentados como alteraciones en el comportamiento de peces y resistencia bacteriana.
La contaminación farmacéutica ya no es un problema invisible; sus efectos empiezan a manifestarse en especies clave para los ecosistemas y en los alimentos que consumimos. Los delfines, bioindicadores clave, alertan sobre la necesidad urgente de proteger los ecosistemas y mitigar esta amenaza global.
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