Personalidades de la cultura cubana, de todos los ámbitos, dentro y fuera de la isla, y de las más diferentes aristas ideológicas incluso, coinciden en reclamar la solidaridad con los huelguistas de San Isidro y pedir por su salud, muy especialmente con aquellos que, además de no ingerir alimentos, tampoco consumen agua, quienes por este motivo corren mayor peligro, como son el artista Luis Manuel Otero Alcántara y el músico Maykel Castillo.
Las redes sociales se han inundado de solidaridad, exigiendo la responsabilidad del Estado cubano por las vidas de este grupo de activistas, artistas y escritores. Se defiende el derecho a la libertad de expresión en Cuba y el cese del hostigamiento contra quienes piensan diferente por parte de la Seguridad del Estado. Mientras, el sentimiento de todos coincide en la petición de que sea liberado el joven músico cubano Denis Solís, cuya detención y condena en juicio sumario es la causa de la protesta y la huelga de hambre y sed que mantiene a un grupo muy heterogéneo de cubanos acuartelados en Damas 955, sede del Movimiento San Isidro en la Habana vieja.
El gremio de los cineastas se ha unido en un comunicado, sumando más de un centenar de firmas, entre directores, actores y actrices, sonidistas y todas las profesiones de este arte. Así expresan:
"Nos solidarizamos con los miembros del Movimiento San Isidro que están en huelga por defender su derecho a pensar distinto y a expresarlo libremente. Los mismos derechos por los que hemos luchado hasta hoy en nuestro campo. Nuestras voces dispersas quieren hallar un cauce común. Renunciamos al temor, a la insensibilidad y al silencio que nos hacen cómplices".
Mucha repercusión tuvieron al inicio de este drama las palabras del prestigioso ensayista y crítico de cine Juan Antonio García, publicadas en su muro de Facebook. Desde Camagüey, Juan Antonio lamentó en primer lugar que, como un cubano más, sufre la desinformación y el desinterés de los medios oficiales que dan la espalda a la realidad nacional:
"He estado esperando algún tipo de información oficial sobre lo que, a través de las redes, se comenta una y otra vez. Pero no, el gobierno no se pronuncia. Por lo que, en casos así, uno no tiene más remedio que ponerse en la piel de ese grupo de personas que, en San Isidro, se ha declarado en huelga de hambre y sed, con el fin de reclamar lo que entienden son sus derechos. Podría hacerme como el que no se entera. Seguir escribiendo sobre cine, sobre mi premio en la revista Temas, sobre la reciente muerte de una actriz a la que admiraba (sigo admirando) mucho. Pero no me perdonaría no alertar sobre el peligro de muerte que corren ahora mismo un grupo de personas que no conozco, y que probablemente no piensen de la misma manera que pienso yo, pero que son seres humanos. Así, sin apellidos, sin etiquetas ideológicas ni camisas políticas: seres humanos. Siento un enorme respeto por aquellas personas que deciden sacrificar de ese modo sus vidas en nombre de sus ideales y su libertad individual. No tiene que ver con la simpatía, que es otra cosa. Para empezar, son pocos los individuos que en el mundo asumen acciones de ese tipo: ningún “mercenario”, debemos dejarlo claro, haría algo así".
Y termina J. Antonio: "Así que ahora mismo estoy allí en San Isidro, junto a ese grupo de personas, pero no alentándolos a que mueran, sino a que vivan, y sigan defendiendo sus derechos".
Circula la "Carta en solidaridad con el Movimiento San Isidro", que crece minuto a minuto, actualmente con más de 400 firmas de artistas, intelectuales y académicos de Cuba, México, Argentina, Austria, Canadá, Colombia, Chile, Costa Rica, España, Venezuela, Brasil y Estados Unidos.
Después de describir al MSI y los principales atropellos contra sus integrantes que los han arrastrado hasta la situación crítica presente, concluye el documento:
"Ante la magnitud y gravedad de estos sucesos, expresamos nuestra solidaridad con el MSI y le pedimos al Gobierno cubano que libere al músico Denis Solís y que acceda así a establecer un diálogo pacífico con el MSI y escuche sus demandas. No dejemos que estas personas mueran. Nuestro llamado es a defender la vida por sobre todas las cosas y a respetar el derecho a la libre expresión, apelando a valores de solidaridad y humanidad".
La poeta cubana Reina María Rodríguez (Premio Nacional de Literatura), la popular cantante cubana Haydée Milanés, el ensayista Rafael Rojas y la artista de la plástica Sandra Ceballos, son algunas de las notables personalidades que suscriben este llamado.
Dean Luis Reyes escribió: "Hay que considerar que el suicidio de una persona que cree más deseable morir que seguir viviendo en tales circunstancias sería una tragedia sin regreso. Un desastre moral que nos va a acompañar para siempre a los que todavía creemos en el valor de la palabra como algo que existe más allá de un acto de fe. Si el mismo Estado que ejerce la violencia es incapaz de comprender que la lógica de dominación imperante en tiempos del caudillo se ha vuelto inviable, que nuevos actores sociales organizados van a poner en cuestión los presupuestos que dan por sentada esa dominación, pero ante ello no va a hacer más que reprimir, esto nos coloca ante una encrucijada".
Hermes Entensa (Sancti Spíritus, Cuba, miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba), destacado poeta y artista de la plástica, hizo un llamado con su sentimiento cristiano "a la inteligencia y la buena fe de los que tienen en sus manos la posibilidad de atenuar, de un modo u otro, los sucesos que pueden avecinarse en caso que un joven termine colapsando y llegue la muerte. Eso sería fatal para todos los cubanos". Y en su mensaje, recordó al apóstol de la independencia cubana, en alusión a una patria inclusiva donde tengan cabida todos los cubanos: "Martí nos dice que 'Patria es humanidad' y la patria contempla a cada uno de sus hijos con el mismo amor; quiero pensar en una patria así, como una madre comprensiva y carismática".
En muchas partes del mundo, la diáspora cubana se une para levantar la voz por la vida y la libertad de expresión dentro de Cuba. En España, cubanos de las más diversas profesiones y manifestaciones artísticas, como curadores de arte, escritores, músicos y periodistas, se han convocado cada día en jornadas de protesta en importantes plazas, además de entregar cartas a todos los grupos parlamentarios y otras instituciones. Entre ellos, el periodista Mario Reyes declaró:
"No se puede llevar comida a San Isidro, pero un degenerado con un cubo de botellas vacías y un martillo si puede llegar hasta la puerta de la casa y dar martillazos hasta romperla, herir a Luis Manuel Otero Alcantara y lanzar algunas botellas, todo eso delante de un operativo policial que horas antes agredió a una niña que no empieza el preescolar por llevar unos pomos de agua al lugar donde su padre y sus amigos permanecen encerrados. Qué vergüenza siento, qué rabia".
Francis Sánchez, poeta, periodista y editor radicado en Madrid, ha escrito:
"Si Luis Manuel Otero Alcántara se muere, la cultura cubana estará muerta y punto. Si eso se permite, si su alegría y libertad muere, si le dejamos morir, Cuba y sobre todo la cultura cubana no vale nada, no merecemos nada, seremos para siempre unos cobardes y un fracaso total".
Gracias a internet, la comunidad de personas de la cultura cubana, dentro y fuera de la isla, se sigue uniendo en torno a un clamor básico por el derecho a la vida y a la libertad de expresión.