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Rafael Vilches y Gabriel Pérez, dos escritores reprimidos por el régimen cubano

Multas, detenciones arbitrarias, amenazas a la familia: actos que el régimen cubano lleva a cabo sistemáticamente contra opositores y personas que manifiestan una actitud crítica contra la ideología y la política del establishment.

Rafael Vilches y Rafael Pérez
Los escritores cubanos Rafael Vilches y Gabriel Pérez | Imagen: Facebook

El mes de marzo en Cuba continúa bajo un estado policial contra activistas, artistas, escritores y periodistas independientes que en las últimas jornadas también se ha incrementado a las provincias del interior del país. Rafael Vilches, en Las Tunas, y Gabriel Pérez, en Holguín, son los escritores contra los que recientemente el régimen ha decidido ensañarse, con arrestos arbitrarios, interrogatorios y la prohibición de salir de sus casas.

El viernes pasado, 19 de marzo, Vilches fue detenido con violencia, junto al activista Adrián Góngora, mientras denunciaban en una directa de Facebook la aplicación injusta de una multa contra un vendedor de dulces en un mercado de la oriental provincia de Las Tunas.

"En el Parque de las Flores, un policía nos dio alcance y nos pidió el carné. Llegaron varios policías, unos uniformados y otros vestidos de civil, que le fueron arriba a Adrián con tremenda rabia para quitarle el teléfono. Lo tiraron al piso, lo golpearon, le retorcieron los brazos y, ya en pie, le pusieron una llave de estrangulación y lo esposaron. Luego, en el jeep 871, nos montaron esposados", contó el propio Vilches, un testimonio que puede ser visto en la directa de Góngora.

“Fui amenazado por el agente de la SE [Seguridad del Estado] que violentó a Adrián. Me pusieron una multa de 2.000 pesos que no firmé, y fui amenazado de que si no la pago en tres días voy preso para el Típico, o deportado para Holguín [donde reside el escritor junto a su esposa, la también escritora Ana Díaz y sus hijos].

“Según ellos, cada vez que me sorprendan fuera de mi casa seré multado con 2.000 pesos. Me confesaron que mi estancia allí no era casual, y me amenazaron con mis cuatro hijos. Uno de los represores sabía de mis libros, me habló de mi novela Sálvame si puedes y del Premio Reinaldo Arenas. Vaya, le vi la cara al ‘compañero que me atiende’ en la ciudad de Las Tunas. Me tuvieron detenido hasta las 4:00 p.m”, resumió el multipremiado escritor, autor de poemarios como El único hombre (Ed. Orto, 2005, Premio Manuel Navarro Luna en 2004), País de fondo (Ed. Orto, 2011, Premio Manuel Navarro Luna en 2010) y La luna entre nosotros (Premio de Poesía Dulce María Loynaz, en 2018), así como de las novelas Inquisición roja (Ilíada Ediciones, 2019) y Sálvame si puedes (Premio Reinaldo Arenas 2020).

Tras esos incidentes Vilches amaneció el sábado detenido en su propia vivienda, una práctica que el régimen cubano lleva a cabo sistemáticamente contra opositores y personas que manifiestan una actitud crítica contra la ideología y la política del establishment, y que viola los más elementales derechos reconocidos en la Constitución cubana. Algo que, de existir un mínimo de justicia en Cuba, bastaría para condenar a los promotores de tales medidas, atendiendo a lo estipulado en el Código Penal vigente:

"ARTÍCULO 279.1. —El que, sin tener facultades para ello y fuera de los casos y de las condiciones previstas en la ley, priva a otro de su libertad personal, incurre en sanción de privación de libertad de dos a cinco años.

"ARTÍCULO 286.1. — El que, sin razón legítima, ejerza violencia sobre otro o lo amenace para compelerlo a que en el instante haga lo que no quiera, sea justo o injusto, o a que tolere que otra persona lo haga, o para impedirle hacer lo que la ley no prohíbe, es sancionado con privación de libertad de seis meses a dos años, o multa de doscientas a quinientas cuotas.

"2. El que, por otros medios, impida a otro hacer lo que la ley no prohíbe o a ejercer sus derechos, es Sancionado con privación de libertad de tres meses a un año o multa de cien a trescientas cuotas."

Otro caso de estos desmanes de la dictadura cubana fue el arresto arbitrario del escritor Gabriel Pérez en Holguín, el pasado martes 16 de marzo.

"De regreso a casa, cruzaba hacia el Parque Simón Bolívar en nuestra Avenida de los Libertadores. El hombre sacó su carné y dijo que debía acompañarlo. Me quitaron el móvil. Me llevaron por la Carretera Central a las afueras de la ciudad. Dos, tres horas (no sabría precisar) de interrogatorio...", contó Gabriel en una reflexión en Facebook, habitual en este poeta que se empeña en denunciar la situación de crisis que atraviesa el país, a pesar de las consecuencias.

Gabriel, quien vive con su mamá, anciana y enferma, y que, como Vilches, en diversas ocasiones ha sido coaccionado a permanecer en su vivienda, incomoda particularmente al gobierno totalitario de la isla por sus publicaciones en redes sociales, de elevado contenido crítico con el sistema. Solo en el mes de marzo había firmado un "TELEGRAMA URGENTE AL SEÑOR DÍAZ-CANEL", en el que hacía uso de su característica inventiva para catalogar de "CRIMEN DE LESA INFANCIA" la utilización de menores en las campañas ideológicas promovidas por el régimen.

Autor del poemario Caída de las estatuas (Premio Adelaida de Mármol, 2013), periodista de opinión desde las páginas del medio independiente La Hora de Cuba y colaborador de Árbol invertido,  Pérez de Holguín, como le gusta llamarse, es uno de esos valientes intelectuales cubanos que defienden su libertad desde el interior del archipiélago, y por esa misma razón, un blanco para la represión que esgrime la dictadura contra todo el que amenaza su edificio ideológico, cada vez más en ruinas.

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El medio digital Árbol Invertido es un espacio para el ejercicio pleno de la libertad de expresión, con temas interrelacionados a partir de un lugar en el mundo llamado Cuba, los diferentes modos de hacer y entender la Cultura, y los Derechos Humanos.

Comentarios:


JOSE NTONIO (no verificado) | Lun, 26/09/2022 - 12:04

Tuve el placer de conocer a Gabriel Pérez y conversar con él en dos ocasiones en La Habana, una tras una misa en la Catedral, otra paseando por la calle. Me pareció entonces (han pasado veinte años o alguno más) un muchacho de interesante cultura y tal vez de un futuro literario prometedor. He seguido por Internet sus creaciones, también sus avatares personales por estar en el ojo del huracán de algunos indeseables e ignorantes represores. LO LAMENTO
Estoy convencido de que se trata de una persona inocente de maldades, amante de su País y de ciudad y de inquebrantable honradez, consecuencia de la posesión de unos valores personales que lo distinguirán como un buen ciudadano y una excelente persona.
Desconozco si llegará a leer esta reseña, pero si lo hace sabrá de mi recuerdo. Si no lo hace, por cualquier causa que se lo impida, otros podrán conocer mi opinión de admiración a una persona que es valiente, honrada y sincera.
Un abrazo muy merecido para Gabriel

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