Hoy no es un día cualquiera. Así es todos los días de San Isidro desde que Gastón murió un día como hoy de 1997. Es el Día de Gastón Baquero y es un día triste a pesar de que Madrid se llena de fiesta para celebrar a su santo patrono, agricultor como Gastón agrónomo. Gastón nos dejó a pesar de que no era el momento para hacerlo, ya que su sombra de árbol comenzaba a hacerse visible digamos que institucionalmente, aunque su poesía contaba con el reconocimiento y la influencia a buena parte de los poetas de la generación del 50 española a partir de la poesía que empezó a escribir en Madrid con Memorial de un testigo (1966). Además, los jóvenes poetas cubanos sin fronteras a los que dedica su libro Poemas invisibles (Verbum, 1991) empezaban a leerlo por primera vez.
Nada puede sustituir la ausencia de Gastón, eso me dijo en su casa Fina García Marruz una tarde en que junto a Cintio desplegaba un álbum lleno de recuerdos de Gastón. Aún este no había muerto y yo estaba allí por encargo suyo para recoger los poemas que Fina tenía en su poder y aparecerían primero en la edición de Alfredo Pérez Alencar de Poesía (1995) para la Fundación del Banco Santander y luego en la Poesía completa de Pío Serrano en Verbum, (1998). Nunca olvidé aquella frase en la que se refería a la ausencia forzosa del nombre de Gastón de las publicaciones cubanas de la Revolución y en las que solo se le aludía para denigrarlo por su presencia en las instituciones batistianas, no obstante la renuncia y crítica del poeta a los excesos del dictador y contra el golpe de estado.
"Fina, como Eliseo Diego, guardaba por Gastón un cariño especial y una admiración por su poesía que le había hecho guardar, igual que a una adolescente, todo lo que el poeta le había escrito y dedicado a lo largo de los años..."
Fina, como Eliseo Diego, guardaba por Gastón un cariño especial y una admiración por su poesía que le había hecho guardar, igual que a una adolescente, todo lo que el poeta le había escrito y dedicado a lo largo de los años hasta que se marchara en 1959. Postales, notas, poemas de ocasión escritos para celebrarla en cumpleaños y por otros motivos se desplegaron ante mis ojos, acompañando el gesto con palabras emocionadas que nunca había oído por otro poeta. Entonces no podía haber comprendido que la alusión a la ausencia de Gastón del mundo perdido en Cuba, tendría para mí más tarde un significado tan especial, que me haría recordar aquella tarde en la que Fina, Cintio y yo nos volvíamos a encontrar para recordar a Gastón que vivía en el exilio, aunque estaba muerto dentro de la Isla.
Nada puede sustituir la ausencia de Gastón en aquellos a los que le unió su presencia. Hoy día de celebración en Madrid es un día de duelo que empezó aquella tarde de un jueves en que llovían lágrimas por la muerte de un poeta y pensador excepcional, tal y como pronosticó uno de sus poetas más admirados, que vivió en otra época en la misma calle donde viviría gran parte de su exilio antes de ir a la residencia de ancianos que lleva su nombre. Sea cuál sea el día de la semana en que caiga el 15 de mayo, siempre será jueves y con aguacero como quería morir Vallejo y se nos fue Gastón.
No sé dónde podría estar Gastón ahora, a pesar de la profundidad con la que relacionada el mundo terrenal de las emociones y los sentimientos con el de su religiosidad en su primera poesía originista, como le gustaba decir con admiración al Padre Gaztelu cuando Gastón se levantaba un momento de la mesa en las veces que se encontraron en su última casa, o como le elogiara Francisco Ichaso en su larga crítica a Diez poetas cubanos, de Cintio Vitier que este último no pudo perdonar, "algunos de cuyos poemas constituyen lo más antológico de esta selección", en La palabra y la memoria, de Francisco Ichaso (Los libros de las cuatro estaciones, 2021), Selección y Prólogo de Carlos Espinosa.
"...sin importar cómo unos y otros lean a Gastón o lo que digan de su extensa obra poética, ensayística y periodística, igual que la piedra filosofal convertía los metales en oro, ya el poeta se ha transustanciado como lo hacen el pan y el vino en la carne y la sangre de Cristo..."
Pero sí estoy seguro que sin importar cómo unos y otros lean a Gastón o lo que digan de su extensa obra poética, ensayística y periodística, igual que la piedra filosofal convertía los metales en oro, ya el poeta se ha transustanciado como lo hacen el pan y el vino en la carne y la sangre de Cristo, el niño inocente en pez, tigre, leopardo, ceiba o en caballo lleno de flores que como un jardín recorre al galope una isla invisible. Ese es el fin de la nueva antología que preparo para el otoño en la editorial Betania, que Gastón siga galopando el lugar donde siempre estuvo.
Publicado originalmente en el Blog de León de la Hoz.